Probamos al Audi e-tron: una jaula de Faraday premium

martes, 29 de marzo de 2022



Evaluamos al primer SUV 100% eléctrico de la historia de Audi, el e-tron.

Durante una semana y algo más de 1.000 kilómetros, evaluamos al primer Audi eléctrico de producción, el e-tron. Este SUV mediano llega importado desde Bélgica en dos versiones, y en Autoblog pudimos probarlo en la más potente y equipada de ellas, la 55 quattro. Pero antes del análisis, un adelanto del test.
Antes de hablar del Audi e-tron (ver lanzamiento) que estuve probando hace unos días, vamos a ponernos de nuevo la vestimenta del liceo y repasar algunos conceptos que tuvimos algunos en 5° año. Siempre que hayan decidido cometer el error de este redactor de hacer una orientación científica para luego dedicarse a esto de las letras. La jaula de Faraday es el efecto por el cual un campo electromagnético en el interior de un conductor en equilibrio es nulo, anulando el efecto de los campos externos.

Esto se debe a que, cuando el conductor está sujeto a un campo electromagnético externo, se polariza, de esta manera queda cargado positivamente en la dirección en que va el campo electromagnético, y cargado negativamente en el sentido contrario. Puesto que el conductor se ha polarizado, este genera un campo eléctrico igual en magnitud, pero opuesto en sentido al campo electromagnético, luego la suma de ambos campos dentro del conductor será igual a 0, por ende, nulo. No hay electromagnetismo dentro de la "jaula". Es decir, no hay nada que perturbe al objeto o ser viviente que esté debajo del espacio eléctrico.


Este fenómeno descubierto por el científico Michael Faraday en 1836, tiene una aplicación más que relevante en aviones o en la protección de equipos electrónicos delicados, tales como discos duros o repetidores de radio y televisión situados en cumbres de montañas y expuestos a las perturbaciones electromagnéticas causadas por las tormentas. En tiempos de automóviles eléctricos saliendo cada dos minutos, charlar sobre electricidad y sus características aplicadas es poco común más allá de la ya aburrida conversación de la autonomía que tienen estos vehículos o la durabilidad de las baterías. Aburren, cansan.

Por eso para conversar sobre el primer Audi eléctrico que me tocó probar, me pareció interesante el paralelismo con este fenómeno electromagnético y un producto como el e-tron. ¿Se los puede emparentar? Sí, claro. La experiencia de conducción de un vehículo eléctrico premium se acerca mucho al concepto de la jaula de Faraday si nos ponemos a pensarlo un poco en detalle: el conductor está sujeto a los efectos de un campo externo, como puede ser el tránsito, y el automóvil hace todo lo posible para que la suma de efectos exteriores a los que es sometido, sea inexistente. Por ende, lograr que su usuario se vea lo menos afectado posible por ellos, pero también aprovechando su energía para moverse de un punto a otro.


¿Fui un poco rebuscado? Sí, pero suelo serlo por naturaleza, ya me conocen. Es que el e-tron es uno de los automóviles eléctricos más avanzados que tenemos en el mercado local hasta el momento. Por varios motivos. En 2018, cuando se presentó este SUV, supo ser el primer automóvil en el mercado que podía recargarse con hasta 150 kW. Pero también se convirtió en el primer Audi en utilizar esta tecnología de propulsión, siendo la punta de lanza de una nueva generación de productos premium que ya estamos viendo reflejada en modelos como los RS e-tron GT (ver lanzamiento) así como en el Q4 e-tron (ver nota).

En todos los casos, lo hacen siguiendo el mismo principio de Faraday: aprovechar la electricidad para moverse, mientras consigue buscar de forma constante la capacidad de aislarse de factores externos dentro del habitáculo. Sin embargo, este SUV de Audi no solo logra imperturbar a su conductor a través de su mudo conjunto mecánico. Sino que al acallarlo, también tuvo que recurrir a muchas (muchísimas, diría) soluciones de tecnología aplicada para aislarnos del mundo exterior y sus sonidos molestos, que antes solían ser tapados por el sonido de una mecánica a combustión.


Por ejemplo, la firma Bridgestone desarrolló unos neumáticos especiales para este modelo. Además de tener un motor silencioso, incorporaron en la carrocería un sistema de insonorización con ventanas de doble capa y juntas especiales para permitir a los conductores “escuchar” el silencio del motor. Bridgestone patentó una tecnología llamada B-Silent como forma adicional de minimizar el ruido en el vehículo. Los espacios huecos del interior de los neumáticos se rellenan, reduciendo así el eco, mientras que los flancos y la estructura del neumático se refuerzan para minimizar la vibración y la reverberación del movimiento de los neumáticos en la carretera.

A su vez, la suspensión neumática adaptativa (que es de serie), a velocidades superiores a 120 km/h, baja la carrocería hasta en 26 mm respecto a la posición normal, reduciendo así la resistencia eólica. La parte inferior del SUV completamente eléctrico está completamente carenada. Los puntos en los que esta placa se fija al chasis mediante tornillos presentan unas cavidades similares a los huecos de una pelota de golf, que hacen que el flujo de aire sea mejor que en una superficie completamente plana. Todo para generar menos resistencia al viento y menor ruido aerodinámico. Como verán, es un muestrario de aislamiento del exterior. Casi como una jaula de Faraday, pero muy premium. El test del Audi e-tron, próximamente.