Durante cuatro días y más de 650 kilómetros nos subimos a la cuarta generación del Kia Sportage. |
¿Cómo darse cuenta si una marca apuesta mucho al diseño en sus desarrollos? Si uno de sus CEOs es un diseñador. Tal es el caso de Kia Motors, que desde hace cuatro años tiene como uno de sus tres directivos al alemán Peter Schreyer, padre de obras maestras del diseño como son el primer Audi TT o el Volkswagen New Beetle.
Si paramos uno al lado de otro a los modelos de esta marca surcoreana veremos no solo el famoso family feeling con la parrilla "nariz de tigre", si no que también aparecen diseños muy atractivos en todos sus productos. Desde un sencillo Picanto a un suntuoso K900.
Schreyer a su vez, fue el encargado de darle a la marca la identidad corporativa y de diseño que tiene hoy. Si bien comenzó su camino en Kia Motors diseñando un producto bastante tosco y rústico como es el SUV Mohave, en 2010 hizo un hat-trick con los Cerato, Sorento y Sportage.
Este ultimo producto en especial creó un nuevo estilo de SUV compacto, donde ya no se apelaba tanto a las líneas cuadradas de la segunda generación del modelo, si no que se apostaba por un estilo más agresivo, diferente a todo e infinitamente más dinámico que el producto al que reemplazaba.
Esas líneas diferentes y jugadas le valieron al Sportage numerosos premios de diseño a nivel internacional, entre ellos el Red Dot Award, uno de los más prestigiosos del mundo en esta categoría. Creo que no hay un solo dueño de esa generación del modelo que lo haya elegido por otra cosa que no sea el diseño. Y si existe algún motivo por encima, seguro el estilo viene en segundo lugar.
Por eso cuando Kia estaba a mediados del año pasado comenzando a adelantar a la cuarta generación muchos temieron con que la marca diera otra vuelta de tuerca radical. ¿Qué pasaría si ahora vuelven a un estilo más conservador? ¿El Sportage perdería uno de sus principales argumentos de venta?
No, nada de eso pasó. Porque "el equipo que gana no se toca", la nueva generación del Sportage (o New Sportage como se le conoce comercialmente) es una clara evolución que conserva muchos rasgos de la tercera pero que los lleva a un aspecto más deportivo y elegante aún. Nuevamente, el diseño sigue mandando.
Para saber si el Sportage además de tener un gran diseño (sé que a muchos no les gusta el nuevo frontal, no soy uno de ustedes) es un SUV compacto digno de pelear los primeros escalones del segmento, es que nos subimos a uno durante cuatro días en su versión más equipada, la GT Line, y la evaluación completa podrán leerla dentro de unos días.