Probamos al Volkswagen Virtus: el justo medio

lunes, 16 de abril de 2018



El reemplazante del Polo Sedán llegó a nuestro garage para ser evaluado. Probamos al Volkswagen Virtus.
Uno de los lanzamientos más esperados del 2018 pasó por el garage de Autoblog hace algunos días atrás. Por más de 820 kilómetros, el Volkswagen Virtus fue evaluado y será la próxima prueba que se publicará esta semana. Sin embargo, como ya es un clásico, primero va una introducción.

Siempre se suele decir que los extremos son malos y a lo que hay que apuntar, en todos los aspectos de la vida, es al "justo medio". Es decir, ni muy chico, ni muy grande. Ni muy barato, ni muy caro. Quedar a mitad de camino a veces es una ilusión que nos permite buscar la conformidad de que se tuvo una actitud mesurada y conservadora en el proceso de definir algo.

Con los automóviles suele caer el mismo patrón de referencia a veces. Ver que un sedán tiene poco baúl es un deal breaker para muchos clientes, así como también lo es saber que jamás van a poder llenar todo el espacio que tiene un tricuerpo con más de 500 litros de capacidad, puede ser motivo para ir por algo más acotado, racional y realista.


Por eso productos como el Volkswagen Virtus (ver lanzamiento) representan el punto justo de una decisión de compra para muchos clientes de este tipo de productos. Es casi tan grande como un Vento de sexta generación (ver lanzamiento) aunque no llega a superarlo, pero sí es más, que un clásico y veterano Gol Sedán (ver lanzamiento).

Y por cierto, en unos meses, cuando llegue la séptima evolución de su hermano mayor (ver nota), el tricuerpo del Polo (ver lanzamiento) sonará como una opción aún más lógica y amigable con más espacios de garage que el sedán del Golf (ver lanzamiento). Ni que hablar también de muchos bolsillos, ya que será sin dudas, más caro que un Virtus.


Si bien el Virtus es un modelo nuevo, porque aunque en teoría reemplaza al Polo Sedán (ver lanzamiento), no es un producto que continúe con esa denominación, la tarea de esta berlina es llenar un espacio que hasta ahora era ocupado por uno de los autos más exitosos de Volkswagen a nivel regional en esta silueta: el Bora.

Aunque pertenecen a segmentos diferentes (Virtus es un B, el Bora era un C), el escalón que ocupan es el mismo en ambos casos. Y el éxito de ese producto radicaba en ese aspecto con el que comencé este texto: era la opción a medio camino entre el popular Gol Sedán y el más caro y aspiracional (qué palabra que la industria automotriz tiene que dejar de usar...) Vento.


El Bora sigue siendo hasta el día de hoy un auto muy buscado en los avisos clasificados para muchos y también es un "imán de pisteros", en especial en su variante de 180 cv. Creo que es más fácil que a me crezca una melena a lo Eddie Van Halen, que encontrar un Bora 1.8 T que no tenga la suspensión rebajada y el motor chipeado al límite. Una lástima, porque solía ser un buen producto en su momento.

Pero el Virtus apela a otros clientes, apenas distintos a los del Borita. No tiene una versión deportiva (al menos no por ahora), su nombre es nuevo dentro de la gama Volkswagen y además, tiene algunas virtudes que el derivado del Golf IV carecía y otras que aquel solía tener, pero que ahora son propiedad de su reemplazante natural, el Vento. ¿Cuáles? Las que voy a contarles en unos días cuando se publique la evaluación completa del Virtus.