Probamos al Jeep Cherokee: las tradiciones por su nombre

jueves, 17 de julio de 2014



Probamos al nuevo Cherokee. La semana que viene, evaluación completa en Autoblog.
Si bien para muchos el nuevo Cherokee es un lanzamiento más de la lista, si nos ponemos a analizarlo cuidadosamente, veremos que no es tan irrelevante. Esta quinta generación es un cambio radical en todo sentido, y por sobre todo, porque Jeep empieza a mirar por fuera de su clientela fiel por primera vez.

Decir que este nuevo Cherokee es un Jeep puede que no sea del todo exacto. Esperen, no se enloquezcan. Es, pero no como los que estamos acostumbrados a ver. Si bien en otros productos de la gama seguimos viendo las clásicas lineas cuadradas y duras, en este modelo no solo se redondearon las aristas, sino que se le dio un aspecto más aerodinámico, menos rústico, y por sobre todo, más "global", es decir, buscar que le guste a todos, no solo a los yankees.

Sin embargo, tenemos el gran elefante rosado que es ese frontal. ¿Polarizante? Sí. ¿Feo? No creo. ¿Lindo? Digamos que es diferente a todo. Debo confesar que cuando vi las primeras imágenes me chocó mucho, pero con el tiempo comencé a entender el por qué de esas lineas, dejando de lado las emociones (ver nota). Si hacemos un poco de memoria veremos que no es la primera vez que Jeep se juega la ropa con un diseño que se despegue de los cánones clásicos de la marca.


El Compass (ver lanzamiento), lanzado en el año 2008, era una apuesta todavía más arriesgada que este nuevo Cherokee, conservando la dureza de lineas, pero adoptando algunos recursos estéticos que en su momento levantaron la misma nube de polvo, y provocaron los mismos ríos de tinta enfurecidos que su hermano mayor hace un año atrás.

¿Son favorables a una marca los cambios que no siguen la tradición de diseño? En una marca tan ligada al pasado como Jeep puede que no, pero también es cierto que las empresas no pueden sostener su linea de negocios solo de los clientes fieles, sino que también tienen que estar constantemente generando ideas y proyectos consigan fidelidad con nuevos usuarios. Y ahí es donde entra el nuevo Cherokee (ver lanzamiento).


Sin embargo, el problema está ahí: en llamarse Cherokee. Paso a explicar por qué. Si bien es un modelo que busca desprenderse de la gama tradicional, para ir en busca de un consumidor que no "siente" a la marca en el pecho, el nombre de este producto es casi sagrado para los entusiastas de Jeep, porque se están tocando las tradiciones, y de lo sacro, pasamos a lo sacrílego para ellos. Es como ponerle a la Estatua de la Libertad un sexy vestido de noche, o volviendo a los autos, darle a los fanáticos de Volkswagen un Escarabajo cuadrado como un Lada Niva. Va a caer mal siempre.

De haberse llamado de otra forma, les apuesto lo que sea que la gran mayoría de la gente no hubiera dicho nada acerca del nuevo modelo, ni del frontal, o que es "demasiado nipona para ser Jeep". Pasó con el Compass, que era un modelo completamente inédito, y volvió a pasar hace unos meses con el Renegade (ver nota), que metieron a la marca en segmentos de los que jamás había participado.


Puede parecerles raro, pero no me afecta en lo más mínimo todo esto, y considero que el producto debe ser juzgado por lo que es: un SUV completamente nuevo, hecho a cero de pies a cabeza por la marca, con la injerencia de Fiat en su desarrollo, y una inédita transmisión automática de ¡nueve! velocidades, entre otras cosas. 

Por eso, pese a quien le pese, hay que seguir llamándolo por su nombre, Cherokee. Perdón, nuevo Cherokee. La semana que viene tendrán la prueba completa de este nuevo producto, en su variante Longitude con el motor 2.4 MultiAir de 184 cv, tracción AWD y caja automática de novena.


Fotos: BR1 | Photography