Probamos al BMW X2: el precio de ser diferente

martes, 14 de agosto de 2018



Probamos al BMW X2, el derivado con impronta deportiva del exitoso X1. Y será la próxima evaluación que podrán leer.
Uno de los últimos lanzamientos de BMW a nivel mundial ya se puso a la venta en Uruguay a comienzos de este año y ahora llegó el turno de evaluarlo. Probamos durante cuatro días y por más de 850 kilómetros al X2. Pero antes de su análisis a fondo, el clásico adelanto de prueba.

No estoy contando nada nuevo cuando digo que los SUVs han tomado por asalto el mundo del automóvil. Si algo no se parece apenas a un sport utility, es posible que sus ventas se vean condenadas al fracaso o que para la gran mayoría del público, se trate de un modelo poco atractivo. Hay marcas con más de uno en su gama, y otras que sin ir más lejos, no tienen otros modelos que no sean SUVs en su oferta.

BMW ha creado toda una división de productos bajo la letra "X" que en sus comienzos iba desde el X1 (ver prueba), pasando por el X3 (ver prueba), seguido por el X5 (ver nota). Pero desde que surgió la moda de los "SUVs con silueta de coupé", esta familia creció con los X4 (ver lanzamiento) y X6 (ver lanzamiento).


Pero la marca alemana no los llama SUVs como el resto de los mortales. Para ellos, un SUV es un SAV o "Sports Activity Vehicle", mientras que los derivados más deportivos como los X4 o X6, se denominan "SAC", por "Sports Activity Coupé". Y ahora ese grupo de modelos tiene un nuevo integrante, el X2 (ver lanzamiento).

A diferencia de los X4 o X6, el X2 no tiene una silueta que intenta parecerse a la de una coupé. Tampoco presenta un diseño similar al de sus hermanos. No se parece a ningún otro BMW incluso. No se respetan las proporciones del X1, ni de los X3 o X5. El X2 es diferente a todo lo que la marca tiene en su gama y fue el primer modelo en inaugurar el nuevo lenguaje de diseño que tendrán todos los productos de la casa bávara de ahora en adelante.


El F39 (así es el código interno) llegó a Uruguay en febrero importado desde Regensburg, Alemania en dos versiones, Urban y M Sport X, ambas equipadas con el conocido motor 2.0 cuatro cilindros con turbo capaz de producir 192 cv de potencia. Va asociado a una nueva transmisión automática secuencial Steptronic Sport de de siete relaciones y doble embrague.

Si bien es un derivado del X1, su planteamiento es diferente. Apela a un cliente más deportivo y joven, menos familiar, digamos. La posición de manejo pretende ser más baja que la de su hermano, pero a su vez más elevada que la de un Serie 1. No llega a ser un hatchback con suspensión elevada, aunque tampoco es un SUV puro y duro como pueden ser los X3 o X5, e incluso el X1.


Esta receta de estar a medio camino entre una berlina y un SUV en muchos lugares se llama crossover. Pero BMW se niega a acuñar ese término también. De ahí que lo clasifique como un "SAC". Y esto también en varias marcas, no solo en la "Bayerische Motoren Werke", este tipo de productos tienen un sobreprecio bastante considerable por encima de los modelos de los que derivan. Aunque suene feo decirlo, es así. Pero también es un círculo vicioso: el cliente está dispuesto a pagar extra por ser diferente y las marcas así lo entienden.

Por eso un X2 hoy en Uruguay parte de U$S 69.900, mientras que el X1 equivalente cuesta unos U$S 4.000 menos aunque tenga más espacio de baúl (+35 litros) y un habitáculo apenas más espacioso al tener un techo que es 86 más alto que en el X2. Y en el caso de la versión probada, que es la M Sport X 2.0 T DKG Steptronic, hay una brecha de U$S 9.000. ¿Se justifica esta diferencia por ser diferente? Lo sabrán en unos días cuando puedan leer la evaluación completa.