Probamos al Honda HR-V: haciendo honor a su nombre

lunes, 11 de enero de 2016



Evaluamos al Honda HR-V y en unos días más podrán leer la prueba completa.
Siguiendo con las primeras pruebas de este 2016, ahora lo haremos con uno de los lanzamientos más importantes del año pasado. Honda ingresó por primera vez al segmento de los SUVs de segmento B con el HR-V, y pudimos evaluarlo por más de 450 km. El adelanto de la prueba, a continuación.

Los nombres de los productos suelen ser toda una incógnita. Están los más pegadizos, los irónicos, y aquellos que se esconden atrás de una sigla o juego de palabras que refieran a cierto estilo de vida o uso que se le dará al modelo. El universo de los SUVs y crossovers de segmento B no escapa a ello: Tracker, Duster, EcoSport, Renegade, y hoy el que nos convoca, el Honda HR-V (ver lanzamiento).

Así como en su momento había surgido allá por 1996 el CR-V, el HR-V apela a un concepto de denominación similar al de su hermano mayor. Mientras el SUV derivado del Civic utilizaba esa sigla para "Civic Recreational Vehicle", el HR-V no hace mención a su parentesco con el Fit, pero va por un camino parecido: "Hi-rider Revolutionary Vehicle".


Arranquemos por lo obvio del nombre, es decir, lo final. Es un vehículo. Lo que va en el medio, es decir, "revolucionario", puede sonar pretencioso, pero lo es para Honda. Es su primer SUV/crossover del segmento B, y con el que espera hacer grandes volúmenes al igual que sus competidores, ya que estamos en la primavera de este tipo de productos.

Y por último el principio, "hi rider", o "de andar elevado", que el HR-V lo es. Para que se hagan una idea, el Fit (ver prueba) del que este modelo deriva tiene un alto de 1.535 mm, mientras que su hermano SUV se va a los 1.586 mm. Ok, al final no es mucho más alto, pero igual es alto.


Más allá de jugar con el nombre y desmenuzarlo desde lo etimológico, el HR-V es un producto bastante importante para el mercado. Si bien entró al nuestro con un precio que no lo acerca a la mayoría de los bolsillos, estamos ante la primera incursión en un segmento popular de una marca que precisamente no es de las más masivas. Tengan en cuenta que el modelo más "barato" que tienen arranca en unos U$S 26.000 aproximadamente.

Honda tiene una fama (merecida) ganada de productos confiables, bien fabricados, y con soluciones a nivel de uso que otras empresas no piensan. Al tomar como base al Fit, Honda está explotando al máximo la modularidad que hizo tan famoso al modelo y llevándola a un segmento donde ese valor debería ser moneda corriente, y sin embargo no lo es.


Los SUVs piensan más en lucir que en actuar. Y el HR-V luce bien por fuera, aunque puertas adentro también actúa. Ningún modelo de este segmento ofrece la practicidad del Honda gracias al sistema ULT de configuración de asientos, y en un mundo en donde los monovolúmenes son casi una especie en extinción y los SUVs una plaga, la marca japonesa decidió cruzar esos dos universos.

Por ese motivo, la "R" de "revolucionario" está bien puesta. Quizás podría llamarse "Honda Revolutionary Vehicle", porque eso también lo es y le haría todavía más honor al nombre. La prueba completa de este HR-V, en unos días.