Probamos al Chevrolet Cobalt: queda todo en familia

viernes, 5 de abril de 2013



El Cobalt es la nueva oferta de Chevrolet en el mercado de los sedanes chicos.
Antes que cualquier otro medio local, pudimos manejar al Chevrolet Cobalt. Basado en la plataforma global compartida con los Sonic y Spin, este sedán viene a competir en uno de los segmentos más disputados de este año, el de los sedanes de segmento B que también es el preferido por muchas familias uruguayas.

La fórmula del sedán favorito de la familia uruguaya promedio es muy sencilla: baúl grande, motor conocido, buen valor de reventa y si se puede, que sea económico de mantener. Bajo esta premisa, modelos como los Versa, Gol Sedán, Symbol, Siena o Aveo, se ganaron un lugar en los garages de muchas familias de nuestro país.

Conociendo esas necesidades, es que Chevrolet jugó hace tiempo todas sus fichas a esta porción del mercado, ofreciendo más sedanes chicos que nadie: Classic, Aveo, Sonic, y ahora Cobalt. ¿Cuál es la estrategia dirán algunos? Muy sencillo, en lugar de tener un solo modelo y varias versiones, como lo hacen otras marcas, en Chevrolet tienen cuatro modelos diferentes y adentro de cada uno, dos o tres niveles de equipamiento.


En el extremo más accesible del abanico de sedanes chicos de GM no hay dramas, el que busca un auto económico y archiprobado, opta por el Classic, y el que quiere algo un poquito más grande, se va con el Aveo G3. Simple. ¿Pero qué pasa con los Cobalt y Sonic, que apuntan a un público que busca espacio, además que ambos comparten la plataforma? Veamos.

Si comparamos al Cobalt en dimensiones y capacidades con el Sonic tricuerpo, el nuevo integrante es 80 mm más largo, tiene el mismo ancho, y es 0,3 mm más bajo, mientras que la distancia entre ejes es más generosa que en el sedán coreano, contando con 95 mm extra. En baúles, el Cobalt tiene la mayor capacidad: 563 versus 502 litros del Sonic. Y es más, es la mayor de todo el segmento, e incluso más que varios modelos de segmentos superiores.


En precios, a diferencia de las carrocerías, hay distancia, en forma de unos cuantos billetes verdes. La gama del Cobalt se mueve entre los 22.990 y 26.990 dólares, mientras el Sonic Sedán se ubica entre los 27.090 y 31.590 dólares. Esto se explica fácilmente viendo los orígenes de cada uno. Mientras el Sonic llega desde Corea del Sur, el Cobalt hace lo propio desde Brasil. El 23% de impuestos por venir de extrazona se hace sentir en el Sonic.

Mecánicamente caminan por senderos paralelos. Mientras el Cobalt se vale de un 1.8 ocho válvulas de 106 cv, el Sonic lleva un 1.6 16v doble árbol de levas a la cabeza con apertura variable y 115 cv de potencia. Y en equipamiento, la mayor diferencia está a nivel de seguridad: el Sonic parte de un nivel LT con cuatro airbags -con dos más en el LTZ-, ISOFIX, y frenos ABS+EBD, mientras que el Cobalt tiene dos airbags y ABS+EBD para toda su gama.



La conclusión es sencilla desde los papeles: el Sonic es un auto más moderno mecánicamente hablando, tiene más seguridad disponible, pero también es más caro, mientras que el Cobalt tiene una mecánica más veterana, cuenta con el baúl más generoso y es unos U$S 4.000 más accesible que su hermano coreano. En garantía están iguales, con 3 años o 100.000 km ambos. 

No estoy volcándome a favor de ninguno, ya que ambos tienen sus luces y sombras, pero es interesante analizar como desde lejos son productos de una misma marca son muy semejantes en los papeles, aunque mirándolos de cerca terminan siendo bastante distintos. Ante los rivales externos, cualquier diferencia entre hermanos, queda en familia y para Chevrolet, eso es lo único que importa. En unos días, la prueba completa del nuevo integrante del clan.