Probamos al Peugeot 308 GTi: cruza de guepardo y león

Otra prueba más para el archivo de AutoblogUY, sin embargo no fue una evaluación más. Dejando de lado al auto, del cual hablaré en detalle en la prueba, hoy les contaré la anécdota de dónde la realizamos, porque es increíble.

Muchos simplemente se levantan a la mañana, leen la nota, comentan algo y listo. Esa es la vida que tienen las pruebas que nos llevan mucho más tiempo que el que toma terminar una taza de café. Tras saber qué auto se va a probar, la segunda tarea es elegir el lugar y la tercera es rogar que el tiempo acompañe. Luego vienen otra serie de factores igual de importantes, como que las fotos queden bien, los videos sean los suficientes, etc.

Para el caso del 308 GTi decidimos que había que buscar un lugar acorde para poder aprovechar al máximo a este deportivo. Facundo decidió probar suerte con el Autódromo del Pinar, pero esa tarde justo estaba ocupado porque el fin de semana había fecha de AUVO y los pilotos estaban en plenas prácticas. 

Tras esta noticia, la noche antes de recibir el auto, a mi genial compañero de ruta se le ocurrió ponerse a navegar el mapa de Montevideo con Google Maps y de pura casualidad dio con el lugar perfecto. Me pasó por mail unas coordenadas y las busqué. De repente ví en la pantalla una recta eterna en pleno campo, al Oeste de Montevideo. ¿Dónde queda esto y qué corno hace una ruta asfaltada sin terminar en el medio de la nada? fue lo primero que se nos ocurrió pensar. Tomamos más o menos la dirección de cómo llegar y munidos no de uno, sino de dos GPS, nos dirigimos hacia el lugar.

Al llegar nos encontramos con que la calle que nos llevaba al paraíso, terminaba adentro de una base naval, más precisamente de la UNAPO, sigla para Unidad de Apoyo Operativo. "Marchamos" fue la expresión a coro. Bueno, no usamos precisamente esa palabra, pero creo que se hacen la idea. De todas formas, siendo muy demasiado optimistas, decidimos seguir camino hasta llegar al puesto militar que estaba a la entrada a la base y allí poder usar nuestra arma más efectiva: la palabra.

"Buenas. Somos de un sitio de autos, Autoblog Uruguay, y llegamos hasta acá para hacer unas fotos y videos del auto en la recta que está allá -mano por la ventana apuntando al lugar-. ¿Se podrá pasar?"

El guardia, muy amablemente nos pidió los documentos, e incluso hasta le dimos una tarjeta del sitio. Se retiró y por handy preguntó al cuartel por la situación. Tras unos minutos de espera, en los que nos imaginábamos el abanico de excusas para no dejarnos pasar, regresó, nos devolvió los documentos -y hasta la tarjeta-, levantó la barrera y nos dejó pasar, diciéndonos que habláramos adentro con alguien que nos abriera la tranquera para pasar a la recta.

Llegamos al cuartel, uno de los militares se subió al auto, elogió el techo cielo y nos acompañó hasta a la portera para ingresar a la recta. Un gran candado, una cadena, -ambos oxidados producto de más de diez años de abandono- además de varias hileras de alambre acerado, no nos dejaban pasar. El uniformado sacó una bayoneta y primero pretendió romper el candado. No pudo, y nosotros no podíamos creer la escena. Probó después con el alambrado. Tampoco hubo suerte. Fue a buscar un manojo de algo más de veinte llaves, y cual adolescentes en Felíz Domingo, probamos cada una de ellas. El resultado fue el mismo.

En un atizbo de "actitud McGyver" producto de la desesperación del momento, con el cabo decidimos romper el alambrado con lo que tuviéramos a mano. Saqué el gancho de remolque del baúl y cual matón me dirigí a por dos hileras del alambrado, mientras él seguía probando con su bayoneta. Cuando cada alambre hizo "clac", cayó la tranquera. Finalmente el 308 GTi llegó a la ruta asfaltada y sin estrenar que ven en las fotos. Ahi estuvimos toda la tarde, solos con el auto hasta que cayó la luz del día, momento en el que se subió la tranquera otra vez, y dejamos ese lugar lo más intacto posible, a no ser por algún que otro "autógrafo". Esta semana tendremos la prueba más felina de todas: un guepardo que quiere pasar por león en una ruta abandonada en Punta del Tigre.

*Agradecimiento especial: a la gente de la UNAPO por la infinita amabilidad y a Gabriel por las fotos del backstage de esta nota.