Probamos al BMW Serie 2 Coupé: la receta perfecta

martes, 4 de septiembre de 2018



Probamos al BMW Serie 2 Coupé en su variante 220i M Sport con la mecánica 2.0 litros turbo de 184 cv de potencia.
El próximo test que podrán leer en Autoblog es una cuenta pendiente que tenía este redactor. No responde a un pedido de los lectores, ni tampoco a si es una novedad absoluta. Por cuatro días y durante 880 kilómetros, evaluamos al BMW Serie 2. Pero antes de conocerlo a fondo, un adelanto.

En más de una charla con amigos e incluso con varios gerentes, siempre termino diciéndoles que en algún momento de mi vida voy a terminar con un BMW Serie 3 E30 en mi garage permanente. En una condición prístina, con la presentación original, que sea de preferencia euro spec. Y que esté lo más original que se pueda. Ya sea un mundano 316i o el "santo grial" de todo petrolhead, el 325i Coupé E30. No, no pido por un M3 porque soy realista y (todavía) no tengo cuentas offshore.

Es que ese producto encapsula como ninguno la esencia de BMW así como también del driver's car de todos los tiempos: diseño cuadrado y sencillo, bajo peso, tracción trasera y todo pensado tanto desde el chasis como desde la ergonomía, para una sola cosa: manejar. Tiene un diseño tan atemporal como un par de jeans, y que al igual que los mejores muebles de la Staatliche Bauhaus, con el pasar de los años, es cada vez más valorado como ejemplo de simpleza y buen gusto.


Toda esta carta de amor no es otra cosa que 1) un señuelo para algún dueño que esté vendiendo su Serie 3 E30 con todo el dolor del alma y que busque alguien que lo mime como él, que me mande mensaje y 2) un preámbulo para hablar del auto que pasó por mi garage no-permanente hace un par de semanas atrás: un Serie 2 Coupé (ver lanzamiento). El primer punto es un chiste, Autoblog no paga tan bien como para comprarse un auto.

Si bien muchos le atribuyen al Serie 2 (o hace unos años a su antecesor, el Serie 1 Coupé) el halo de ser el rescate emocional de otro modelo icónico, el 2002, en realidad creo que es lo más parecido al E30, pero en una interpretación moderna. Tiene un diseño compacto, con un baúl corto y un capot largo, tracción trasera y varias versiones que todo el tiempo están haciéndole guiños al M3 E30.


Esa perfección que tanto remarco del E30 original y de su heredero, recae en un simple razonamiento. El Serie 3 actual (ver prueba), el F30 es una berlina grande, gigantesca para los parámetros del segmento que marcaba un E30 allá por mediados de los años 80. Si los ven estacionados uno al lado del otro, es como ver un auto a pedales frente a una limousine de Las Vegas.

Y vale lo mismo para su derivado, el Serie 4 Coupé (ver lanzamiento), heredero del ahora extinto, Serie 3 Coupé. Un Serie 4 es un bote. Mientras que un Serie 2 y un E30, son casi del mismo tamaño e incluso comparten muchos rasgos de estilo y proporciones. Ni que hablar de un M3 de primera generación frente al mejor M que se puede comprar uno hoy: el M2 (ver lanzamiento).


A su vez, en un universo dominado por autos que se preocupan más por la estética y la conectividad, que por el mero hecho de conducir, tener en el mercado una coupé compacta con tracción trasera y un reparto de pesos perfecto del 50:50, es casi que una carta de amor a los petrolheads así como también el recuerdo permanente de por qué a BMW muchos la denominan como la marca de la "ultimate driving machine."

Sabiendo que BMW Uruguay tenía en su flota un 220i M Sport, no demoré ni dos segundos en comenzar a intentar tramitar la prueba. Si bien no puedo tener un E30 en mi garage permanente aún, quería por lo menos probar si la receta actualizada de ese modelo se había conservado intacta o no. Hoy tengo la respuesta. Pero a ustedes se las voy a revelar dentro de unos días más.