Con un diseño clásico y sobrio, la habitabilidad es uno de los principales argumentos del Renault Logan. |
EXTERIOR
Al mirar al Logan anterior, poco popular por estos lares, que llegó solo para servir como taxi, vemos un crecimiento. Y no solo hablo de los 59 mm extra de largo, los 5 mm que se suman de distancia entre ejes y los 4 mm de alto. No.
Se nota que a la hora de dibujar hubo otras libertades, mas allá de la naturaleza puramente low-cost de la generación anterior. Aunque, lógicamente, sin excesos.
El frontal recibe las señas de identidad de Renault en la actualidad, con una parrilla en negro dominada por el el generoso rombo en el centro. Los faros de diseño simple integran luces diurnas -pero no LED- y en la parte baja encontramos cromados, exclusivos de esta variante, y faros antiniebla.
El lateral, con una cintura recta y elevada, se diferencia en los Privilège por contar con espejos en color carrocería con luces de giro integradas y llantas de aleación de 15 pulgadas. En el resto de las variantes, las llantas son de acero de la misma medida.
La trasera sigue con los trazos simples, con un baúl que simula un discreto alerón, y faros de agradable diseño. Un detalle mejorable: los sensores de reversa, aún en el Gris Estrella de nuestra unidad, son de color negro, y contrastan con el paragolpes.
Pasando a los fríos números, mide 4,34 m de largo, 1,73 m de ancho y 1,52 m de alto, con una distancia entre ejes de 2,63 m. El depósito de combustible cuenta con 50 litros.
Sentarse al volante del Logan es una experiencia típicamente Mercosur, para bien y para mal. La visibilidad, gracias a la altura de la butaca, resulta correcta. Pero quienes busquen viajar más cerca del suelo -aunque la butaca baja más que en varios de sus rivales- no se sentirán como en casa.
El interior resulta agradable y luminoso, gracias en parte al juego con tonos claros en los tapizados y el tablero. El diseño es atractivo, pero hay algunos materiales que podrían ser mejores, como el plástico de los comandos detrás del volante o los paneles de las puertas.
El volante, revestido en cuero, integra en sus brazos los mandos del control de crucero y limitador de velocidad. Por detrás, el panel de instrumentos cuenta con dos elementos analógicos -velocímetro y tacómetro- y una esfera digital para el combustible y la computadora de abordo.
La consola central aloja a uno de los tesoros del Logan: el sistema multimedia MediaNav. Se trata de una interfaz desarrollada por Renault y LG, con un funcionamiento intuitivo y veloz, conectividad Bluetooth y conexiones auxiliares.
Mención aparte para la aplicación EcoCoaching, creada para guiar al conductor en el tedioso camino de la eficiencia, que se convierte en un juego gracias a consejos y puntajes -no es por nada, pero obtuve 100/100- de acuerdo a la conducción. Excelente.
Por debajo, los prácticos mandos del climatizador, un distintivo del Logan entre sus principales rivales. Y aún más abajo -quizás demasiado- los comandos del limitador de velocidad/control de crucero.
El espacio en las plazas traseras es, sencillamente, enorme. Es de los pocos en el segmento que se puede jactar de contar con tres lugares reales, tanto a lo largo como a lo ancho y alto. Favorecido además por un suelo casi plano.
Hay tres apoyacabezas regulables -prefiero el formato de coma, roban menos visibilidad-, pero dos cinturones inerciales, siendo el central de dos puntas. El baúl, de generosos 510 litros se ubica como uno de los más amplios del segmento, pero el sistema de bisagras hace que, en la práctica, entren algunas valijas menos.
Debajo del capot encontramos dos mecánicas para la gama Logan. La primera se encarga de mover a las variantes de entrada de gama -Authentique y Expressión-, y la segunda queda reservada exclusivamente para la versión probada.
Los más accesibles equipan un impulsor de 1.598 cc con dos válvulas por cilindro y una potencia máxima de 85 cv a 5.250 rpm. El par motor es de 131 Nm, disponibles a partir de las 2.750 rpm.
El Privilège parte del mismo block pero con cuatro válvulas por cilindro. En este caso contamos con 105 cv a las 5.750 rpm, junto con un par máximo de 145 Nm a 3.750 rpm. No conocemos prestaciones ni consumos oficiales. Las cifras de Autoblog, en la segunda parte de la prueba.
La suspensión delantera es tipo McPherson con amortiguadores hidráulicos y barra antirrolido. En tanto que la trasera es de eje flexible semi-independiente. Los frenos son de discos ventilados adelante y de tambores atrás, con sistema ABS+EBD, y el peso en orden de marcha es de 1.093 kg
Galería: Renault Logan 1.6 16v Privilège
Prueba: Prueba: Renault Logan 1.6 16v Privilège (Parte 2)