Prueba: Renault Clio Mío Pack 1.2 (Parte 1)

martes, 14 de mayo de 2013



El Clio Mío es el modelo más accesible de la gama Renault en el Mercosur.
Nos subimos a la última novedad de Renault para el Mercosur. El Clio Mío llegó a comienzos de este año para ser el encargado de defender los colores del rombo en la parte más accesible del segmento B, la de los hatchbacks low-cost. ¿Querés saber qué nos pareció? La primera parte del test, tras el salto.

Como en el adelanto de la prueba dediqué espacio a contar la historia del Clio, en la prueba me toca hablar de la del Clio Mío. Este último rediseño del Clio II (nacido en 1998 en Europa, y regionalmente en el 2000) vio la luz en el Salón de San Pablo 2012 (ver nota). Pero antes fue presentado -aunque no con su nombre definitivo- mediante el anuncio por parte de Renault Argentina, de la fabricación de un “nuevo modelo económico” que iba a demandar una inversión de 400 millones de pesos argentinos (unos 60 millones de dólares) para adaptar la planta de Santa Isabel, en Córdoba. En un principio se le decía Clio LAC (Por Latinoamérica y el Caribe), pero el nombre para Argentina y Uruguay terminó siendo Clio Mío, mientras que en Brasil se le dice simplemente "Novo Clio".

La llegada del modelo a Uruguay se dio en enero de este año (ver lanzamiento), en una sola versión, a la que  se le puede sumar un Pack, instalado after-market, compuesto por levantavidrios eléctricos delanteros, bloqueo con mando a distancia y alarma, por un costo de U$S 700. El precio de entrada es U$S 17.990, que sumando el trío opcional eléctrico, aumenta a U$S 18.690. La garantía, al igual que toda la gama Renault, es de 2 años o 50.000 km. Autoblog pudo probar al Clio Mío en su variante Pack, con el único motor disponible para toda la gama, el conocido 1.2 16v de 75 cv de potencia. Comencemos con la evaluación.

EXTERIOR

Cuando se presentó el Clio Mío, muchos dijeron que la marca francesa había seguido el camino de su compatriota Peugeot, con el cambio del 206 al 207 Compact, o el de Chevrolet con el Corsa Sedán y el ahora Classic. Pero hay una diferencia clara: Renault no oculta que el Clio Mío no es otra cosa es un Clio II rediseñado, y porque además, mantuvo el nombre.

El cambio más radical viene por un frontal más actual, adoptando dos cosas: la nueva identidad de la marca, iniciada el año pasado, por el diseñador holandés Laurens van den Acker. Hay nuevos capot, ópticas, paragolpes, y parrilla, que ahora ostenta un gran rombo, que va acompañado por debajo por el nombre del modelo, un recurso visto también en el Clio IV que se vende en el viejo continente, y que tiene grandes chances de llegar por acá a fin de año. La parte baja del paragolpes lleva el espacio donde irían los faros antiniebla delanteros.


Lateralmente es donde el Clio hace menos esfuerzo por disimular el paso de los años, ya que es exactamente calcado al de hace catorce años. Las diferencias vienen dadas por dos desapariciones, la del guiño lateral en el guardabarros, y la de los apliques protectores de puertas, de los que igual se puede ver un rastro dibujado en la chapa. Manijas y espejos -que son nuevos- van en plástico negro, como en la última etapa del Clio anterior. Son nuevas también, las tazas plásticas.

Las ruedas sufrieron cambios en su tamaño. De utilizar neumáticos 175/65 R14, el Mío ahora cuenta con unos Fate Sentiva AR350 en medida 175/70 R13, lo que se responde con una sencilla frase: reducción de costos. Es un neumático que filtra bien los ruidos de rodadura hacia el habitáculo, y que ayuda en los caminos de peor estado.


El remate sufrió mínimos cambios en las ópticas, con una nueva distribución de elementos, y un portón de baúl nuevo, con un par de nervaduras marcadas. De todas formas, lo que se modificó más fue la luneta, una firma de identidad del Clio, que dejó de ser curva, para ser ahora plana, también para reducir costos. El problema que acarrea esta solución, es que el alerón de mayores dimensiones, complica la visibilidad hacia atrás por el retrovisor interno.

El Clio pertenece al segmento B clásico. ¿Se acuerdan cuando estos autos no pasaban los cuatro metros de largo? Con la cinta métrica en la mano, declara un largo de 3,811 m, un ancho de 1,640 m, un alto de 1,417 m, y una distancia entre ejes de 2,472 metros. Si lo comparamos con el Clio anterior, las diferencias son mínimas, con 7 mm menos de largo, 1 mm más de ancho, y las mismas dimensiones para el resto de las cotas.


INTERIOR

Si por fuera el Clio Mío no se esfuerza por ocultar su edad, en el interior digamos que prefiere ocultarlo aún menos. Hay pequeños cambios, como los nuevos paneles de puertas, que en nuestra unidad lucían uno de los opcionales, los levantavidrios eléctricos delanteros, con one touch para bajar y subir. Los espejos cuentan con regulación manual, y los mismos cuentan con una visibilidad mejorable, producto de sus reducidas dimensiones.

La posición de manejo, al igual que el Clio anterior, ofrece dos regulaciones básicas de asiento -respaldo y longitudinal- mientras que la columna de dirección y la butaca, no pueden modificar su altura. Pese a esas limitaciones, en mi caso, que mido 1,80 m de alto, pude encontrar una correcta posición al volante. Algo que perdió frente al modelo anterior, es la regulación en altura de los cinturones delanteros.


