Prueba: Zotye Z200 Confortable 1.3 (Parte 1)

martes, 2 de octubre de 2012



Probamos al Zotye Z200 con el motor 1.3 de origen Mitsubishi de 92 cv.
Tras su presentación en el Montevideo Motor Show, por primera vez nos subimos a un producto de Zotye, en este caso el Z200, un hatchback de segmento B que parte de la primera generación del Fiat Palio, con algunos cambios estéticos y mecánicos. La primera parte de la prueba, a continuación.

Antes de arrancar con el Z200, hay que saber qué es Zotye, ya que no es de las marcas más conocidas del mercado. Es una empresa relativamente nueva, por lo que su historia es cortita como proverbio chino. Nació en 2005 como fabricante, en tanto que unos años antes era un proveedor de autopartes.

Su primer modelo fue el Nomad, hoy Hunter, basado en el Dahihatsu Terios, y posteriormente, en el año 2008 comenzó su historia con Fiat. El primer modelo fue el M300, una versión licenciada por la marca italiana del Multipla, y más adelante, habiendo comprado incluso las prensas, presentó en China a este Z200 basado en el Palio de primera generación, que al igual que el MPV, cuenta con el permiso de Fiat para ser fabricado en la tierra de Mao.

Tres años después, en el marco del Montevideo Motor Show, Zotye presentó en nuestro país al Z200 en dos versiones, y hoy en Autoblog conoceremos a su variante más accesible, denominada Confortable con el motor 1.3 VVT-i de 92 cv a un precio de U$S 17.490, bajo el nuevo IMESI, y con una garantía de tres años o 60.000 km.

EXTERIOR

En un mercado en donde tenemos varios sub-segmentos dentro del B, este Z200 llega para meterse en los compactos chicos tradicionales, es decir, por debajo de los cuatro metros de largo. Mide 3,826 m de largo, 1,640 m de ancho, 1,446 m de alto y tiene una distancia entre ejes de 2,385 metros.

Si lo comparamos con la cinta métrica en mano, el Palio de primera generación del que deriva este Zotye es, idéntico a lo largo -3,827 m-, un poco más angosto -1,634 m- y apenas más bajo -1,444 m-, en tanto que lleva 12 mm menos de entre ejes, con 2,373 m.


Cuenta con un diseño correcto. No es novedoso, pero tampoco anticuado, más si consideramos que ese lateral de Palio, lo tuvimos hasta relativamente poco tiempo. Al frente cuenta con un estilo personal, compuesto por una parrilla con un bisel cromado que se ve coronado al centro con la "Z" de Zotye, no la del Zorro. Los faros son simples, y en la parte baja del paragolpes, a los extremos están los antinieblas.

Lateralmente es un Palio 178 con todas las letras. Sin embargo, los diseñadores de la marca "de la Z" le añadieron algunos ítems especiales, como los tiradores de puerta, las llantas de aleación de diez radios de un diseño elegante, y los enormes retrovisores con luz de giro integrada. Este quizás sea el único punto discutible del exterior, ya que su diseño cuadrado y tamaño generan mucho ruido a viento en ruta.

Ya que hablaba de las llantas, son de aleación de 14 pulgadas y van sobre neumáticos marca Kenda Radial, modelo Komet Plus KM23 en medida 185/65 R14. Son cubiertas blandas, con un perfil generoso que agradecemos para circular en ciudad, pero que asociados a una suspensión blanda, hacen que se incline la carrocería en lo veloz.


El remate trasero del Z200 es un poco "más Palio" que el frontal, pero aún así, consigue en rasgos generales un diseño más atractivo -esto es personal- en comparación con el primer Palio. Los faros son similares en forma, mas no en su interior, y en el paragolpes cuenta con la luz de retroceso y el antinieblas trasero, algo que ni siquiera el último Palio ofrece. Posee además de sensor de estacionamiento posterior, con alerta sonora.

INTERIOR

Como es de esperarse en un auto de esta franja de precios, la posición de manejo no ofrece muchas variantes. El volante lo hace en altura, con poco recorrido, en tanto que la butaca se deja correr hacia adelante o atrás, de manera generosa, así como también se puede modificar el respaldo.

Si bien ofrece regulación en altura para el conductor, solo eleva la base trasera del asiento, dejando los muslos colgados. Si es alto, con esta posición de manejo, las rodillas golpearán contra la columna de dirección al apretar el freno, por ejemplo. Consejo: hay que alejar lo más posible la butaca del volante y acostumbrarse. Para gente por debajo del metro ochenta, no habrá tantos líos, aunque la altura del asiento sí será un problema, ya que no deja subir tanto.

Ya que hablo de las butacas, son más bien blandas, con un asiento con poco espesor, en tanto que la sujeción lumbar es correcta, y la de las piernas es insuficiente. No son asientos cómodos, y después de unas horas, cansan sobre todo en la zona baja de la espalda y los muslos.


La pedalera está bien distribuída, permitiendo trabajar con los pies cómodamente. Noté algo blando tanto el embrague como el acelerador, siendo el primero demasiado esponjoso, con un recorrido largo y un acople más bien alto. El freno cuenta con buen tacto, dejando dosificar bien la fuerza para detenerse.

