Probamos al Volkswagen Polo: el hermano del medio

viernes, 17 de abril de 2015



Manejamos al Volkswagen Polo, que regresa al mercado uruguayo ahora con origen indio.
Estuvimos evaluando al último lanzamiento local de Volkswagen, la quinta generación del Polo. Ubicado por encima del Gol dentro de la gama, se posiciona como una opción más moderna, pero a la vez (para muchos) igual a la de su hermano. Pero, ¿son tan similares como algunos piensan?

La psicología infantil moderna habla sobre un síndrome llamado "el hijo del medio", en donde los especialistas plantean que estos niños suelen quererse parecerse a uno u otro de sus hermanos, para buscar tener la atención de sus padres. Y esto perfectamente puede trasladarse al universo automotriz, siendo el padre una marca, y los modelos, claramente, sus pequeños retoños.

Esto es algo de lo que siempre ha sufrido el Volkswagen Polo (ver lanzamiento), un producto que en el Mercosur ha estado en el medio entre dos productos muy queridos por la marca y sus seguidores, los Gol y Golf. Además, durante casi siete años otro producto como el Fox tuvo que ocupar el lugar que dejó el Polo, pero con una propuesta más cercana a la del Gol, aunque sin llegar a un éxito similar al de sus hermanos de gama.


De todas formas, si bien ambos comparten la misma franja del mercado, Polo y Gol se parecen menos de lo que aparentan. Incluso pese a que por un tiempo, el Gol costaba casi lo mismo (en sus versiones más equipadas) que hoy vale un Polo, algo que Volkswagen notó, y de inmediato realizó un reajuste de precios, justamente para evitar ese problema de posicionamiento con la llega del nuevo modelo.

Ahora las diferencias realmente se ven, y ambos encontraron su lugar en la mesa familiar del Dr. Martin Winterkorn. El Gol ahora está donde pertenece, en el entry level del segmento B, el Fox es una alternativa a este, pero que prioriza el espacio interior, mientras que el Polo va ubicado en el segmento B+, por encima de ambos. Pero este posicionamiento superior también se puede ver claramente en otros ejemplos, particularmente en las plataformas que usan cada uno.


Mientras los Fox y Gol (y sus derivados Gol Sedán/Saveiro) llevan variaciones de la plataforma PQ24 (nacida en 1999 y usada por los: Škoda Fabia Mk1/Mk2, Audi A2, Volkswagen Polo Mk4, Seat Ibiza Mk3/Córdoba Mk2, Volkswagen Fox), el Polo usa la PQ25, nacida en 2008, y usada en India casi sin cambios frente a la que llevan los Seat Ibiza, Audi A1, y el propio Polo, pero producido en Navarra, España, que va para Europa y otros mercados.

Esta diferencia no es menor, y por más que para muchos en diseño se parezcan mucho (demasiado, diría), Polo y Gol son estructuralmente dos productos realmente distintos. Por ejemplo, ante la prueba de Latin NCAP, el Gol con airbags consiguió tres estrellas para adultos, y dos para niños, mientras que la misma forma de evaluación que hizo Global NCAP sobre el Polo de origen indio, dio como resultado un producto de cuatro estrellas para adultos y tres para niños.


No solo en las estrellas hay diferencias. También en los informes de cada prueba. Latin NCAP dice esto sobre la estructura del Gol: Se encontraron estructuras peligrosas en el área del tablero del conductor que podía ser impactadas por las rodillas del ocupante. La protección de la parte baja de las piernas del conductor fue pobre debido a los altos niveles de desplazamiento de los pedales y la actuación pobre del compartimiento para pies y el piso. (ver informe)

Global NCAP, en tanto, resumió esto sobre el Polo: El conductor y el pasajero recibieron una protección adecuada para el pecho, y se encontraron elementos estructurales peligrosos a la altura de las rodillas de los pasajeros delanteros. La estructura fue calificada como estable y puede soportar cargas de energía superiores (...). (ver informe)


Más allá de lo que dicen las fichas técnicas, uno llevando un 1.6 de ocho válvulas y el otro uno de 16, así como que uno tenga climatizador automático, y el otro aire acondicionado manual, por ejemplo, la mayor diferencia que inclina la balanza a favor del Polo es su seguridad disponible: cinco apoyacabezas, cinco cinturones de tres puntas, y anclajes ISOFIX para sillas infantiles, todos elementos que ningún Gol jamás conoció en sus cinco generaciones.

Entonces, más allá de alguna nota como esta (ver nota) que pretende encontrar semejanzas y diferencias, son más estas últimas que las primeras entre ambos, y es claro que un Polo no es un Gol, y viceversa. Hoy tampoco aquel que pueda llegar a un Gol Power puede acceder a un Polo Trendilne, especialmente cuando existen casi U$S 5.000 que separan a esos dos bolsillos.


Volkswagen hoy tiene en el Polo a un producto de concepción global y no regional, algo que los modelos de segmento B+ tienen como condición sin equa non para existir. Mientras en el Gol mantiene la receta de los productos de desarrollo pura y exclusivamente local. Una idea nacida a comienzos de los ochenta, y que en muchos mercados, ya pasó a los libros de historia. Y solo con esto, ya se puede argumentar que estamos ante dos mundos diferentes.

Pasando raya, ¿el Polo debería reemplazar al Gol en Uruguay? No, son productos complementarios apuntados a públicos diferentes dentro de un mismo segmento. ¿El Gol está quedando rezagado ante una gama de modelos nuevos (Polo, restyling del Fox, up!) de Volkswagen? Absolutamente, y sus propios hermanos están poniéndolo en un aprieto, incluso más que sus rivales naturales. Prueba de ello es la pérdida de liderazgo en su mercado más importante, Brasil (ver nota).

Pero más allá de eso, la semana que viene veremos qué tanta razón tienen los papeles por sobre las sensaciones de manejo. Es por eso que nos subimos al Polo Hatch en su versión Trendline Tiptronic por más de 400 kilómetros con el fin de conocerlo a fondo, y poder evaluar a fondo al nuevo integrante de la familia Volkswagen, el hermano del medio.