Invitamos al ex-editor de Autoblog, Facundo Puig para hacer la última prueba de este 2020. |
El trabajo de un product manager es, a diferencia de lo que piensan algunos de mis amigos no-petrolheads, bastante más que elegir un diseño de llantas. O que viajar por el mundo probando autos de esos que todos queremos tener en el garage.
El análisis de producto, uno de los pilares fundamentales del marketing, empieza mucho antes. Y depende de muchos factores: inherentes a la marca que estamos trabajando, como el posicionamiento, y otros completamente externos tales como las políticas tributarias.
Todo empieza con la determinación de la gama a ofrecer. Puede parecer simple, pero en la marca para la que trabajo desde hace casi seis años, está formada por más de treinta modelos. En promedio, cada uno tiene más de una decena de variantes. De esos más de trescientos posibles productos, hay que descartar más de un 80%.
Y no hay un manual. La gama ofrecida en Uruguay es única. Este paisito tiene muchas peculiaridades, tanto en lo impositivo como en el paladar de los clientes. Una vez seleccionado el plantel, hay que empezar el trabajo uno a uno. Los opcionales son, literalmente, miles en cada versión. Con muchas trampas: incompatibilidades, paquetes, y elementos que obligan a sumar otros a la configuración que muchas veces poco tienen que ver.
Pero pocas satisfacciones más grandes que ver una configuración redonda: ese auto al que no le sobra ni le falta nada, y que se va a ver increíble en el showroom. Después de esta primera etapa, viene otra que define la viabilidad: el precio. Tras análisis de mercado, de posicionamiento en la gama, de márgenes (con alguna pelea siempre necesaria con finanzas), y negociación con el fabricante, está todo listo para que Autoblog publique el “Lanzamiento” (ver notas). Y a esperar los comentarios de la tribuna. Supe enojarme, sépanlo.
El objetivo es siempre el mismo: desarrollar un producto que quede fuera de lo que denomino “el limbo automotriz”. Es ese lugar al que van los productos que los clientes no tienen en cuenta a la hora de definir la compra. Esos que tienen la ardua tarea de pelear en segmentos en los que no tienen ningún argumento convincente a favor.
Suelen pasar unos meses, o hasta años, en los showrooms. En algún rincón. Y terminan siendo discontinuados después de algún descuento especial, sin pena ni gloria. Este no es el caso de las recién lanzadas Peugeot 2008 (ver lanzamiento) y Chevrolet Tracker (ver lanzamiento). Dos productos en los que mis colegas hicieron un trabajo excelente, aunque con estrategias casi antagónicas. En unos días les contaré por qué.