Editorial: mientras nos reímos de sus copias, China nos pasó por encima

jueves, 9 de mayo de 2019



China va a tomar por asalto a la industria automotriz mundial en menos tiempo de lo que pensamos.
Los prejuicios del pasado y la ignorancia general no nos están dejando ver que la industria del automóvil va a subsistir gracias a un solo país: China. Ya es el motor del desarrollo de muchas marcas no solo locales, sino también extranjeras. Y lo que es insólito: acá todavía no nos dimos cuenta.

Desde Wuhu, China (*) - En estos momentos estoy en China, más precisamente en Wuhu, la ciudad natal de Chery Auto, escribiendo esta nota en un hotel enorme y hasta diría grosero en tamaño, de cinco estrellas. Pero cuya estadía cuesta apenas unos U$S 50 la noche, pese a que cuenta con los mismos niveles de lujos que uno que vale U$S 300 la noche en nuestro país. E incluso me atrevería a decir que más.

Es mi primera visita a este lugar y también a China en general. Los diez días que estoy por terminar de pasar acá, y visitando tres ciudades (Shanghái, Wuhu, y Ningbo) me hicieron caer en la cuenta de que en occidente no le estamos dando la atención que se merece este país. En especial en términos de industria automotriz y que todavía no vimos ni un 10% de lo que son capaces de hacer. Y lo digo porque es un ejemplo comparable al del hotel que menciono al comienzo.


Ellos ya tienen un modo de vida bastante más alto y más accesible que el que tenemos en Latinoamérica, por ejemplo. Cualquier joven empleado, de entre 25 y 35 años, puede comprarse el último smartphone y un auto 0km de segmento C todos los años si quisiera. Sin ir más lejos, el mercado de los citycars acá está desapareciendo y son las berlinas y los SUVs compactos los que esos consumidores prefieren como primer auto. De ahí que en Uruguay, los citycars chinos casi que se borraron del mapa. Ya ni los propios chinos los desean. Quieren algo (muchísimo) mejor en su garage.

Por eso decía más arriba que no nos damos cuenta de la incidencia que está teniendo la industria china para el mercado uruguayo. Todas sus tendencias van a terminar replicándose (bah, ya están teniendo consecuencias) en nuestra región, porque están comenzando a ser los encargados de mover el mercado mundial, sin importar qué clase de consumidor seamos. Marcas como Chevrolet, están desarrollando su nueva gama de vehículos accesibles en China, junto a SAIC, que luego será producida antes de fin de año en Brasil, México y Argentina. Además, como ya vieron hace algunos días atrás, en junio vamos a recibir al Captiva de segunda generación que ahora producido en China junto a Baojun. En este informe podrán verlo estacionado en las calles de Ningbó bajo esa marca.


A su vez, visitando el Salón de Shanghái 2019, pude darme cuenta de otra cosa más: la próxima generación de vehículos producidos en China avanzó muchísimo en poco tiempo. Hay marcas de las que jamás escuché, como Jetour (propiedad de Chery), y otras que sí, como Wey (de Great Wall) o Lynk & Co (de Geely) que están creando modelos que sorprenden a más de uno por su diseño y calidad de fabricación. Chery mismo se animó a crear Exeed como su nueva marca premium con el objetivo de venderla también en Europa. Otra marca como es BYD, me dejó sorprendido por el salto que pegó en China en comparación a los modelos que vende en Uruguay. Y llegarán por acá pronto.

Es cierto, en algunas marcas se siguen viendo resabios de lo peor de la industria de este país: las copias descaradas (como el Land Wind acá arriba de estas líneas), las mecánicas obsoletas, los materiales baratos y de baja calidad. Pero hay toda una nueva generación de modelos que están dando vuelta esa página y a una velocidad tal, que todavía en occidente no la vemos pasar. Pero ya hay fabricantes "no-chinos" que sí lo vieron y ya se subieron al tren asiático. Sin ir más lejos, casi que no quedan marcas del otro lado del mapa que no hayan firmado con alguna automotriz china algún tipo de acuerdo comercial, fabricación o de desarrollo. Y las chinas, por su parte, tienen centros de desarrollo monumentales que ninguna marca occidental tiene.


