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| Evaluamos al buque insignia de Jetour, el X95. Un SUV mediano a precio de uno compacto. |
Voy a contar una anécdota pre-pandémica para este adelanto. Hace dos años, cuando viajé por primera vez a China, tuve un ida y vuelta logístico muy peculiar a este destino fascinante, que me llevó a descubrir lo que relataré en este adelanto de prueba. Al ser un viaje tan largo (más de 30 horas de vuelo), por una cuestión de ir más cómodo y mejor descansado, pregunté a la aerolínea si no era mucha molestia que me gestionaran un pasaje en clase business (o primera clase, como se decía antes) para el tramo final del trayecto. No todo el viaje desde Uruguay. Sino la "pierna" final, un vuelo entre Dallas, Estados Unidos y Shanghái, China. Pero el precio era altísimo y me dijeron que no se podía hacer además porque estaba el vuelo sobrevendido. Una pena, otra vez será.
Por otros detalles logísticos que no voy a narrar acá para hacer más corto el cuento, al final el periplo aeronáutico terminó siendo vía Europa, partiendo desde el aeropuerto de Ezeiza. El viaje fue con las siguientes escalas: Montevideo-Buenos Aires-Roma-Shanghái. Y sí, todo en clase turista. Un detalle no menor del por qué de mi pedido para poder realizar este viaje en las mejores condiciones posibles: el mismo día que me iba a Shanghái, regresé a Uruguay desde Perú a las 7 de la mañana, fui a mi casa a cambiar de valijas, almorcé con mi familia, y a las 3 de la tarde estaba subiéndome de nuevo a un avión, pero rumbo a China. Prometo nunca hacer eso de nuevo, jurando en nombre de los pocos pelos que me van quedando.
El primer tramo, entre Argentina e Italia, lo hice en un Aerolíneas Argentinas de acompañante con un ex-militar que viajaba por primera vez al Vaticano. Me tuvo de charla todo el viaje transatlántico e incluso a la hora del desayuno, me echó en cara que a la noche no le quise hablar porque prefería dormir en el avión. A mitad del viaje, casi éramos una pareja casada. Incluso cuando nos bajamos del avión en Italia, me pidió mi teléfono "para quedar en contacto" y me despidió con un abrazo. Uno de esos "single serving friends" que el protagonista de la película "Fight Club" menciona al conocer a Tyler Durden. El avión, para aquellos que gustan de estas nerdadas, era un muy cansado (como quien escribe al llegar a ese destino) y poco espacioso en clase turista, Airbus A330.
Sin embargo, desde Roma, partiendo desde el (genial) aeropuerto de Fiumicino, y llegando a China en el (ya no tan genial) aeropuerto de Pudong, me tocó volar en una aerolínea que desconocía por completo hasta ese momento: China Eastern. Es una de las mayores aerolíneas chinas, con una flota superior a los 500 aviones y más de 1.000 destinos locales e internacionales. También tiene precios mucho más razonables y accesibles en comparación a empresas más conocidas, porque tienen un tráfico enorme de manera interna en ese país. Al llegar al avión de CE, resultó ser más grande, espacioso e incluso lujoso que el que me había llevado hasta Italia, aunque también acá estaba viajando en clase turista. Era un Airbus A350-900 recién estrenado, casi con olor a nuevo.
No quiero exagerar, pero la experiencia de viajar en turista con esa aerolínea, estuvo pelo a pelo con haber hecho un viaje en un Airbus A380 de Emirates en las mismas condiciones de estrato socio-aeronáutico. Es decir, envidiando poco a un pasaje de business en términos de comodidad, espacio y atención, pero a un precio bastante más accesible. Viajé muy cómodo, con un acompañante de origen asiático bastante respetuoso y que en todo un viaje de casi 12 horas, lo único que me pidió fue permiso dos veces para salir a estirar las piernas. A la vuelta hacia Uruguay, mi acompañante fue una señora que consumía semillas de zapallo secas y chorizo crudo como snacks. Pero ese es un cuento para otro día.
Volviendo a los aviones chinos y la comodidad, es muy normal que en aquel país todos los medios de transporte grandes, busquen apelar al confort por sobre todo. No en vano son uno de los pocos mercados que demandan la mayor cantidad de vehículos con distancia entre ejes extendida, con el fin de tener a los ocupantes traseros en pleno confort. Eso sí, a precios más lógicos que aquellos productos provenientes desde otras regiones. Sabiendo esto, tiene todo el sentido que exista una marca como Jetour. Ellos se encargan solo de hacer SUVs compactos y medianos, con mucho espacio interior, pero a valores muy razonables. Incluso similares a segmentos inferiores a los que ellos participan. Un ejemplo es su nuevo X95 (ver lanzamiento), que por tamaño y equipamiento es su buque insignia, un SUV mediano a precio de un compacto. Como ir en business, pero a precio de turista. La prueba completa, en unos días más.
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