Probamos al Ford Fiesta Kinetic: con pasaporte Mercosur

lunes, 18 de abril de 2016



Volvimos a evaluar al Ford Fiesta Kinetic, ahora con origen Brasil y en el nivel de equipamiento S Plus.
Casi tres años después de la prueba del Ford Fiesta Kinetic, volvimos a visitar a este producto pero ahora con la excusa de su cambio de origen de México a Brasil. Manejamos durante cuatro días y más de 400 kilómetros a la versión S Plus equipada con el motor 1.6 de 120 cv de potencia.

Si bien es un término que no existe para la Real Academia Española, en el universo del comercio y los negocios se aplica mucho el concepto de "tropicalización". Para los que no estén familiarizados con él, puede sonarles a playas, cocos, y palmeras, pero está muy alejado de eso.

Tropicalizar un bien de consumo es adaptarlo a las necesidades y costumbres de un determinado público. Pasa desde un sabor de helado hasta un automóvil. En esta parte del mapa las famosas "adaptaciones Mercosur" son eso, tropicalizaciones. Son vehículos que nacen en otros continentes y luego se comienzan a producir en la región con una serie de modificaciones que se adaptan al consumidor local.


Es así que nacen productos con estilos diferentes creados en el Mercosur que nunca se adaptan al ojo sudamericano si alguna vez vimos al original en el extranjero. Ni hablemos si los pica la fiebre de los productos pseudo-aventureros y sus carrocerías se brotan de plásticos negros. Pero hay contados casos en los que se respeta bastante la receta primaria de algunos productos al punto tal de que es muy difícil separar al autóctono del alóctono.

Tal es el caso del Ford Fiesta Kinetic. Como algunos sabrán, este modelo llegó a Uruguay importado desde México en 2013 (ver lanzamiento), pero un año más tarde al Fiesta le cambiaron su documento de identidad. En donde dice "lugar de nacimiento" ya no figura Cautitlán, México, si no São Bernardo do Campo, Brasil.


A partir de finales del 2014 las versiones Hatch comenzaron a venir importadas desde el país vecino (ver lanzamiento), y solo a los ojos de algunos el producto es diferente al chicano, porque en lo estético (casi) son dos gotas de agua. Los sedanes, por su parte, siguen viniendo desde la tierra del mezcal y los tamales.

Pero la mayor diferencia de este producto frente al mexicano, está en que junto al cambio de origen hubo una variación bastante notoria en el precio. Al momento de ser lanzado en 2013, para acceder a un Fiesta Kinetic había que desembolsar unos 26 mil dólares. Con el brasileño hoy basta con tener algo menos de 20 mil para tenerlo en tu garage.


Curiosamente no hubo cambios en la mecánica, y sigue con el mismo motor que probáramos en aquel entonces (ver prueba), el Sigma 1.6 litros, 16 válvulas, con sistema de apertura variable Ti-VCT y 120 cv de potencia. El diseño es igual, e incluso las llantas de aleación son las mismas. También hay diferencias en el equipamiento de seguridad, pero eso será tela que cortaremos en la prueba.

Con la excusa del cambio de origen, le pedimos a la gente de Ford un Fiesta S Plus, el segundo escalón de la gama para probarlo durante cuatro días y más de 400 kilómetros, y así poder saber a ciencia cierta si más allá del cambio de pasaporte, el Fiesta del Sur sigue siendo el mismo que el del otro extremo del continente. Pero para eso tendrán que esperar hasta el próximo viernes.