Evaluamos al más grande, exclusivo y lujoso de los SUVs de Volvo, el XC90. |
A criterio personal, creo que hay solo dos grandes trilogías suecas. La primera es la de la saga Millenium, la serie de novelas policiales que escribió Stieg Larsson sobre una las andanzas de Lisbeth Salander, una hacker veinteañera antisocial con una tremenda memoria fotográfica, y Mikael Blomkvist, un periodista de investigación que edita una revista llamada Millennium (de ahí el título de la serie). Es una historia oscura, muy atrapante y genial por donde se la mire.
Larsson quería escribir una saga de diez títulos, pero debido a su repentina muerte de un infarto en 2004 solo pudo completar los tres primeros títulos, que además fueron publicados de forma póstuma: "Los hombres que no amaban a las mujeres" (2005), "La chica que soñaba con una fósforo y un bidón de gasolina" (2006) y "La reina en el palacio de las corrientes de aire" (2007). Es una trilogía recontra recomendable. Pero de los tres libros, me quedo con el primero. De las películas que se hicieron, también. Y de la remake norteamericana hecha por el gran David Fincher, me quedé con ganas de que estuviera un pelito mejor.
Siete años después de que Larsson editara su obra de forma póstuma, en Gotemburgo se estaba escribiendo otra saga que no tenía que ver con asesinos, investigadores con sweaters turtle neck ni hackers con muchos tatuajes. Allí, Volvo comenzaba a escribir su renacimiento tras la adquisición por parte de Geely, tras haber pasado años a la sombra del fallido PAG (Premier Automotive Group) creado por Ford, y que sirvió más que nada para que la firma norteamericana se "apropiara" con las tecnologías desarrolladas por Volvo, Land Rover y Jaguar, exprimiendo a las tres firmas por igual hasta su venta.
La vida bajo el paraguas de Geely es muy distinta a la que tenían con el conglomerado de Detroit. La firma de origen chino solo ha facilitado el capital necesario y suficiente para que Volvo haga sus cosas tranquila sin tener miedo de que sus hermanos mayores le vengan a "copiarle la tarea". Y si bien hay colaboración mutua entre ambas, no existe esa naturaleza de fagocitar a compañías más chicas que sí se notaba con el PAG. Por tal motivo, es que hoy la firma sueca tiene un portfolio de productos que es, sin dudas, el mejor de todos sus tiempos.
El primero en inaugurar ese renacimiento en 2014, fue el XC90 (ver lanzamiento), que cambiaba por completo a un modelo que databa del año 2002, una longevidad poco usual en la industria automotriz del primer mundo. Fue éxito comercial por una serie de virtudes como ser: el espacio interior con capacidad hasta para siete pasajeros, la comodidad de uso, la solidez constructiva y por sobre todo, al ser un Volvo, la bestial ingeniería de seguridad que tenía por detrás. Conozco casos de clientes de XC90 que cambiaron más de una vez por otro y al llegar la segunda generación, se volvieron a quedar dentro de Volvo o pasaron al nuevo XC90.
La segunda generación de este SUV grande, se encargó de cimentar a una nueva generación de productos de Volvo, como luego fueron siendo el soberbio XC60 (ver prueba) y el genial XC40 (ver prueba). Con XC90, la marca sueca se propuso transmitir su concepto original y diferente del lujo. Es más, con él, se creó el slogan "our idea of luxury" (nuestra idea del lujo), que mantiene hasta nuestros días, con productos que más allá de tener un arsenal tecnológico tan grande como para darle un ataque de ansiedad a un geek, también son vehículos sobrios, que esconden en esa simpleza escandinava, mucho más de lo que son. El XC90 es la primera parte de esa trilogía de SUVs suecos. Y promete ser la mejor de todas, igual que la novela inicial de Larsson. En unos días, análisis del capítulo uno de la saga premium de Gotemburgo.