Así se celebraron los 50 años del BMW 2002 en Uruguay

jueves, 15 de noviembre de 2018



Más de 50 BMW 2002 se reunieron en la casa central de BMW Uruguay para celebrar los 50 años del lanzamiento local.
Este sábado se llevó a cabo un evento para conmemorar los 50 años del lanzamiento del BMW 2002 en Uruguay. Asistieron más de 60 unidades de todos las épocas de este emblemático modelo tan importante para la marca alemana en nuestro país. Más, a continuación.

Pese a la lluvia, el pasado sábado 10 de noviembre se celebraron los 50 años del lanzamiento del BMW 2002 en Uruguay. Se realizó un evento que comenzó a partir de las 10:30 hs con un desayuno en Motor Haus (importador y distribuidor de BMW para Uruguay), en su casa central ubicada enfrente al Palacio Legislativo, donde también el 2002 se supo ensamblar, gracias a la iniciativa de José Arijón, Uruguay fue el único lugar por fuera de Alemania en el que se fabricó este modelo.

Sobre las 12 horas, se partió en caravana con todos los autos en un recorrido que incluyó una foto grupal en el Museo Oceanográfico y que más tarde terminó en el Museo del Carruaje en Carrasco, con un almuerzo compartido y visita al mencionado museo. Hace algunos días atrás, con motivo de esta reunión, la Revista Galería publicó un reportaje con algunos dueños del 2002. Por si no la leyeron, ahora podrán hacerlo. Además, los dejo con las imágenes de la reunión del sábado pasado.


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La tribu del 2002

Diseño alemán. Uruguay, pese a ser un mercado pequeño, fue uno de los pocos países fuera de Alemania en los que se armó el 2002, y el único que tuvo una planta privada de armado que no le pertenecía a BMW. Tal vez sea por ese motivo que los 750 BMW 2002 que se ensamblaron en la planta, ubicada en Cuareim y General Freire, tuvieron un impacto tan fuerte en la historia del automovilismo local. Aunque si se le pregunta a un miembro de la tribu, como Javier Puig, dirá que el motivo del éxito y la permanencia de este modelo es que “50 años después sigue representando lo mejor del diseño alemán”.

“El modelo caló hondo en el corazón de los fierreros acá en Uruguay”, explica Federico Sierpien, uno de los organizadores del encuentro, quien además de ser un apasionado del modelo, está vinculado laboralmente a la marca. “Sé que hay algunos que no tienen el auto y que igual van a seguir la caravana para festejarle el cumpleaños. Tiene miles de adeptos en Uruguay porque se ensambló acá; fanáticos, mecánicos, gente que lo tuvo usado, gente que lo compró 0km”, explica Sierpien satisfecho con la magnitud que ha ido tomando el festejo que pensó junto con Alejando Guerra, Jorge Sanguinetti y Pablo Acosta.


“Algunos autos son para ir del punto A al punto B. Sin embargo, autos como el 2002 son para disfrutar el trayecto”, afirma Puig, un enamorado del modelo desde niño que participará con su 2002 del año 73. Recuerda que el primero en el que anduvo era de su vecino. “Las veces que pude andar en él me llamaba la atención el carácter, la respuesta, la agilidad y deportividad del auto”, cuenta. Recién hace un año y medio pudo cumplir el sueño de tener el suyo.

Sin embargo, su diseño no es lo único que se destaca de este modelo. “Es un auto icónico porque salvó a la compañía BMW de ser absorbida por la Mercedes Benz”, explicó el conocedor de este y otros modelos de la marca alemana, Gustavo Parodi, refiriéndose a la época de la posguerra en la que BMW se encontraba en crisis. “En ese contexto se realizó una junta de accionistas que decidió arriesgarse con la producción de nuevos modelos”. Así surge el BMW 1600 y como continuación el 2002, que era similar al anterior pero con un motor más grande. “Esto ocurre en 1968, que fue un año bisagra por el Mayo Francés, las rebeliones estudiantiles en todo el mundo y la invasión de Checoslovaquia”.

Hecho acá

En 1968, año en que se empiezan a armar los 2002 en Uruguay, estaba vigente la Ley de Integración Nacional, una normativa que restringía las importaciones. Para que un modelo ingresara al mercado uruguayo debía ensamblarse con un porcentaje de piezas importadas y otro de piezas armadas en Uruguay. “Bajo ese mecanismo se importaron muchos coches, algunos Ford y otros BMW”, recuerda Parodi. “Abundaban las plantas de armado, los autos eran en su mayoría armados acá, muy pocos eran importados”, agrega Sierpien. Al mismo tiempo regía la Ley de Importaciones con Compensatorias, que exigía a los importadores a exportar mercadería por igual valor que el de la mercadería importada.


La historia de los 2002 ensamblados en Uruguay va de la mano con la del empresario gallego José Arijón, que fue el único en el mundo en armar los 2002 en una planta que no fuera de BMW. “Los alemanes, que no son de confiar mucho, confiaron en él y le dieron la posibilidad de armarlos en Uruguay, lo que fue un hecho histórico”, asegura Parodi.

