Editorial: "querido Papá Noel, no dejes que los hot-hatchbacks desaparezcan"

viernes, 24 de diciembre de 2021



En 2021 evaluamos a los últimos hot-hatch generalistas que se ofrecen (u ofrecieron) en Uruguay.

El 2021 que finaliza estuvo repleto de novedades para probar. Pero en Autoblog fue el año que más hot-hatchbacks se evaluaron en 12 meses. Y además, una selección de los mejores que existen a nivel mundial en la actualidad. Por eso llegó el momento de reflexionar sobre este fenómeno.
Durante los 11 años de Autoblog me encargué de probar la mayor variedad y cantidad de productos nuevos que iban llegando al mercado. Algunos muy caros, casi inalcanzables para el 99% de los lectores, y otros que pueden llegar a los bolsillos de más cantidad de personas. La idea desde el comienzo del "blogcito" era la de tener un contenido nutrido de opciones para todos: compradores y fanáticos. Ahora, no les voy a mentir. Probar por enésima vez un SUV, sea el que sea, me aburre y cansa por igual. Muchísimo.

Pero lo mismo vale para una berlina compacta, un sedán de segmento B, un citycar eléctrico, una pick-up mediana o un crossover marketinero con intenciones aventureras pero en realidad, con más intenciones finales de circular por la ciudad que un monopatín eléctrico. La industria automotríz está en un momento histórico de cambios y lo pueden ver leyendo las notas que se publican a diario acá. ¿Se acuerdan cuando podían leer tests de rurales o station wagons? Bueno, a ese nivel de cambios hablo que estamos. Ya ni nos acordamos de ellas.


Sin embargo, hay algunas “anomalías” que todavía nos permiten respirar a los que amamos la conducción. Pocos autos dan ganas de encenderlos a la mañana, solo para deleitarnos con un sabroso “cold start” como quien saborea un café recién hecho con granos frescos y molidos, minutos antes del desayuno un fin de semana, mientras el sol da sus primeros rayos en tu rostro. Es cierto, también podrías tomarte uno con café soluble, echarle agua, beberlo en segundos, ahorrarte el ritual y seguir viaje. Pero el ritual lo es todo. Y con los automóviles pasa lo mismo. Pueden ser parte de un ritual.

El problema es que pocos tienen suficiente dinero en su cuenta bancaria para hacer de esos rituales algo rutinario. No todos tenemos el capital para guardar un V8 o un V12 atmosférico para que nos haga gozar por los oídos cada mañana. Algunos podemos conformarnos con un seis en línea, que igual rinde para eso. Pero muy pocos con un bóxer refrigerado por agua y seis en línea. Siempre se puede aspirar a más.


Y es ahí donde entran en juego los hot-hatchbacks de marcas generalistas. Creo que son la idea más brillante que tuvo el marketing automotriz jamás. Poner a la mano de una gran parte de la población, en especial personas jóvenes, las sensaciones de tener un deportivo carísimo, pero a precios asequibles y por sobre todo, alcanzables. 

Masificar el entretenimiento de las élites. Es como los parques de diversiones. Si sos millonario, podés tener uno. Pero si no lo sos, podés pagar un ticket muy económico, dar unas vueltas en la montaña rusa y sentir lo que es dar vueltas de cabeza por los aires.


Pero la industria automotriz no es un parque de diversiones. Hoy es una tienda de productos electrónicos. Igual de aséptica y falta de emociones, pero con la misma rentabilidad. Y ahí es donde entran de nuevo en escena los hot-hatchbacks. Son el quiosco de golosinas que está al lado de la casa de electrodomésticos. Colorido, lleno de cosas que políticamente hoy están mal consumir. 

Pero que a todos nos generan felicidad instantánea, condensada en un objeto innecesario, deseable, accesible y pronto para cosquillear tus estímulos más básicos y primarios. Son nuestra infancia reformulada con la suficiente cantidad de azúcares para endulzar la amarga vida adulta, sin llegar a generarnos caries financieras.


Este año tuve la dicha y suerte de probar cuatro productos así: Toyota GR Yaris (ver prueba), Honda Civic Type R (ver prueba), MINI Cooper S (ver prueba) y Seat León Cupra 290 (ver prueba). Todos “juguetes” brillantes en sus correspondientes naturalezas. Son tres autos muy distintos entre sí y ninguno es mejor que el otro, pero todos apuntan al mismo tipo de consumidor.

Es cierto, Uruguay no los hace tan alcanzables como quisiéramos. Pero generan emociones de productos que valen el doble o el triple, pero por la mitad de precio. Así que cumplen con la premisa. Quedarán en lo más profundo de mis recuerdo los tres, y como lo más divertido que manejé en mucho tiempo.


Pero hace algunos años, Renault puso todas las fichas en una propuesta que, a criterio personal, es uno de los productos que más extraño en el mercado local y otro de los greatest hits de esta categoría: el Sandero R.S. 2.0 (ver prueba). 

Ese latin-hot-hatch, como lo definían en la marca, era la quintaesencia del concepto: deportivo para las masas. Pero bueno, regulaciones de emisiones, un producto de nicho y una política de marketing que no le dio suficiente vida, se cobraron su continuidad en el mercado. Hoy lo más parecido en oferta es un Suzuki Swift Sport (ver lanzamiento),y espero poder probarlo más pronto que tarde. Suzuki Uruguay, your move.


¿Y por qué digo esto? Porque los hot-hatchbacks como productos aspiracionales están perdiendo una batalla con modelos que ese mismo marketing que los creó, hoy los está condenando a desaparecer del mapa. Las marcas hoy quieren venderle a sus clientes un estilo de vida aventurero-citadino, resumido en automóviles con suspensiones elevadas para poder pasar ágil un lomo de burro, con un baúl que jamás vas a llenar y con unas plazas traseras amplísimas que vas a ocupar con tu bolso, campera o mochila de vez en cuando.

Hoy el marketing nos quiere vender productos multi-uso. Cuando en realidad, terminan por darnos soluciones a medias de todo lo que nos proponen. Los hot-hatchbacks van a contracorriente de esto. Solo hacen tres cosas, y todas bien: ser divertidos, accesibles y prácticos. Con el tiempo estos modelos pasarán a ser los deportivos de unos pocos. Van a comenzar (ya lo están) a escasear. Así que si ya tenés uno en tu poder, cuidalo. Pero también usalo mucho. Si aún estás dudando de tener uno, dejá de pensarlo. Andá y compralo mientras se pueda. 


Porque si bien podemos pasar toda la vida tomando un café soluble industrial, homogéneo y chato en sabor, va a llegar un día en el que nos vamos a olvidar del aroma y sabor de los granos de café frescos y recién molidos. Y cuando esto pase, será una verdadera lástima. 

Como cuando llegue el día en el que nos olvidemos qué autos nos entusiasmaba conducir como un ritual de purificación conductiva. Así que hoy a la noche, como cuando éramos niños, pidan este deseo: "Papá Noel, no dejes que los hot-hatchbacks desaparezcan". Brindo con mi mejor café recién molido por ellos y por ustedes en esta Navidad, colegas petrolheads. ¡Salud y larga vida a los hot-hatchbacks!