Probamos a la Volkswagen Amarok: abriendo caminos

lunes, 24 de abril de 2017



Probamos a la renovada Volkswagen Amarok que será la protagonista de la próxima evaluación de Autoblog.
Con la excusa de la última renovación que tuvo, probamos por primera vez a la Volkswagen Amarok. Evaluamos durante tres días y por más de 650 kilómetros a la variante más equipada y potente de la gama, la 2.0 TDI Highline 4x4 con la transmisión automática secuencial de ocho relaciones.

El segmento de las pick-ups medianas tuvo dos grandes golpes de marea en los últimos 12 años. El primero lo dio Toyota con la anterior generación de la Hilux, en 2005. Era un producto que rompía unos cuantos paradigmas en varios sentidos: diseño, habitabilidad, confort, equipamiento, etc. Fue lo que en esa rica lengua que es el inglés, se conoce como un game changer.

Más acá en el tiempo hubo una segunda ola cinco años después del surgimiento de esa Hilux y fue la aparición de la Volkswagen Amarok. Era pionera en varios sentidos, como ser tecnología, mecánica, equipamientos, entre otros. Pero también era la primera apuesta de una marca que por entonces -y también hoy- es el grupo automotriz más grande de Europa. No estábamos ante unos improvisados.


Salir a un mercado dominado por los japoneses y en menor medida por los norteamericanos, fue una apuesta muy arriesgada para Volkswagen. Le podía salir de maravillas o podía resultar en un fracaso abismal. Amarok llegó en aquel entonces para llevar el concepto de pick-up a un plano más urbano, de confort y no tanto de trabajo puro, sino como un vehículo simbiótico, para ser usado tanto en el campo como en la ciudad.

Curiosamente, y no es ningún secreto, los ingenieros alemanes que la desarrollaron partieron de la base de la Hilux y la idea primaria era pulirle los bordes a lo que habían hecho los japoneses. Suena pretencioso cuando lo vemos así, pero una vez que entendemos lo que quisieron hacer nos daremos cuenta de a dónde querían llegar.


Amarok buscó bajar al mundo de las pick-ups al de los autos. Ya no más selectores de vástagos largos, no más suspensiones duras como piedra, ni tampoco rusticidad en un producto que pasará el 90% de su vida útil transitando más por el asfalto que sobre caminos deteriorados. A Toyota le tardó una generación entera masticar ese concepto y la actual Hilux es prueba de la mella que hizo el concepto de la Volkswagen. Ahora el producto japonés es más refinado que su antecesor. Mucho más.

Pero por otro lado, Amarok también abrió la puerta a otros fabricantes europeos a salir a batallar con los históricos dueños de este segmento: Renault con Alaskan o Mercedes-Benz con Clase X serán dos ejemplos de seguir las huellas que dejó Volkswagen en 2010, e incluso algunas como Fiat ya están comercializando en el viejo continente pick-ups como la Fullback.


Eso sí, en estos tres casos que menciono siempre estaremos hablando de marcas europeas tomando el know-how de marcas como Nissan (Renault y Mercedes-Benz) y Mitsubishi (Fiat). Por ahora Volkswagen es el único constructor europeo que decidió mandarse por su cuenta. También Amarok estuvo en el ojo de la tormenta del "Dieselgate"del viejo continente, pero nada que llegara a estas costas poco interesadas en las emisiones contaminantes por ahora.

Ya con siete años en el mercado, Amarok le abrió el camino a Volkswagen de participar en el segmento de las pick-ups medianas, también a que otras marcas europeas se animaran a entrar a esa parte del mercado, y también a unir los senderos del campo y la ciudad con un producto más refinado y tecnológico que sus rivales. Y como nunca había ingresado al garage de Autoblog, la excusa de su última actualización (ver lanzamiento) es ideal para que lo haga por primera vez. La prueba completa podrán leerla el próximo viernes.