Probamos al Audi TT RS: una anomalía en la rutina

miércoles, 13 de junio de 2018



Nos subimos durante casi una semana al Audi TT más potente y veloz de la historia, el nuevo TT RS Coupé.
Autoblog es el primer medio local que pudo evaluar en suelo uruguayo al más radical de los Audi TT. Durante casi una semana y por más de 850 kilómetros probamos al TT RS en su variante Coupé con el impulsor cinco cilindros de producción más potente del planeta: 400 cv y 480 Nm.

Toda mi adolescencia e infancia la pasé leyendo revistas de autos. Desde mis 7 u 8 años las tardes de fin de semana estaban destinadas a eso. No era fanático de mirar dibujitos, aunque como todo niño, lo hacía. Tampoco salía a jugar a la calle con los amigos del barrio. Esa colección de revistas (que conservo hasta hoy) eran mis juguetes más preciados.

Ahí era muy común ver a testers que evaluaban en Europa o en Argentina, autos deportivos muy potentes, inalcanzables, exclusivos y que hoy serían (y siguen siendo) carne de carspotters en Instagram. Era como tener una Playboy en el dormitorio, pero sin que tus padres te rezongaran por degenerado si te agarraban leyéndola. Nunca me pasó, tengo amigos que me contaron (?).


Casi 20 años después me pude dar el lujo de estar viviendo de eso que de chico entretenía mis tardes. Pero con una diferencia notoria: esto es Uruguay. Acá no se prueban deportivos de altas prestaciones, los autos de evaluación son los mismos que usan los clientes y como son para hacer publicidad, en la gran mayoría de los casos están arruinados con ploteos con diseños dignos de un pasquín barrial. Uno de mis grandes objetivos es algún día poder arrancar de cuajo uno de esos de la carrocería de un auto. Tan solo un sueño.

Pero cada tanto, muy cada tanto, se genera un escenario anómalo a la hora de probar un auto. Y en lo personal, son esas cosas las que siguen siendo un motor para realizar este trabajo. Porque experimentar en carne propia eso que me impulsaba de pequeño a ser lo que hoy soy, tiene una razón de ser. Sé que puedo sonar muy paulocohelesco, pero es así. Digamos que sería para un fanático del fútbol que toda la vida miró la Champions, poder pisar el Old Trafford para ver un Arsenal versus Manchester.


Acá es muy raro que una marca le preste a un medio un deportivo de 400 cv, del que solo hay una unidad circulando, que su valor excede lo que cualquier periodista de autos podría ganar en diez años escribiendo sobre citycars accesibles, y que además seguro supere el costo de toda la flota de unidades de test de otras empresas y que además se lo entregue para que lo use sin restricciones de ningún tipo por una semana entera.

Esto me va a pasar dentro de unos días cuando Audi me entregue en mano la llave de un TT RS Coupé (ver lanzamiento). Sí, estoy escribiendo esta nota bastante antes de haber tenido el auto en mi garage, pero cuando la lean ya el auto hará unos días que habrá vuelto a la gente de la marca. Llámese ansiedad para algunos. Para mi esto es adelantar trabajo nomás. O tal vez sí sea ansiedad después de todo.


Lo mismo que me está pasando ahora, lo viví hace tres años atrás con el primer Audi TT que manejé (ver prueba). Fueron cuatro días inolvidables y eso que estaba utilizando a una versión 2.0 TFSI, es decir, con "apenas" 230 cv de potencia. El TT RS tiene casi el doble de esa cifra para domar. Y todo en un producto que utiliza la misma base de un hatchback compacto A3 Sportback o de un popular Volkswagen Golf, por ejemplo. ¿Quién dijo que lo simple no podía ser divertido?

En este caso todo va a ser más que la primera vez que conviví con un TT: más potencia, más días de uso, más kilómetros para probarlo y también más responsabilidad (y presión) de salir a la calle a rodar con un auto que vale el doble del primero que probé. Lo que se dice una verdadera anomalía en mi rutina de periodista especializado. Pero también será revivir esas tardes leyendo Evo, Autopista, Parabrisas y Quatrorodas o mirando Top Gear en la TV y descubriendo un mundo de deportivos exclusivos. Con la diferencia que ahora me toca estar del otro lado para contarlo.