Probamos al Audi Q5: hora de recuperar el trono

lunes, 7 de agosto de 2017



Estuvimos probando al Audi Q5 en su segunda generación y será la próxima evaluación que podrán leer en Autoblog.
Durante cuatro días y más de 700 kilómetros evaluamos a la segunda generación del Audi Q5, un producto que cambia de origen, pero que busca mantener el liderazgo de un segmento en constante disputa, el de los SUVs medianos premium. Pero antes de la prueba, el ya clásico adelanto.


En los últimos años la batalla de las marcas premium se movió al territorio de los SUVs, tal y como pasa con el resto de las marcas de automóviles. Sin embargo, a diferencia de los productos más populares, en aquellos diseñados y comercializados para clientes con un mayor poder adquisitivo, la oferta es más reducida, aunque de mejor calidad.

Por eso lograr entrar en la cabeza (y el bolsillo) de un consumidor tan exigente, no es una tarea tan sencilla. Audi lo supo interpretar y luego de que sus competidores salieran al mercado con los respectivos X3, en el caso de BMW primero, y el GLK de Mercedes-Benz después, los de Ingolstadt patearon el tablero en el año 2008 con la primera generación del Q5.


Faltaban dos años todavía para que Autoblog saliera a la luz, pero recuerdo con claridad ese lanzamiento. Audi salía a meterse en un segmento dominado por productos poco atractivos a nivel estético, con un diseño muy depurado y distinto a todo lo conocido. Era uno de los primeros SUVs deseables de ese segmento en mucho tiempo.

Y los resultados de ese primer intento no demoraron en llegar. Audi cosechó ventas tras ventas, convirtiéndose el Q5 en el SUV premium más vendido del planeta, incluso tras la llegada de modelos más modernos y actuales en ese segmento. A tal punto llegó la demanda, que las ventas del A4, uno de los best sellers por excelencia de la marca, se empezaron a ver amenazadas, porque la gente empezaba a volcarse a la tendencia de comprar sport utilities por sobre las berlinas.


El único escollo que se le apareció en el camino al Q5 fue que uno de sus rivales había logrado entender la receta aplicada en 2008 y mejorarla un poco más, pero unos años más tarde, hay que decirlo. Esto pasó cuando Mercedes-Benz había lanzado en 2015 al GLC, el reemplazo del GLK. Ahí se podía ver la misma concepción del primer Q5, pero llevado a los estándares de diseño de la casa de Stuttgart, con un producto elegante, deseable y lujoso de verdad.

En ese momento el producto de Audi ya cargaba con siete años en el mercado sin mayores novedades. Y el público se lo hizo sentir. Ese público comenzó a poner sus ojos en el GLC y la demanda superaba a la oferta, al punto tal que los clientes tenían que esperar meses para poder llevarse una unidad a sus casas. Incluso al día de hoy, en el mercado nacional, sigue siendo el nuevo líder de ventas dentro de los SUVs medianos premium.


Sin embargo, no estamos más en 2015 y en 2017 hay un nuevo Q5 (ver lanzamiento). Todo nuevo. Hay una plataforma nueva, mecánicas nuevas e incluso un diseño nuevo, pero con el panache de siempre. Por esto es que su llegada generó casi el mismo revuelo que con la primera generación. Para que tengan una idea, en el primer mes de comercialización en nuestro mercado de esta segunda generación, se vendieron 23 unidades del nuevo Q5, tan solo nueve menos de las que había vendido durante todo el 2016.

Si bien el número ya de por sí suena auspicioso, estoy pasando por alto un detalle muy importante: hubo 23 clientes que pusieron U$S 92.000 sin siquiera ver al producto en persona, solo mediante fotos o en los configuradores. Con ese nivel de confianza depositada, queda claro que Audi entiende que llegó la hora de recuperar el trono del Q5. Pero para saber si esta segunda generación tiene las condiciones que hicieron tan exitosa a la primera, tendrán que esperar unos días más a la evaluación completa.