Probamos al Lifan X50: un paso a la vez

lunes, 16 de mayo de 2016



Durante dos días y más de 210 kilómetros evaluamos al Lifan X50. La prueba completa dentro de unos días.
Ahora bajo el control de Lifan Motors Uruguay y no de un importador externo, la marca de origen chino está buscando cambiar su imagen así como también su gama de productos. Uno de ellos es el X50, un crossover de segmento B con el que convivimos durante dos días y más de 210 kilómetros.


Hace cuestión de unos meses atrás, Lifan Motors tuvo un gran cambio de dirección. Ya no sería Grupo Aler el que importaría sus productos. Ahora todo pasaría a las manos de Lifan Motors Uruguay, con sede en la planta de San José. Es decir, de un privado local a la propia firma manejando todo. Este cambio se pudo ver en el re-lanzamiento de gama que hicieron el año pasado (ver nota).

Pocas marcas tienen ese tipo de control, acá tenemos a General Motors (Chevrolet), Kia Motors y ahora a Lifan. A su vez, pese a que ahora está inactiva (ver nota), también tienen montada una planta de ensamblaje de unidades y otra de motores y transmisiones.


Uno de los modelos que estaba previsto que esta planta comenzara a exportar a mercados de la región es el X50 (ver lanzamiento). Este crossover de segmento B busca ser el primer modelo en despegarse de la imagen ya conocida de Lifan en nuestro país con productos como los 320, 520 y 620. Ahora buscan comercializar productos con cierto carácter propio y no "copias".

Pero esto llevará a dar un paso a la vez. Primero Lifan Motors Uruguay tendrá que mostrarle al consumidor uruguayo que ahora son ellos los que tienen la sartén por el mango. También deberán ganarse la confianza del consumidor con un servicio de atención al cliente eficiente y a su vez, demostrarle que están comercializando productos de mejor calidad que antes.


Es cierto que los prejuicios sobre las marcas de origen chino están cada vez más disipados, pero todavía están. Más que la confiabilidad o calidad de fabricación, al cliente local lo que más le persigue por las noches es saber si el día que quiera cambiar su auto, le darán dinero o billetes del Monopoly.

Por suerte hay una legión de consumidores que no solo vuelven a apostar, si no que defienden a capa y espada a los productos provenientes de la tierra de Mao. Y serán ellos, junto con la confiabilidad de los modelos los que lleven a que el valor de reventa de una marca no se desplome como si se cayera desde lo más alto de la Gran Muralla.


El X50 quiere apostar a eso. El diseño ya no se parece tanto a algunos productos occidentales y en materia de equipamientos de confort y precio (al menos en la versión probada, denominada Talent VIP), la ecuación que presenta suena bastante razonable. También lo hace desde la garantía, con 3 años o 100.000 kilómetros. Algo que no todas las marcas dan, increíblemente.

Por todo esto, decidimos darle una oportunidad al modelo para conocerlo a fondo y saber a ciencia cierta si estamos ante un cambio lento hacia un adiós total de los famosos prejuicios que acechan todavía a algunas marcas chinas. La prueba completa del X50 podrán leerla dentro de unos días.