Probamos al MINI Cooper: el diablo está en los detalles

miércoles, 14 de noviembre de 2018



Nos volvimos a subir al MINI 3 Puertas Hatch ahora con la excusa de su actualización de mitad de vida.
Con la excusa de la actualización de mitad de vida de la tercera generación del MINI 3 Puertas Hatch, es que volvimos a probarlo después de cuatro años. Ahora nos subimos durante cuatro días y por más de 980 kilómetros al Cooper con la nueva transmisión automática de doble embrague.

Cuatro años pasaron desde la última vez que me subí a un MINI 3 Puertas Hatch para manejarlo (ver prueba). Y si bien ahora con la actualización de mitad de vida del F56 (así se llama de forma interna a la generación actual) encontré una nueva excusa para probarlo, a primer golpe de vista no parece que hayan habido cambios significativos en el modelo (ver lanzamiento).

Sin embargo, como bien dice el dicho "el diablo está en los detalles" y es cuestión de empezar a mirar con más atención cuáles son las novedades de este MINI Hatch LCI (Life Cycle Impulse). En primera instancia hay que entender cómo funcionan estos facelifts en el Grupo BMW. Se tratan de cambios muy ligeros, con el fin de no quitarle vigencia al producto al que reemplazan y por ende, perder menor valor de reventa.


No funcionan como otros updates en donde se cambia de forma masiva y notoria la estética del producto, algo que sucede muy seguido con las marcas que producen o desarrollan vehículos en el Mercosur, por ejemplo. Esto es más parecido al nip and tuck de las cirugías plásticas. En los MINI, por ejemplo, hay nuevas combinaciones de motor y cajas de cambio, un equipamiento de serie ampliado, nuevo diseño de los faros y luces traseras, colores adicionales para la carrocería así como la tecnología de conectividad más moderna.

Entre las novedades se destacan los nuevos grupos ópticos delanteros full LED, grupos ópticos traseros LED de diseño Union Jack, emblemas, tapizados, colores de carrocería (Emerald Grey, Starlight Blue y Solaris Orange), sistema multimedia con pantalla táctil, nuevos diseños de llantas de aleación y nuevos paquetes de personalización estética tanto exterior como interior, como el Piano Black Exterieur en el que los marcos cromados de los faros, las luces traseras y la rejilla del radiador son de color negro brillante.


Pero lo más importante es que a nivel mecánico tienen varias mejoras que cuestan ver incluso con más dificultad. Por ejemplo, hubo modificaciones de la electrónica de los motores que prometen una reducción de los valores de consumo y las emisiones de CO² de hasta un 5%. El desarrollo abarca desde el bloque motor pasando por los turbos, la electrónica del motor, la alimentación de aceite, el canalizador del aire de aspiración y el sistema de refrigeración hasta los sistemas de escape.

En este sentido también se ha reducido el peso de las unidades de accionamiento. Las cubiertas de motor están ahora realizadas de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP) lo que las hace también más ligeras. En su fabricación se emplea material reciclado obtenido de restos de fibra de carbono derivados de la producción de vehículos BMW i, por ejemplo.


Y a nivel mecánico, lo más relevante es que se van en los Cooper y Cooper S, las transmisiones con convertidor de par para dejarle lugar a unas más modernas Steptronic DKG (Doppelkupplung) de doble embrague y siete relaciones. El elemento central del sistema consiste en dos embragues refrigerados por aceite: uno de ellos es responsable de las relaciones de cambio pares (2, 4, 6), mientras que el otro es responsable de las relaciones de cambio impares (1, 3, 5, 7) y la marcha atrás.

Al igual que un sistema de convertidor convencional, la transmisión de doble embrague también ofrece la función "Crawl" (o "gateo" en castellano), que permite una salida suave sin activar el acelerador, lo que aumenta la comodidad al maniobrar o en el tráfico con paradas y arranques frecuentes. Además, la función de "navegación a vela" está disponible en los modos de conducción Mid y Green. Con esta función, el sistema de propulsión se desacopla en cuanto el conductor deja de pisar el acelerador. Esto permite que el MINI se desplace a régimen de ralentí, libre de cualquier efecto de frenado del motor y con un consumo de combustible mínimo. Pero ahora será el momento de comprobar si con estos ligeros cambios, el go-kart-feeling clásico de los MINI se mantuvo intacto.