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| El Kia Rio se renovó y también pasó por nuestro garage. En unos días más la prueba completa de la cuarta generación. |
Hay un concepto llamado "sintonía fina" que en realidad es una mala traducción del inglés al castellano. El fine-tuning se corresponde con el acto de regular los parámetros de un modelo, ajustándolos con mucha precisión para estar de acuerdo con ciertas observaciones previas, pero que en el acervo popular se conoce como "refinamiento". Para el mundo de los automóviles, pasa lo mismo cada vez que vemos, por ejemplo, un facelift o un restyling.
Pero también esto se puede ver en los cambios completos de una generación a la otra, donde los fabricantes se encargan de tomar apuntes a los reclamos o críticas de sus clientes, para mejorar sus productos cuando toca el reemplazo de la vida comercial de tal o cual modelo. A veces estas modificaciones son más notorias que otras, mientras que algunas pasan muy desapercibidas.
Haciendo un poco de retrospectiva, en el año 2015 probé al Kia Rio de tercera generación (ver prueba) y en aquel entonces mis reclamos caían sobre tres puntos principales: gama reducida a una sola opción, sin controles de tracción ni estabilidad de serie, un andar algo firme para la ciudad, y algunos faltantes de equipamiento de confort. Era un buen producto, pero le faltaba un ajuste de tuercas extra.
En octubre de 2017 llegó la cuarta generación a Uruguay (ver lanzamiento) que si bien conserva una cilindrada similar, cambia de mecánica, estrena una nueva plataforma y mejora en muchos aspectos: la gama ahora tiene seis opciones en lugar de dos, mantuvo la configuración de dos carrocerías (Hatch y Sedán), los controles de tracción y estabilidad están presentes (aunque solo para la versión más equipada), se mejoró mucho el equipo de confort así como también en términos de dimensiones, estructura y espacio.
El aumento de 10 mm en la distancia entre ejes y 15 mm en la longitud contribuyeron a incrementar el espacio del habitáculo y del baúl. El espacio para las piernas crece hasta 1.070 mm delante y 850 mm detrás, mientras que el espacio para hombros es mayor que en la mayoría del segmento: 1.375 mm adelante y 1.355 mm atrás.
Aunque el nuevo Rio es 5 mm más bajo que el anterior, el espacio para la cabeza delante y detrás (1.020 mm y 964 mm respectivamente) está entre los mejores del segmento B. Otro elemento que aumentó fue el baúl, ganando tan solo 2 litros hasta alcanzar (en la versión Hatch) unos buenos 290 l de capacidad. Y en el caso del Sedán, ahora con 475 litros, el crecimiento fue aún mayor: 86 litros extra.
Otros cambios menos notorios son unos pilares C (es decir, el tercer pilar de la carrocería) 87 mm más finos y unos espejos retrovisores recolocados (ahora en la base de los pilares A) ayudan a minimizar los ángulos muertos del conductor y mejorar la visibilidad. La base de las ventanillas es más baja y unos nuevos cristales al final de las puertas traseras aportan tanto al conductor como a los pasajeros una mejor visión del exterior. Sí, otro de los puntos que se habían criticado en la prueba de Autoblog.
Y por si esto fuera poco, Kia mejoró mucho a nivel estructural a este producto. El chasis del nuevo Rio está fabricado con una significativa proporción de acero reforzado de alta resistencia (Advanced High Strength Steel AHSS). Además de mejorar la seguridad, este generoso uso del AHSS del 51% es mayor del que tenía la generación anterior, que era del 33%. Se ha utilizado este acero para reforzar los pilares A y B, la parte lateral inferior, la estructura del techo, el vano motor y el suelo del chasis. Es decir, hubo mucho más "refinamiento" en el desarollo. ¿Pero esto significa que es un producto mejor que el anterior? Para saberlo tendrán que leer la prueba completa dentro de unos días más.
Pero también esto se puede ver en los cambios completos de una generación a la otra, donde los fabricantes se encargan de tomar apuntes a los reclamos o críticas de sus clientes, para mejorar sus productos cuando toca el reemplazo de la vida comercial de tal o cual modelo. A veces estas modificaciones son más notorias que otras, mientras que algunas pasan muy desapercibidas.
Haciendo un poco de retrospectiva, en el año 2015 probé al Kia Rio de tercera generación (ver prueba) y en aquel entonces mis reclamos caían sobre tres puntos principales: gama reducida a una sola opción, sin controles de tracción ni estabilidad de serie, un andar algo firme para la ciudad, y algunos faltantes de equipamiento de confort. Era un buen producto, pero le faltaba un ajuste de tuercas extra.
En octubre de 2017 llegó la cuarta generación a Uruguay (ver lanzamiento) que si bien conserva una cilindrada similar, cambia de mecánica, estrena una nueva plataforma y mejora en muchos aspectos: la gama ahora tiene seis opciones en lugar de dos, mantuvo la configuración de dos carrocerías (Hatch y Sedán), los controles de tracción y estabilidad están presentes (aunque solo para la versión más equipada), se mejoró mucho el equipo de confort así como también en términos de dimensiones, estructura y espacio.
El aumento de 10 mm en la distancia entre ejes y 15 mm en la longitud contribuyeron a incrementar el espacio del habitáculo y del baúl. El espacio para las piernas crece hasta 1.070 mm delante y 850 mm detrás, mientras que el espacio para hombros es mayor que en la mayoría del segmento: 1.375 mm adelante y 1.355 mm atrás.
Aunque el nuevo Rio es 5 mm más bajo que el anterior, el espacio para la cabeza delante y detrás (1.020 mm y 964 mm respectivamente) está entre los mejores del segmento B. Otro elemento que aumentó fue el baúl, ganando tan solo 2 litros hasta alcanzar (en la versión Hatch) unos buenos 290 l de capacidad. Y en el caso del Sedán, ahora con 475 litros, el crecimiento fue aún mayor: 86 litros extra.
Otros cambios menos notorios son unos pilares C (es decir, el tercer pilar de la carrocería) 87 mm más finos y unos espejos retrovisores recolocados (ahora en la base de los pilares A) ayudan a minimizar los ángulos muertos del conductor y mejorar la visibilidad. La base de las ventanillas es más baja y unos nuevos cristales al final de las puertas traseras aportan tanto al conductor como a los pasajeros una mejor visión del exterior. Sí, otro de los puntos que se habían criticado en la prueba de Autoblog.
Y por si esto fuera poco, Kia mejoró mucho a nivel estructural a este producto. El chasis del nuevo Rio está fabricado con una significativa proporción de acero reforzado de alta resistencia (Advanced High Strength Steel AHSS). Además de mejorar la seguridad, este generoso uso del AHSS del 51% es mayor del que tenía la generación anterior, que era del 33%. Se ha utilizado este acero para reforzar los pilares A y B, la parte lateral inferior, la estructura del techo, el vano motor y el suelo del chasis. Es decir, hubo mucho más "refinamiento" en el desarollo. ¿Pero esto significa que es un producto mejor que el anterior? Para saberlo tendrán que leer la prueba completa dentro de unos días más.
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