Probamos al Volkswagen Vento: herencia de hermanos

lunes, 30 de noviembre de 2015



Evaluamos al nuevo Volkswagen Vento y en los próximos días publicaremos la crítica completa.
Volkswagen renovó al Vento este año y esa fue la excusa que elegimos en Autoblog para poder subirnos por primera vez al sedán compacto de la marca. Probamos durante cinco días y más de 970 kilómetros a la versión  1.4 TSI de 160 cv con equipo Comfortline y transmisión DSG.


Para aquellos que sean hijos únicos, esta nota de adelanto les resultará algo lejana. Los que tenemos hermanos, especialmente los que tienen uno más grande (no es mi caso), es un constante chiste familiar ver qué cosas heredará el más jóven del más veterano.

Ya sea ropa, juguetes, libros, lo que sea. En algunas familias hay objetos que pasan de una generación a la otra para que sean disfrutados o también para aprovechar algo que todavía sirve. Lo mismo pasa en el universo de los automóviles. Cuando llega un modelo nuevo, algo del viejo a veces se pasa.


Aunque hay veces excepciones. Dos para ser exacto. En los que nada del viejo se conserva y es todo nuevo, y otros en los que se pasaban elementos de un modelo al otro pero en un momento la cadena de traspaso se corta. Como si un modelo quedara congelado en el tiempo y el otro siguiera avanzando.

Eso pasó hace unos años atrás con los Volkswagen Vento y Golf. Es vox pópuli que son modelos "hermanos". Vento/Jetta/Bora la versión tricuerpo del Golf en sus siete generaciones. ¿O debería decir, cinco? Sí, mejor digo cinco.


Hasta la quinta generación del Golf, el Vento gozaba de compartir plataformas, la mayoría de las mecánicas, piezas a nivel de interiores, y tantas otras cosas más con su hermano. Una vez que nació la sexta generación, que era una actualización de la quinta, empezaron a verse diferencias claras entre ambos modelos.

El Vento ya no traía en algunos mercados un eje multilink trasero, la calidad de los interiores, si bien era buena, no estaba a la par de la que llevaban los MkV y menos del MkVI de aquel entonces, en diseño había también un quiebre, teniendo ambos estilos diferentes, y tantos otros detalles que ajenos y propios clientes de la marca notaron enseguida.


Hoy con la séptima generación del Golf la historia se repite y se amplifica. El Vento mantiene esa plataforma llamada PQ35 del Grupo Volkswagen (que tiene varios años en el mercado) que usaba el Golf MkV, mientras que su hermano hatchback tiene a la reluciente MQB modular.

Por eso desde el Golf VI para acá, ese modelo no tiene una versión sedán, aunque todos le sigamos llamando al Vento "el Golf con baúl". Esto es una verdad a medias. Supo serlo hasta la quinta generación del Golf, pero ya no. De todas formas en la última evolución del tricuerpo sumó mecánicas que sí provienen de la familia del Golf 7, aunque en el resto de los aspectos siguen siendo dos productos independientes.


Es así que ahora hay dos productos que supieron ser hermanos, pero que conviven uno gracias a la herencia del otro. Durante los años que en Uruguay no tuvimos al Golf, el Vento cosechó una gran fama, y ahora que ambos comparten mesa, se disputan la atención de más de un cliente de la marca.

Con la excusa de la última renovación del Vento (ver lanzamiento), es que nos dispusimos a conocer a uno de los productos que más reclamaron los lectores de Autoblog que probáramos este año. Para satisfacerlos, lo utilizamos durante cinco días y más de 970 kilómetros, y tendrán la prueba completa el próximo viernes.