Prueba: RAM 1500 Laramie V8 HEMI (Parte 1)

martes, 3 de septiembre de 2013



Con sus más de 5,8 metros de largo y casi dos metros de alto, la RAM 1500 impone respeto. Foto: BR1 | Photography
Por más de 400 km de ciudad, ruta y campo, nos acompañó una RAM 1500 Laramie V8. Su carta de presentación la muestra como una de las pick-up's más grandes y potentes del mercado local. Analizamos su diseño, interior, y mecánica, tras el salto.

EXTERIOR

Por dimensiones, la Laramie Crew Cab está mas cerca de un minibús que de un auto. Mide 5,81 m de largo, 2,01 m de ancho y 1,96 m de alto. La distancia entre ejes es de unos generosos 3,57 m, que se traducen en una generosa habitabilidad.

Su diseño no busca disimular su tamaño. Es más, parecería que hasta se buscó el efecto contrario. El frontal es presidido por la tradicional parrilla en cruz cromada, junto a faros que parecen pequeños en comparación con la inmensidad del conjunto.


El paragolpes integra los antinieblas y una buena dosis de cromo, como si no fuera suficiente. Así es el gusto del Tio Sam, y en este caso, no creo que quede mal.

El lateral, gracias a los músculos de los pasarruedas delanteros, logra desmarcarse de la tradicional monotonía que encontramos en el perfil de las pick-up's. La cintura es alta y recta, y vemos detalles cromados como los espejos o tiradores de puertas.


Los vidrios son tintados en la Laramie, generando un agradable contraste con la carrocería en blanco perlado, mientras que las llantas son de 17 pulgadas, con neumáticos 265/70 R17.

La trasera se destaca por las dos salidas de escape -que escucharán en acción en el video-, que dejan claro que no estamos frente a un simple vehículo de trabajo. Los faros tienen luces LED, con señaleros rojos yankee style


La caja de carga, de fácil acceso y bien iluminada en la noche, mide 1,89 m de largo, 1,71 m de ancho y 0,50 m de alto. Cuenta con una capacidad de carga de apenas 730 kg, pero puede remolcar hasta 4,5 toneladas, y eso es lo más importante en sus pagos.

INTERIOR

En un semáforo pude comprobar que a bordo de la RAM, viajaba casi a la misma altura que el chofer del Cutcsa que estaba a mi derecha. Tiene un precio: subir no es fácil, y menos sin la ayuda de un estribo. Exige un pequeño salto, poco elegante, y que nos hace perder por un momento esa sensación de ser Walker, Texas Ranger.


Una vez a bordo, los asientos nos hacen sentir en un sillón. Son enormes, cómodos y calefactables. La posición de manejo elevada permite visibilidad en todas direcciones, y no es difícil viajar a gusto con regulaciones eléctricas en los asientos y pedales, y manuales para el volante.

Aunque se partió de una pick-up, por lo que no sorprende ver tornillos poco disimulados o encastres lejos de la perfección, en el interior de la RAM Laramie se nota el esmero. Los materiales son agradables tanto al tacto, como a la vista, con cuero, cromo y símil-madera por doquier.


El volante calefactable -un placer en las mañanas frías- incorpora los mandos del sistema multimedia y la computadora de abordo. Detrás, encontramos el ejemplar instrumental con seis elementos analógicos, así como un completo display digital.

En la consola central habita una pantalla táctil de ocho pulgadas, que comanda el climatizador, la imprescindible cámara de reversa y el equipo de audio uConnect, que se asocia con parlantes firmados por Alpine, por si nos aburrimos del sonido de los ocho cilindros. Nunca me pasó.


Los portaobjetos abundan en el interior de la RAM. Hay dos guanteras, un cajón en la consola central y otro que aparece si rebatimos el asiento central. Ya que lo menciono, está pensado para alojar a alguien que no supere los 1,70 m, pero sin apoyacabezas y con un cinturon de dos puntas. Mejor prescindir de él.

Las plazas traseras de la Laramie, gracias a la carrocería Crew Cab, son enormes -nunca repetí tanto este adjetivo-, y permiten acomodar a tres adultos a lo largo, ancho y alto. El piso es plano, y hay tres apoyacabezas, anclajes LATCH para sillas infantiles, y cinturones de tres puntas para todos los ocupantes.


MECÁNICA

¿Downsizing? No. En este caso, se partió de la vieja teoría yankee de que “there's no replacement for displacement", o en español, que no hay reemplazo para la cilindrada.

Debajo del capot encontramos un clásico de la industria automotriz norteamericana, un 5.7 V8 HEMI de dos válvulas por cilindro. Eroga unos bestiales 395 cv a 5.600 rpm, acompañados de un torque de 555 Nm a 3.950 rpm. Y como suena. 

La transmisión es automática de seis relaciones, con tracción integral. El consumo declarado en ruta es de 12,3 l/100 km y 18 l/100 km en ciudad. Como veremos más adelante, las cifras reales no son tan optimistas. Cuenta con el sistema Multi-Displacement System de desconexión de cilindros para mejorar la eficiencia.


Esta mole pesa 2.351 kg en vacío. Cuenta con suspensión delantera independiente, y trasera de eje rígido con resortes helicoidales. Es una de las pocas pick-ups del mercado local en contar con discos ventilados en las cuatro ruedas, junto a ABS y EBD.

La dirección es electro-asistida, y el tanque de combustible tiene una capacidad de 98 litros. Hagan cuentas.

En el papel se ve bien, ¿no? En unos días, les cuento como se mueve.

Galería: RAM 1500 Laramie V8 HEMI

Prueba: RAM 1500 Laramie V8 HEMI (Parte 2)