Hace algunos meses,
Autoblog estuvo una semana en Suecia por invitación de
Volvo Uruguay y
Latam para probar a su gama
MY25. Pero hoy nos vamos a concentrar en un fenómeno escandinavo y más precisamente, sueco: el amor y cultura de este país por el mejor formato de vehículo: las rurales.
Desde Gotemburgo, Suecia (*) - La cultura escandinava es famosa por pertenecer a países en donde no hay muchas horas de luz al día durante el invierno y muchísimas durante el verano. En ese momento del año, o cerca de él, es que tuve la chance de visitar por primera vez, Suecia. El sol se oculta cerca de las 22:30 y el alba comienza con mucha energía cerca de las 4:30 am. La suficiente cantidad de horas diurnas implica que salgas mucho a caminar para cansarte y vencer el “jet lag” que experimentamos los latinoamericanos por tener 5 horas de desfasaje. Pero también al estar acostumbrados casi al doble de horas de dormir a la noche, algo que ni la más fuerte dosis de melatonina logra mitigar con éxito.
Esas caminatas me llevaron a explorar un fenómeno que no es novedad para nadie. Pero que una vez estando acá en Suecia (esta nota la escribo desde mi habitación en Gotemburgo mientras miro a la calle) se hace aún más manifiesta. Este país es uno de los últimos rincones en el planeta donde las rurales todavía tienen un gran mercado así como una masa de consumidores que aún las prefieren por sobre los SUVs o incluso las berlinas tradicionales. Los suecos y sus familias suelen salir mucho de viaje a otros países vecinos y tienen una red vial suficientemente buena como para hacer varios kilómetros al año, en caminos con condiciones adversas de nieve y hielo. Por lo que la tracción integral es casi una opción obligada.

Por eso las rurales son tan populares. Buscan espacio y un chasis ajustado para cubrir largas extensiones con un alto grado de seguridad incluso a altas velocidades. Algo que los SUVs también pueden hacerlo, pero que cuentan con una penetración de mercado menor por ofrecer en la gran mayoría de los casos, un centro de gravedad mayor, una menor capacidad de baúl y precios más elevados respecto a las rurales de segmentos equivalentes. En los últimos 2 años, Europa es el mercado en el que las rurales tienen el más alto market share con respecto a la venta de sedanes. Rondan el 10% del volumen en el continente, una cifra que no está nada mal teniendo en cuenta la competencia que existe con los SUVs.
Volvo y la extinta Saab son dos marcas que han incursionado en este tipo de automóviles en los mercados europeos y mundiales. Pero en Suecia, son la mayoría absoluta. Basta con hacer dos cuadras por ciudades como Gotemburgo para darse cuenta de la cantidad y variedad que hay. Los V60 y V70 son mayoría, seguido por los 244 y 850 que también siguen circulando, algunos en un estado de conservación envidiable. Durante mi estadía junto a Volvo Uruguay y Latam, pedí para manejar dos unidades MY2025 de esta mítica silueta sueca, un V60 T6 AWD (2.0 turbo con 253 cv y 350 Nm + motor eléctrico de 107 cv y 309 Nm) y un V90 T8 AWD (2.0 turbo con 310 cv y 400 Nm + motor eléctrico de 107 cv y 309 Nm).

Durante el viaje pude conversar con los ingenieros responsables de la marca. Pero en especial con Emmet Glynn, ingeniero responsable de dinámica vehicular de Volvo Cars a nivel global. Tras una prueba de manejo con los V60 y V90, me tomé un café con él y conversamos sobre estos dos productos. Al estar basados en la misma plataforma que los XC60 (ver prueba) y XC90 (ver prueba) que tenemos en América Latina, trazar un paralelismo entre la dinámica de ambos conceptos. Tanto Emmet como yo notamos que V60 sigue un planteo más “sport” que V90, algo que también se replica entre los XC60 y XC90. Pero que en el caso de las rurales, se ve de manifiesto en mejor medida por una posición de manejo más cercana al piso, un chasis con un menor centro de gravedad y lo que es vital, una altura al suelo más reducida. V60 es casi una rural deportiva. Con un equilibrio exquisito entre confort y dinámica. V90, no se aleja de esto, pero lo mezcla con una cuota de comodidad aún mayor, y un nivel de filtrado superior al del V60.
Si recordarán en las pruebas de XC60 y XC90, comenté que tienen el andar de una berlina con las dinámicas de un SUV, es decir, hay ciertas inercias en la carrocería a la hora de trazar curvas y su dinámica se lleva mejor con la topografía latinoamericana al tener un despeje más generoso. En Suecia eso no es tan necesario, aunque el estado del asfalto no es de lo mejor. En Sudamérica tenemos carreteras con un material más suave, diría. Sin embargo, para las rutas que van entre Gotemburgo y la hermosa localidad costera de Särö, estas rurales fueron la herramienta perfecta para atravesar caminos sinuosos entre pinos y abetos tan enormes y majestuosos como el martillo de Thor. V60 y V90 son “frutos prohibidos” en mercados como el nuestro. Por eso la oportunidad de manejarlas en Suecia era tan urgente.
Podría comparárselas con el catálogo de Ikea. Tienen un diseño minimalista, clásico, y atemporal. Y son productos pensados para ser prácticos y que nos faciliten la vida. Las rurales son en América Latina nos son esquivas, al igual que la tienda sueca de mobiliario. Mientras seguimos comprando SUVs, que son el equivalente a un sillón yankee: son grandes y están pensados para estar sentados muchas horas con comodidad. Pero a la hora de movernos en ellos, no paran tienen la misma firmeza de una medusa, quedando metido entre almohadones. Prefiero los sillones modulares minimalistas de madera y lana reciclada que te permiten estar sentado o dormir en ellos, sin problemas de espalda en ningún caso. Además, lucen clásicos y elegantes. Al igual que las rurales suecas. Larga vida a ellas por sobre los SUVs.
(*) Viaje por invitación de Volvo Uruguay (Eximar) y Volvo Latam.