Probamos a la quinta generación del Toyota RAV4 en su configuración Hybrid Limited. |
Con algo más de 200 pruebas realizadas (sin contar los más de 50 tests de contacto) para este blogcito, a veces la inventiva en este tipo de textos introductorios se puede quedar en las rocas como una barcaza a la deriva. Más cuando los productos evaluados no generan ninguna cosquilla en la "neurona de la creatividad" que me permite escribir textos que los mantengan leyendo por algunos minutos con interés.
A veces las musas están, y otras no. Y en la gran mayoría de los casos, es culpa del producto. Porque obvio, los bloqueos de escritores no existen, como el Ratòn Pérez. Perdón si había algún menor incauto (y desdentado) leyendo. Pero en los momentos en los que un auto evaluado sí sorprende, esa neurona cosquilleante activa todos sus mecanismos para producir uno de esos textos que luego ustedes elogian en los comentarios.
Esto es lo que me había pasado en el año 2016 con la prueba del anterior Toyota RAV4 Hybrid (ver prueba), un modelo por el que francamente, "no daba dos cobres" y terminó dejándome la mandíbula como la del personaje del Lobo, creado por el caricaturista Tex Avery. Dicho así no lo ubican, pero si alguna vez vieron al dibujo animado Droopy, sabrán de cuál hablo. Nunca me había pasado de ir con unas expectativas tan bajas y salir por el otro lado con la emoción de haber encontrado un vaso de agua en el medio del desierto.
Aquel modelo me sorprendía por su discreción en términos de diseño (nunca fui un fan del RAV4), pero que una vez que lo manejé, me cambió la percepción por completa del producto. Pasó a estar en la parte más baja y lejos de la luz de mi lista de recomendaciones de compra de SUVs compactos, a los escalones de mayor privilegio. Y hasta ahora, no he tenido reclamos por parte de aquellos a los que se lo mencioné como su próximo auto ideal.
Por eso, una vez que la marca decidió pasar a la quinta generación del modelo (ver lanzamiento), que utiliza una nueva plataforma modular que no para de cosechar elogios en otros modelos que la usan, que además tiene una bestialidad más de equipamiento que el modelo que reemplaza, en especial en términos de seguridad y confort, un diseño que ahora sí me hace mirarlo en la calle cuando pasa, así como también una mecánica más potente que antes, que promete prestaciones de deportivo y mantiene aquellos consumos de scooter de baja cilindrada, ¿qué otra sorpresa podría llevarme con el RAV4 Hybrid?
Es cierto, los ingenieros y diseñadores de autos ya no nos están dejando nada librado a la imaginación o el asombro. Sabemos que el producto que reemplaza al anterior va a superarlo en todos los aspectos. Toyota me pudo sorprender una vez hace tres años atrás. En los papeles, parece ser que encontraré lo mismo que me dejó boquiabierto en aquel entonces, pero sólo leyendo la evaluación completa del nuevo RAV4 Hybrid en unos días más, podrán saber si mi mandíbula volvió a perforar de nuevo el piso o no.