Cerrado el ciclo de evaluaciones de verano, Autoblog inicia la temporada 2024 de pruebas con un producto bastante especial. Se trata de la tercera generación del MINI Cabrio. Previo al test, un análisis del primer cabrio probado en el sitio y a su vez, uno de los “más accesibles” de este tipo en el mercado.
Los cabriolets, cabrio o descapotables -en mi caso prefiero llamarlos por lo segundo- son una raza de vehículos aparte. Son la expresión máxima de capricho petrolhead, porque carecen de toda lógica de ser y están creados con un solo objetivo en mente: ser disfrutados al máximo. Se trata de productos que están llenos de compromisos, que a su vez, son los que los hacen ser tan encantadores y simpáticos de utilizar. Pero como dice un amigo colega, “los cabrio no están para ser debatidos, están para ser disfrutados”.
Por eso hay que tener muy claro que no todo el mundo puede o sería capaz de vivir con uno. En lo personal, tuve la chance de utilizar muy pocos a lo largo de mis años de trabajo en este rubro. Tan reducida es su cantidad, que incluso puedo enumerarla porque se reduce a dos: Mercedes-Benz SL 380 R107 (ver crónica) de acompañante y un MINI Cooper D Cabrio de conductor, en unas breves vacaciones por la costa de Portugal en 2019. Y este último caso tiene una historia algo curiosa.
En ese viaje, en realidad había alquilado un BMW i3. Pero al llegar al mostrador, me dijeron que no les quedaba ninguno disponible, así que me ofrecían dos ofertas más por el mismo precio: un Mercedes-Benz C 220 CDI Estate con caja manual o un Renault Kadjar 1.5 dCi, también manual. Los rechacé a ambos. Lo que seguía en la oferta era pagar -agárrense- 300 euros más por día y llevarse el MINI Cooper D Cabrio, con un 1.5 litros turbodiesel, con 116 cv, pero 270 Nm de torque. Además era de color “British Racing Green II” con la “Union Jack Flag” sobre el techo. Era caro, pero perfecto. La herramienta clave para recorrer la costas lusitana de Lisboa, Cascais, Sintra, Estoril y Cabo da Roca. Las fotos, al final.
En ese viaje pasaron tres cosas que me marcaron. La primera es que jamás volvería a alquilar con una rentadora al momento de irme de viaje porque existen mejores formas de ser robado, así que comencé a utilizar la plataforma Turo. La segunda es que en cualquier momento, compro un cabrio como daily. Y la tercera es que durante los tres días que recorrí Portugal, a ese MINI decidí jamás dejarle el techo puesto mientras estuvo en movimiento solo para jugar con un ítem. El F57, es decir, la tercera generación de ese producto, tenía previo a sus respectivas actualizaciones algo llamado “Openometer”, que era un reloj analógico que llevaba registro de tus horas sin el techo, con un indicador junto al tacómetro. Hoy esa función se llama “Always Open Timer” y va escondido en el sistema multimedia. Y es un gadget genial.
El “Always Open Timer” se basa en la piedra angular de la naturaleza de los los cabrio: se los usa siempre, y digo siempre, sin el techo. Con dos excepciones: caída de lluvia y/o granizo. Sí, incluso bajo el más abrasador castigo del sol, el techo siempre va guardado. Para algo se inventaron los protectores solares, los anteojos polarizados y las gorras. ¿Frío? Para algo se inventaron las bufandas, camperas, gorros de lana y los guantes gruesos. ¿Viento? Subís las ventanillas y pones el deflector. Reitero lo que mencioné al inicio: “los cabrio no están para ser debatidos, están para ser disfrutados”. Todo el tiempo. Un cabrio es como el helado: se disfruta todo el año, pero más aún cuando las temperaturas bajan. ¿O vas a tomar helado al rayo del sol? Se te va a derretir. Lo mismo pasará con tu epidermis en un cabrio.
Por eso en un ejercicio poco original, dado que del MINI Cooper S Cabrio (ver lanzamiento) hablaré bastante en la prueba, les voy a dejar algo similar a lo que mi hermano y colega de Motor1 Argentina hizo hace años y con lo que viene evangelizando cada prueba de un cabrio. Se trata de una especie de decálogo -o normas de etiqueta, digamos- para utilizar un cabrio y disfrutar de forma responsable de todas sus bondades (ver guía guía completa para disfrutar un descapotable todo el año). Pero hoy confeccionaré el de Autoblog.
Las instrucciones para conducir sin techo
- La época ideal para usar un cabrio son las estaciones menos extremas. Es decir, otoño y primavera. El verano te obliga a ir protegido del calor y el invierno, del frío. Sugerencia personal: viajar sin el techo todo el año, sí. Pero sobre todo en las noches de otoño, verano y primavera. Tienen un encanto extra.
- Si tu cabrio cuenta con asientos/volante calefaccionados o ventilados, mejor. Usalos alternados según la estación del año, siguiendo la lógica de la temperatura exterior, claro está. No sea cosa de terminar quemado o congelado por tus propios asientos en partes donde los rayos solares o el viento helado no llegan a pegarte.
- Te sorprendería saber lo mucho que protege del viento viajar con las ventanillas levantadas y en caso de tenerlo, un deflector posterior o delantero, o tecnologías del tipo “Airscarf”. Usalos sin miedo. En especial si salís a la ruta. Serán la ayuda necesaria para viajar sin turbulencias. Los que heredamos alopecia no padecemos esto. Pero las gorras y gorros de lana, serán los salvaguardas.
- De ser posible, buscá viajar con acompañantes que entiendan la lógica de ir siempre con el techo bajo. Llevá ropa y protección contra el calor, sol, viento o frío para ellos también. Si se quejan del viento, subí sus ventanillas. Y si no les gusta viajar sin el techo, amablemente pedirles que se bajen de tu cabrio. No merecen disfrutar de sus bondades y encanto. Hay un mundo para ellos en el transporte público o moviéndose caminando por sus propias “patitas”.
- No dejes que nadie te diga que hiciste una compra caprichosa, irracional, infantil, inmadura y poco justificada. Recordá estas cuatro instrucciones como un mantra mientras disfrutás del techo bajo, al ritmo la música que te guste o en silencio. Y hacelo junto a tu pareja, amigos, familia, mascota o los que estén dispuestos a compartir esta genial raza de vehículos. Siempre respaldado por tu nueva frase de cabecera en la vida: “los cabrio no están para ser debatidos, están para ser disfrutados”.