Para poder ensamblar autos en Uruguay, Arijón tuvo que comenzar a fabricar tornillos y accesorios para autos en cuero, que luego exportaba para generar créditos que le permitieran cumplir con la normativa vigente e importar las piezas que necesitaba para ensamblar los vehículos. Su planta funcionó hasta principios de los 90, cuando dejó de ser conveniente producir acá al cambiar la normativa y abrirse el mercado a las importaciones.

Pasión de familia. 

Eduardo Gómez Cabrera utiliza su BMW, más que nada, para asistir a los eventos del Montevideo Classic Car Club junto con sus sobrinos nietos. Es un apasionado de los autos, empezó a correr a los 17 en el interior y su especialidad es en regularidad, otra forma de competir en automovilismo. Le encanta cómo se comporta el 2002 en las curvas y considera que no es difícil mantenerlo, porque al haberse armado en Uruguay hay muchos mecánicos que trabajaron en el ensamblado y que a su vez entrenaron a otros.


“Mi primer auto me lo compré a los 24 años, fue un 2002 blanco y lo vendí cuando me casé”, cuenta José Luis Echevarría. “Un día, en el año 1996, me crucé con este 2002 en la calle, frené al dueño y le pregunté si lo vendía. Me dijo que no, que hacía 20 años que lo tenía. Le hice un par de comentarios sobre el auto y me dijo: ‘No lo vendo ahora pero el día que lo haga quiero que lo tengas tú’. Me llamó al año y en ese momento mi señora estaba esperando nuestro segundo hijo y precisábamos un auto; José Ignacio fue la excusa para comprar ese 2002”, recuerda.

“Mantenerlo cuesta muy poco porque francamente no se rompe nunca. Tiene una mecánica súper simple; lo que sí puede costar caro son los repuestos. He traído de Alemania algunas piezas y por supuesto que son caras, pero lo de todos los días, si no tenés accidentes, es muy manejable. Nunca le tuve que hacer cosas importantes y el motor nunca lo tuve que abrir; tiene el mismo de cuando lo compré en el año 97, sin haberle hecho absolutamente nada”, explica Echevarría.

Candelaria Torrendell tiene su 2002 en el taller. Lo está arreglando junto con su novio, Fernando Amacoria, con quien se casará en diciembre. Cuenta que nunca había pensado tenerlo hasta que sus padres los sorprendieron al dárselo como regalo de casamiento.


Lo que más le gusta del auto —que pertenece a su familia desde hace 20 años, corrió varios rallys y un año las 19 capitales— es el ruido de su motor. Coincide con José Luis Echevarría en que mantenerlo cuesta poco y considera que el secreto de la popularidad de este modelo es que en su época era un auto moderno y deportivo, y al mismo tiempo se podía usar todos los días. Está exonerado de patente de rodados por ser anterior a 1975 y paga un seguro contra todo riesgo que cuesta 300 dólares.

“Además de ser un clásico, es un auto que siempre le encantó a mi padre, porque en su juventud era el que todos querían tener”, explica el piloto Nicolás Corallo, que comparte su 2002 con su padre Jorge. “Lo compramos hace nueve años, totalmente desarmado y en pleno proceso de restauración. Ahí nos metimos en la difícil tarea de armarlo nuevamente, pero luego de empezar la restauración decidimos cambiar el rumbo para modificarlo y realizar una réplica de un modelo deportivo especial que se llamaba 2002 Alpina”, dice.


“Arreglarlo es todo un tema porque los repuestos son muy difíciles de conseguir, no solo en Uruguay, sino a nivel mundial”, explica Corallo. Considera que el modelo marcó un momento muy bueno para la marca en el mundo de las competencias: “Lo usamos en pruebas de circuitos, alguna prueba de regularidad y eventualmente los fines de semana salimos a dar alguna vuelta. Al estar modificado debería llegar a unos 190 o 200 km/h, aunque no lo hemos probado”.

El 2002 en la pista

Miguel Ameglio heredó el amor por los BMW de su padre, que era muy cliente de la marca. En los 60 su padre tuvo un BMW 1600, que es el modelo anterior al 2002, que comparte con este la carrocería. Luego compró un 2002 TI.

“Yo ya tenía experiencia en otras categorías“, cuenta Ameglio, que fue corredor durante muchos años: “Fue José Arijón el que me invitó en 1972 a participar de las Seis horas de Ancap”. Ese año integró la dupla ganadora con Aldo Dacal en el segundo equipo de BMW que corrió en el Autódromo del Pinar. El primer equipo estuvo integrado por Diego Fernández y Rafael Paullier. Ese día, su 2002 del año 70 se impuso ante modelos como un Fiat 125, un Alfa Romeo 1300 y un Peugeot 504.

El vínculo de Miguel con el automovilismo siguió con otros modelos y en otras categorías, pero hasta hoy recuerda al BMW 2002: “Sin duda era el mejor auto que había en plaza en esa época”.




























Video: BMW history. The 02 Series.