Chau Prisma. Tras seis años en las lineas de Gravataí, el sedán del Celta dice adiós. |
El Celta, como muchos sabrán, nació en el año 2000, siendo una actualización profunda sobre la primera generación del Chevrolet Corsa, llegado a la región en 1994. Seis años después de su lanzamiento, la marca del moño decidió hacerle un restyling que se caracterizaba por un nuevo frontal similar al Vectra de aquellos años, un motor 10 cv más potente y pocos detalles más.
Aprovechando esta actualización, es que Chevrolet decidió darle vida a una nueva carrocería para el Celta, denominada Prisma, un sedán que solo agregaba un mayor voladizo trasero (339 mm extra) que se traducía en más capacidad de baúl (439 litros, contra los 260 l de un Celta) Dentro de la gama brasileña, este modelo se ubicaba por encima del veterano Classic, y por debajo del Corsa II sedán. Su estética, tan parecida al tope de gama de Chevrolet en el Mercosur, le valió el mote de "mini-Vectra", aunque el Prisma estuviera a años luz de él en todo sentido. En 2011 tuvo una última actualización (el de las imágenes de esta nota) que también llegaron al Celta (ver nota lanzamiento)
Contaba con los mismos impulsores del Celta, es decir, el 1.4 litros de 90 cv y un 1.0 exclusivo para Brasil, con 60 cv. Este modelo, hoy llega al final de su vida, ya que la planta de Gravataí donde se producía junto a su hermano hatchback, a partir de ahora recibirá al Onix, que además de la carrocería de cinco puertas que mostramos en esta nota, contará en 2013 con un tricuerpo que tomará el lugar del Prisma y del Corsa II tricuerpo, quedando por debajo del Sonic sedán en la gama actual.
En Brasil o Argentina, el Prisma nunca tuvo una buena respuesta por parte del público, ya que era más caro que un Classic, pero sin ofrecer mayor equipamiento o espacio que aquel, además de no tener el imbatible valor de reventa que ostenta el longevo sedán del Corsa y ser casi tan caro como un Corsa II en sus versiones más completas, por lo que la gente se iba o bien al Classic, si buscaban algo accesible, o al Corsa II si querían un modelo un poco más grande y moderno.
La filial uruguaya de GM jamás lo intentó traer, justificando su decisión en esa reacción del público de los países vecinos, y además porque hubiera sido poco inteligente poner en riesgo las ventas de dos sedanes exitosos de la marca en Uruguay, como son el Classic, el Aveo o en su momento como lo era el Corsa II tricuerpo. Hay que reconocerle a la filial local el buen ojo en este sentido. Así que sin más, adios Prisma, por lo visto, son pocos los que te van a extrañar.
Aprovechando esta actualización, es que Chevrolet decidió darle vida a una nueva carrocería para el Celta, denominada Prisma, un sedán que solo agregaba un mayor voladizo trasero (339 mm extra) que se traducía en más capacidad de baúl (439 litros, contra los 260 l de un Celta) Dentro de la gama brasileña, este modelo se ubicaba por encima del veterano Classic, y por debajo del Corsa II sedán. Su estética, tan parecida al tope de gama de Chevrolet en el Mercosur, le valió el mote de "mini-Vectra", aunque el Prisma estuviera a años luz de él en todo sentido. En 2011 tuvo una última actualización (el de las imágenes de esta nota) que también llegaron al Celta (ver nota lanzamiento)
Contaba con los mismos impulsores del Celta, es decir, el 1.4 litros de 90 cv y un 1.0 exclusivo para Brasil, con 60 cv. Este modelo, hoy llega al final de su vida, ya que la planta de Gravataí donde se producía junto a su hermano hatchback, a partir de ahora recibirá al Onix, que además de la carrocería de cinco puertas que mostramos en esta nota, contará en 2013 con un tricuerpo que tomará el lugar del Prisma y del Corsa II tricuerpo, quedando por debajo del Sonic sedán en la gama actual.
En Brasil o Argentina, el Prisma nunca tuvo una buena respuesta por parte del público, ya que era más caro que un Classic, pero sin ofrecer mayor equipamiento o espacio que aquel, además de no tener el imbatible valor de reventa que ostenta el longevo sedán del Corsa y ser casi tan caro como un Corsa II en sus versiones más completas, por lo que la gente se iba o bien al Classic, si buscaban algo accesible, o al Corsa II si querían un modelo un poco más grande y moderno.
La filial uruguaya de GM jamás lo intentó traer, justificando su decisión en esa reacción del público de los países vecinos, y además porque hubiera sido poco inteligente poner en riesgo las ventas de dos sedanes exitosos de la marca en Uruguay, como son el Classic, el Aveo o en su momento como lo era el Corsa II tricuerpo. Hay que reconocerle a la filial local el buen ojo en este sentido. Así que sin más, adios Prisma, por lo visto, son pocos los que te van a extrañar.