Probamos al Citroën C4: de revolucionario a burgués

Finalmente regresaron las pruebas a AutoblogUY. Pese a habernos tomado unos meses, volvemos con una de nuestras notas clásicas. Para arrancar las evaluaciones 2012 elegimos al nuevo Citroën C4, un modelo que llega desde Francia con un diseño más conservador, pero más confortable que nunca.

Los hatchbacks de segmento C se levantaron de la lona hace unos dos años tras haber pasado bastante tiempo a la sombra de sus hermanos con baúl. Tras la fiebre del Volkswagen Vento en 2005 y la ola de modelos que salieron a pelearle el liderazgo, hoy los sedanes tienen una oferta casi diezmada. Vento ya no tiene la corona, ahora la lleva Renault con el Fluence, Chevrolet se mantiene al ritmo del rombo con Cruze y después viene el pelotón corriendo desde atrás, con Focus, Corolla, 408, Sentra, Elantra y Lancer, entre otros.

Por otro lado, los hatchs tienen otra historia. Con los 308, Cruze 5 y Tiida llevando la bandera del grupo con orgullo, los medianos cinco puertas hoy cuentan con mayor popularidad que sus respectivos modelos tricuerpo. Y Citroën no es la excepción a la regla. El veterano C4 sedán argentino ha visto reducida su oferta a dos versiones, mientras que el hatch, ahora de segunda generación y francés nuevamente, es la máxima expresión de modernidad del segmento junto a su hermano de sangre, el Peugeot 308 y el coreano Cruze 5. 

El Citroën tiene: un diseño moderno, mecánicas eficientes provenientes de la unión entre PSA y BMW, es importado y cumple con los requerimientos básicos del segmento en materia de seguridad, es decir, 6 airbags, ISOFIX y ABS de serie, con la opción del ESP solo para el 1.6 VTI automático.

Tras estos argumentos, algunos se preguntarán, ¿por qué el título "de revolucionario a burgués" si tiene todo para ser líder entonces? 

Hace siete años, cuando yo era un simple liceal, el C4 era un modelo que llegaba a nuestro país a patear el tablero en todo sentido. Tenía un muy buen precio para un importado, cercano a los U$S 24.000. Además era el primer auto del segmento en nuestro país que ofrecía seis airbags, ISOFIX, o ESP, además de otros elementos llamativos como un volante con el centro fijo, un tablero digital que cambiaba su intensidad en función de la luz solar, y opcionalmente, un sistema que te avisaba cuando cambiabas de carril involuntariamente, denominado AFIL, con una vibración en el asiento a la altura de los muslos, una tecnología que en aquel entonces era digna de autos mucho más caros.

Como si fuera poco, tenía una versión coupé con uno de los diseños más llamativos de la época, en especial por su portón trasero dividido en dos y casi completamente vidriado. Además, existía una variante VTS con 180 cv, que era todo un llamador de miradas y el modelo de WRC con Loeb al volante ganando títulos al hilo.

Hoy el Citroën está jugando otras cartas con el C4. No viene a patear nada y el robo de miradas se lo dejó a su hermano chic, el DS4 y la competencia en el rally al DS3. En diseño el C4 sigue siendo francés, pero sin la intención de llamar la atención, porque ahora lo que importa es hacer un hatch familiar cómodo, moderno y bien equipado.

En resumen, apela a una receta similar a la usada por su hermano mayor, el C5, que quiere parecer alemán, sin ser aburrido y a su vez, ser francés, pero tampoco gritarlo en la mitad de los Campos Elíseos. Lo que también se conoce como un francés aburguesado que te lleva a cualquier parte como si fueras sentado en una nube de terciopelo. Y este nuevo C4 sabe hacer eso a la perfección.