Sin ir más lejos, Chery cuenta con un edificio entero (creado sin proveedores externos) para hacer crash tests internos que es usado por el gobierno chino y otros fabricantes por tener siete pistas para pruebas de impacto con rieles cada 15º para simular todo tipo de evaluación según norma europea, australiana, china o estadounidense. Para tener una referencia, ADAC, el Automóvil Club Alemán, que trabaja junto Latin NCAP o Euro NCAP y otros organismos independientes, tiene solo una. Ni siquiera Volvo tiene unas instalaciones de este tipo. Y estamos hablando de Volvo. Ah, que dicho sea de paso, es propiedad de Geely, una empresa china, ¿lo recuerdan?

La industria automotriz acá está recién empezando a mover sus engranajes y tiene una clientela de millones ávida para comenzar a consumir lo que produce a la velocidad que se reproducen las bacterias. No hay una cultura del automóvil ni tampoco un fanatismo desmedido o pedigree como pasa en otros países. Pero el cliente chino está todavía madurando su naturaleza y junto a él, toda una industria va siguiendo sus pasos. Es muy fácil poner de ejemplo a lo que sucedió con las marcas japonesas a finales de los sesenta y luego las surcoreanas a comienzos de los ochenta. Pero las chinas van a pegar un batacazo más grande y en menor tiempo. Perdón, ya lo están dando. Mala mía.


La muestra más grande (y explícita) de eso es el Salón de Shanghái en sí. Mientras París o Frankfurt sacan pabellones o se quedan sin marcas qué exponer, la muestra china que se realiza en los años pares (en los impares va para Bejing, así que el año que viene es ahí), me dejó como un niño en una juguetería. Me sorprendió todo. La variedad de productos, la variedad de marcas, el tamaño de los stands y hasta la enorme cantidad de gente que había en los pasillos. Y eso que era el primer día de prensa, por lo que no me quiero imaginar cómo será cuando abren las puertas al público.

También es la primera vez en la que una jornada para periodistas no me alcanza para repasar todo lo había. Era tal la cantidad de vehículos en exposición, que no pude verlo todo. Me voy frustrado y a la vez sorprendido por todo. Es una sensación extraña, lo sé. Pero tras esta primera visita siento que cada año voy a volver a China de ahora en más, porque el corazón latente de la mejor página de la industria automotriz actual y del futuro por venir, está acá. Y sí, no falta nada para que todos tengamos un auto chino en nuestro garage. Sea de la marca que sea y pese a quien le pese.


El futuro de la industria automotriz mundial no está en Europa ni en los Estados Unidos. Mucho menos en Brasil o Argentina. Ni siquiera lo tiene entre sus manos Elon Musk con Tesla y sus productos que enloquecen multitudes on line. No se engañen. Les pongo un ejemplo tan simple pero sorprendente. Visité a un amigo que vive hace 10 años en China. En su edificio de apartamentos, en lugar de tener un espejo en el ascensor, tiene pegados avisos publicitarios de Mazda y Qiantu (otra marca china, pueden ver sus autos en la última foto del informe). O que en el avión que te lleve a China, 5 de las 6 publicidades que aparecen antes de la película que vas a mirar, sean de Audi, Acura, Toyota, Cadillac y GAC Motor. La sexta era de una compañía de colchones premium. Sí, chinos también, obvio.

Mientras en occidente estamos distraídos buscando parecidos a todo lo que hacen acá y burlándonos de ellos por copiar todo, China ya nos pasó por encima hace rato con otra camada de productos que ellos ya disfrutan y que nosotros tal vez jamás podamos tener. Hoy ya son el primer mercado automotriz del mundo: en 2018 comercializó 28 millones de unidades, pese a tener una caída del 2,3%, según las cifras de JATO Dynamics. Sí, no está errado el número. 28 con seis ceros atrás. Todavía no pude descifrar como este hotel de lujo cuesta U$S 50 dólares la noche. Dudo que me cuenten el secreto, de todas formas. Los chinos inventaron la pólvora hace miles de años. Hoy ya no inventan nada. Pero están explotando mejor que nadie al desarrollo en el mundo del automóvil. Y al ritmo que lo hacen, están corriendo incluso más rápido que su invención más famosa.











(*) Viaje por invitación de Chery Uruguay y BYD Uruguay