Tras su presentación a comienzos de 2020, probamos al crossover compacto de Mazda, el CX-30. |
Una de las pruebas más pedidas de todo el 2020 se pudo concretar en 2021. Durante cinco días y algo más de 1.200 kilómetros, evaluamos al Mazda CX-30, el primer crossover compacto de la marca japonesa que llega importado desde México en cuatro versiones. Pero antes del análisis, una reflexión y adelanto.
Hace algunas semanas atrás, mientras pasaba unas mini-vacaciones en el Este con uno de mis hermanos de la vida, reflexionamos sobre la idea de las marcas de autos de que estén todo el tiempo remarcando que sus productos son "premium". Ambos llegamos a la conclusión de que al igual que pasa con la gente, una vez que tiene que estar constantemente recordando y aseverando que es algo, es porque en realidad no lo es. Todos conocemos a esa persona segura de sí misma y que lo hace de callado. Mientras que las inseguras le tienen que decir todo el tiempo a su entorno que en realidad confían en sí mismas, ya sea en charlas o mostrándolo todo el tiempo con stories y posteos en redes sociales. Conozco varias y es triste.
Con los productos de consumo pasa lo mismo. Decir que tus autos son "premium" no los hace serlo. Es más, solo se apoyan en esa idea porque en el concepto no lo son. Porsche, Mercedes-Benz, Audi, BMW, Jaguar, Land Rover, Volvo, Lexus o todas las marcas exclusivas que se te ocurran no tienen que estar recordándole a su clientela que son eso. Ya lo son por lo que venden. Luego podremos ir "separando cabellos" y evaluando si algunos modelos que ellas comercializan son o no "premium" por su calidad de fabricación y materiales, su posicionamiento de precios y otros factores. Pero las marcas lo son, sin dudas.
Otros fabricantes prefieren caminar en un limbo de posicionamiento de precios accesibles, si quieren, pero con productos que por calidad, ingeniería y tecnología, se podrían sentar sin problemas en la misma mesa que todas esas firmas que mencioné más arriba. Pero no tienen ese pedigree de ser más exclusivos que otros logos que lucen en sus parrillas. A algunos ni siquiera les interesa que su prójimo vea que "les va bien" económicamente, entonces optan por firmas de un perfil más bajo, pero sin querer perder la calidad que pagó extra su vecino. Aunque ambos vivan en un barrio privado con casas que valen 5 millones de dólares. Son esos que compran autos de seis cifras en blanco, gris o negro para "pasar desapercibido".
¿A dónde quiero llegar con esto? En que hay marcas que tal vez sean más "premium" de lo que aparentan o dicen serlo, pero que tampoco están todo el tiempo apuntando a querer llegar a tener ese estatus, porque no les interesa esa "fama". El ejemplo se me reduce a dos opciones: Subaru y Mazda. Ambas son japonesas y tienen volúmenes más acotados que Nissan o Toyota, que son los dos gigantes de la industria nipona desde hace décadas. Casi como Godzilla y Mazinger Z. Las otras dos, ubicadas en Tokio e Hiroshima respectivamente, son firmas pequeñas e independientes. No son "dueñas" tampoco de otras compañías automotrices, como sí pasa con sus vecinas. Son como Godzuki y Mothra. Ponele.
Pese a esto, que sean más pequeñas en comparación, las hace ser también más exclusivas en algunos mercados. Como el nuestro, por ejemplo. Hoy los precios de ambas marcas a nivel local son similares a los que manejan fabricantes "premium". Y sus productos están a la par de aquellos en términos de calidad de interiores, tecnologías aplicadas e ingeniería. E incluso, me atrevo a decir, que a veces incluso se pueden llegar a poner por encima de las marcas ya establecidas como tales. Lo dije en su momento cuando evalué al Subaru XV (ver prueba), pero también a los Mazda3 (ver prueba) o CX-5 (ver prueba). Son firmas que parecen más manejadas por ingenieros que por yuppies de marketing.
Hoy quiero en especial centrarme en Mazda. Son una firma que ha venido haciendo las cosas distintas al resto en los últimos años, en especial desde que se soltaron el yugo que era estar bajo el control de Ford Motor Company. Aunque años antes, ya venían haciéndolo con obras maestras de la ingeniería como los motores rotativos Wankel o la creación del biplaza de tracción trasera más popular del planeta: el MX-5. Ahora su interés está volcado a los crossovers y SUVs, incursionando en la electrificación total de forma paulatina, pero apostando aún por las tecnologías en motores a combustión como las SKYACTIV-G y SKYACTIV-X. ¿Esto la hace ser "premium"? No. Ni cerca. Pero sin dudas es una marca interesante.
Hoy su oferta a nivel mundial se sostiene sobre productos como CX-5, CX-3, pero por sobre todo, en CX-30 (ver lanzamiento), que fue la última incorporación a la gama de SUVs y crossovers de Mazda a nivel global, hace ya un año y medio atrás. A Uruguay llegó para cubrir el hueco que dejaron los Mazda3 en términos de gama, pero no los reemplaza por completo. Si bien utiliza la base de aquel, lo hace con una carrocería con estética crossover, más acorde a los tiempos de demanda del mercado mundial. Y les está yendo muy bien al respecto con esa estrategia, sobre todo en Europa, Asia y Norteamérica.
Este CX-30 combina precios dignos de un SUV o crossover generalista, pero manteniendo una calidad de interiores y tecnologías que se pueden ver en los modelos más grandes de la marca, como son CX-5 o CX-9 incluso. Así como también por estos factores, se podría incluso pararlo frente a un Mercedes-Benz GLA (ver prueba), Audi Q3 (ver prueba), Volvo XC40 (ver prueba) o BMW X1 (ver prueba) y les aseguro de antemano que no pasaría ninguna vergüenza con aquellos. Pero para poder asegurarles esto con eso que los discutidores llamamos "argumentos", van a tener que esperar a leer todo el análisis en unos días más.