Probamos al Suzuki Jimny: un juguete para niños grandes

lunes, 18 de febrero de 2019



Autoblog evaluó durante cuatro días y por más de 680 kilómetros al Suzuki Jimny de tercera generación.
La próxima prueba de Autoblog será bastante especial. Evalué durante cuatro días y por más de 680 kilómetros al Suzuki Jimny de tercera generación. No es un vehículo como cualquier otro. Sino que es en esencia, un juguete chico para niños grandes. Y explicaré a continuación por qué.

Este oficio me ha permitido usar varios modelos del mercado local. A veces cuando estoy aburrido en los semáforos, me pongo a contar cual niño revisando su mazo de figuritas coleccionables, qué autos ya pude manejar y cuáles no. Con 243 (contando a este que ven en imágenes) vehículos probados en casi nueve años para Autoblog, la lista cada vez es más reducida y las selladas se vuelven más complejas de conseguir.

Uno de esos productos es el Suzuki Jimny (ver lanzamiento). Una verdadera rareza en la fauna automotriz mundial. Un todoterreno (ni se les ocurra decirle SUV o camioneta a esto) que roza casi la categoría de kei-car, con chasis de largueros (como una pick-up), tracción 4x4 con alta y baja, tracción trasera y carrocería de tres puertas. Darle a un nerd como me considero algo de esta naturaleza, es como regalarle un cubo Rubik a un niño hiperactivo: no sabe por dónde arrancar a usarlo de la ansiedad que me genera.


Suzuki es una firma que ha ido apostando a los vehículos pequeños desde siempre. El origen del Jimny se remonta a más de 50 años atrás, pero tuvieron que pasar 20 para que esta generación actual (la cuarta) vea la luz. En todas esas evoluciones, la receta siempre fue la misma: tamaño reducido y grandes capacidades todo terreno. Muchos podrán tomarlo por un 4x4 urbano, pero les invito a buscar videos de alguno de estos pequeñuelos poniendo en aprietos a SUVs que cuestan el doble o triple.

Y eso también forma parte de la gracia de este producto. Ese aura de "David versus Goliat" que siempre tuvo. Algo chiquito y adorable, que puede lograr más cosas que productos más grandes y toscos. Al igual que me pasara hace un par de años atrás con un familiar del Jimny, el Ignis (ver prueba), la naturaleza diferente, divertida y lúdica de las cosas en un envase chico me atrae y mucho. Luego se podrá discutir el estilo de estos productos. Pero que llaman la atención, ni lo duden.


Por eso me resultan igual de fascinantes que aquellos productos que se dirigen a un público que casi nadie atiende o con estilos polarizantes de "me gusta/lo odio". Y cuando además, tienen mucho sentido del humor sobre ellos mismos por alguna de sus características que los definen, directamente me conquistan con un flechazo. ¿Cuántos automóviles pondrían en su catálogo la frase "la estabilidad de un colibrí, con la potencia de un rinoceronte"? Sí, adivinaron: solo el Jimny.

Los objetos que nos hacen reír son los que nos llevan a nuestro estado primario de felicidad: la infancia. Y en el caso de los automóviles, también. Sentir que estamos jugando con algo, más que usándolo, es una sensación inigualable. Suzuki apela a esto desde el diseño y la conducción off-road con este todoterreno. Busca sacarle una sonrisa a quien lo usa, pero también al que lo ve pasar por la calle. Es un juguete para niños grandes, como lo es este redactor. Pero el Jimny también será el protagonista de la prueba que podrán leer en unos días más.