El tablero del tiene dos elementos de aguja, velocímetro y tacómetro. Este último se muestra con cuatro colores, pero no para darle un aire juvenil, sino que tiene una explicación funcional. La zona blanca marca donde el motor regula, la verde es en donde se prioriza el ahorro de combustible, amarilla es el de máximo rendimiento y la zona roja, obviamente, nos muestra el límite del impulsor. En el centro hay un display digital para la cantidad de combustible en el tanque, la temperatura de agua y una práctica computadora de a bordo.

El volante es el conocido de otros Clio, en plástico y solo con la bocina en el centro, ya que no hay airbags de ningún tipo. Otra de las pérdidas dentro de la reducción de costos, fue el clásico comando de radio por detrás del volante. La pedalera tiene un acelerador largo en su recorrido, en tanto que el embrague es algo más largo, y con el acople más bien alto. El pedal de freno es algo esponjoso en su tacto, pero permite dosificar bien la fuerza del pie derecho.


En la consola central el cambio viene por un nuevo equipo de audio. Ofrece radio AM/FM, lector de CD, MP3, conexiones auxiliares de audio tanto Jack como USB, lector de tarjetas de memoria SD y Bluetooth para telefonía. Por debajo del mismo, está el aire acondicionado de tipo convencional y correcto desempeño, en especial a la hora de enfriar el habitáculo. En la parte baja de la consola está mal ubicado, por delante del selector de cambios, el comando de la baliza.

La calidad de plásticos es solo correcta y similar a algunos de sus rivales. Si bien no se manifestaron grillos ni ruidos a plásticos sueltos, hay algunas rebarbas y encastres mejorables, en especial en la zona de la consola central, o en las bandejas portaobjetos de las puertas delanteras. Las butacas son muy cómodas gracias a un mullido blando, pero que no llega a cansar la espalda, además de contar con una correcta sujeción lateral. En tanto que la tapicería presenta un diseño agradable, y un tacto rústico.


Las plazas traseras, nunca fueron el fuerte del Clio. Dos adultos de no más de 1,70 m se pueden acomodar bien a lo ancho y alto, mientras que el espacio a las piernas es justo. Si tienen que viajar personas más altas, la habitabilidad es aún más ajustada. Cuenta con dos apoyacabezas y tres cinturones de seguridad, siendo el central de tipo abdominal. Los laterales, si bien son de tres puntas, son fijos, una solución incomprensible en un 0km del año 2013, y que hasta ahora solo era moneda corriente en algunos de sus rivales, aunque no en el producto del rombo.

En el baúl no hay nada que no se pueda esperar de un auto de segmento B tradicional. 255 litros de capacidad, que para los que precisen más espacio, se pueden ampliar rebatiendo el respaldo trasero de forma enteriza, no pudiendo modular pasajeros y carga. Bajo una sencilla alfombra plástica, se esconde el auxilio de chapa de mismas dimensiones que las cuatro titulares. El baúl también sufrió una reducción de materiales, perdiendo una sencilla luz interna, y algunos revestimientos internos.


MECÁNICA

Bajo el capot se esconde un viejo conocido de la familia Clio y posiblemente lo más destacado del modelo, el motor. El D4F es un cuatro cilindros, 1.149 cc, cuatro válvulas por cilindro, doble árbol de levas a la cabeza, que produce 75 cv de potencia a las 5.500 rpm y un torque máximo de 104 Nm disponible a las 3.500 vueltas.

Según la marca, para este Clio Mío, se realizaron modificaciones para mejorar la entrega de torque a bajas vueltas. No pudimos comprobarlo, porque no habíamos manejado ningún Clio previamente, pero digamos que les creemos, porque percibimos un impulsor elástico, que trepa rápido en vueltas, además de ser bastante ágil, también en parte gracias al bajo peso de la carrocería. Cabe destacar que el modelo perdió 70 kg respecto a su antecesor.


Este impulsor, le garantiza al Clio una respuesta enérgica a bajo régimen, que le permite moverse cómodamente en el tránsito urbano, su hábitat ideal. Utilizado entre las 2.000 y 3.000 rpm, se manifiesta silencioso, además de estar asistido por una caja que logra sacarle un buen partido a los 75 cv de potencia, con relaciones más bien largas que, obviamente, privilegian el consumo de combustible.

En tanto que en la ruta, si bien no es su terreno más fértil, sabe defenderse bien gracias a la elasticidad de la mecánica, y el bajo peso de la carrocería, aunque desde las 3.000 vueltas en adelante, el 1.2 se torna rumoroso, por dos motivos: viaja enroscado en vueltas, (va 110 km/h a unas 3.500 rpm), y cuenta con un escaso aislamiento acústico hacia el habitáculo, un mal endémico de la mayoría de los vehículos más accesibles del segmento B.


Yendo con las cifras de fábrica, declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 12,9 segundos, y una velocidad final de 161 km/h. Los consumos homologados por Renault hablan a las claras de que estamos ante una mecánica que cumple con lo buscado por un cliente que compra un vehículo accesible y para el uso urbano. En este ámbito da 7,0 l/100 km, mientras que en ruta baja a 4,7 l/100 km. En tanto que en ciclo mixto la cifra asciende a 5,5 l/100 km. El peso en orden de marcha, según la ficha técnica, está en los 906 kg.

Galería: Renault Clio Mío Pack 1.2
 Prueba: Renault Clio Mío Pack 1.2 (Parte 2)