El habitáculo recibe con un diseño inédito y agradable, sin una sola reminiscencia a Fiat. El instrumental ofrece dos elementos de aguja, tacómetro y velocímetro, mientras que en el centro, tanto la temperatura de agua y cantidad de combustible van en formato digital, al lado de la simple computadora de abordo, que marca cuatro cosas, odómetro total, cuánto falta para el próximo service, el consumo promedio y el instantáneo. La lectura de dicha información es algo compleja por el pequeño display en donde van tantos datos al mismo tiempo.

El Z200 cuenta con un sistema de encendido sin llave. O al menos eso parece, y por eso le dedicaré un párrafo entero al mismo. Una vez adentro, hay que introducir la llave en una cuna y girar un tambor de plástico para poner en marcha el motor. Si la llave está en cualquier parte del auto, menos en esa cuna, no arranca. Entonces, ¿es o no un sistema de arranque sin llave? La respuesta es no, porque si bien no usa la llave en sí, prescinde de ella para funcionar.


Otra curiosidad de este sistema, es que si al cerrar el auto no se bloquea la columna de dirección, sonará siete -sí, siete- veces la bocina, acompañando con las balizas, y ojalá no les suceda esto mientras su familia duerme, como me pasó a mí. Para bloquear el volante, antes de bajarse hay que presionar el tambor plástico de encendido. Y otra cosa más de los sistemas de apertura y cierre, como "medida de seguridad", o al menos eso nos han dicho, cada vez que se abra o cierre una puerta, destellarán las balizas.

El equipo de audio es correcto en su funcionamiento y de fácil operación, con teclas y un display grandes. Suena bien, pero satura demasiado con el volumen alto y le cuesta sintonizar correctamente varias emisoras, tanto AM como FM. Tiene lector de CD y conexión auxiliar mini-USB, además de comandos al volante.

Por debajo está el equipo de aire acondicionado, que como todo auto de procedencia china, enfría mucho y rápido, a nivel cámara frigorífica, ideal para el verano. Sus comandos son grandes, pero llama la atención que las perillas no tengan tope, no permitiendo saber si se alcanzó el máximo o el mínimo. Para ello habrá que ver qué se reguló en la pantalla de la radio, ya que ahí se visualizan las funciones del aire.


Si bien aplaudimos que cuente con un diseño moderno en el habitáculo, su calidad de materiales y ensamblaje no es tan correcto. Encontramos malos encastres en la visera del instrumental, los paneles de puerta, la pequeña consola portaobjetos que lleva entre las butacas y la bandeja de la luneta, que saltaba al ritmo de los pozos montevideanos.

La plataforma del Z200 data de los años noventa, y eso implica que las plazas traseras no sean tan amplias como puede llegar ser hoy un modelo de segmento B de esta época. De todas formas dos adultos irán bien, con buen espacio para las piernas y a lo ancho, pero incluso personas de 1,70 m ya tocarán el techo con la cabeza, por lo que se puede decir que en líneas generales, el espacio es justo.

Curiosamente, el asiento trasero es más firme que las butacas delanteras y cansa mucho menos. Un punto destacado de las plazas traseras, es que cuentan con una salida de aire acondicionado, en tanto que otro no tan brillante es el cinturón central de dos puntas, y los dos apoyacabezas, pero eso ya es algo común tanto para este Z200 como para sus rivales directos.


El baúl ofrece 375 litros, siendo el más amplio del segmento, e incluso mayor que muchos segmento B "modernos". Los que precisen aún más capacidad de carga, permite rebatir el respaldo trasero, pero de forma enteriza.

De todas formas ese no es el inconveniente más grave, sino que el baúl solo se puede abrir desde el comando interno, al lado de la butaca, careciendo de un comando de apertura en la llave, o incluso de un sencillo y económico botón externo en el propio portón. Bastante incómodo los días de lluvia, doy fe de eso. Por debajo de una simple alfombra, están las herramientas y el auxilio, que si bien monta una llanta de acero, cumple con su función al ser un 185/65 R14, es decir, misma medida que las titulares.

MOTOR

El Z200 llega a nuestro mercado con dos impulsores, ambos de origen Mitsubishi, fabricados en China, con licencia de la marca nipona. Uno es un 1.5 16v y distribución variable VVT-i asociado a una caja automática de cuatro velocidades de origen Hyundai.


En tanto que la otra mecánica es la que nos preocupa en esta nota. El Mitsubishi 4A90M, cuenta con 1.299 cc de cilindrada, doble árbol de levas a la cabeza, también con distribución variable VVT-i, y 92 cv de potencia a 6.000 rpm, y un torque máximo de 126 Nm a 4.000 vueltas. Fábrica declara solo la velocidad final, en 160 km/h, y el consumo promedio, que es de 6,3 l/100 km, con un depósito de 50 litros.

Este propulsor, que va asociado a una caja manual de quinta, se presentó correcto para el funcionamiento en ciudad, siendo ágil para las salidas en los semáforos, gracias a las relaciones cortas de caja, pero algo perezoso al circular en el bajo régimen, y recién percibiendo una respuesta contundente por encima de las 4.500 vueltas, lo que se conoce en la jerga como un "motor vueltero".

En ruta, gracias al bajo peso de 1.095 kg en orden de marcha, y trabajando a altos regímenes, es decir, más allá de las 4.000 rpm, el 1.3 se manifiesta más ágil, colándose mucho ruido de motor al habitáculo, pero percibiendo una mejor respuesta a las demandas del pie derecho.

Galería: Zotye Z200 Confortable 1.3
Prueba: Zotye Z200 Confortable 1.3 (Parte 2)