Probamos al BMW X5: la renovación de un pionero

lunes, 3 de enero de 2022



Iniciamos la temporada 2022 de evaluaciones con la cuarta generación del BMW X5.

Para comenzar el ciclo de evaluaciones del 2022, saldaremos una cuenta pendiente. Probamos a la cuarta generación del BMW X5, uno de los SUVs premium medianos precursores de este segmento hace ya más de dos décadas. Pero como ya es costumbre, antes del análisis, tenemos un pequeño adelanto de test.

Hoy con cada lanzamiento de un SUV premium, ya no nos sorprendemos tanto. Pero hace 20 años atrás, esto no era moneda corriente. Lo normal eran ver evoluciones de sedanes y coupés de segmento C o D, e incluso más arriba. No existían los crossovers, ni tampoco los hatchbacks compactos de marcas aspiracionales (que, vamos, es como deberíamos llamarles).

Sin embargo, allá por 1998 y 1999, tres empresas decidieron quebrar con esto. No recuerdo cuál fue la primera. Pero hasta entonces, el universo del SUV premium era patrimonio de unos pocos. Estaban los Range Rover, algunas versiones muy potentes y lujosas de los Jeep Grand Cherokee, Mitsubishi MonteroNissan Patrol, o Toyota Land Cruiser, y no había muchos más jugadores.


Esas tres marcas que menciono más arriba fueron Mercedes-Benz, Lexus y BMW. Sí, luego se le sumaría Porsche con el Cayenne más adelante, pero eso es harina de otro costal, el de los SUVs premium prestacionales. Las firmas germanas y esa nipona inauguraron una nueva categoría por aquellos finales de los años noventa con los Clase ML, RX y X5 de primeras generaciones.

En el caso de Lexus, además fue el primero en entrar en esa tendencia de los SUVs con silueta fastback (mal llamados coupé), mientras que los ML y X5, fueron la semilla de muchísimos productos similares en los años siguientes. Incluso firmas como Land Rover, especializadas en off-roaders desde el día cero, decidieron entrar a ese segmento muchos años después con la creación de los Velar o Range Rover Sport.


¿Pero qué crearon estos modelos? Básicamente el terreno fértil para lo que hoy conocemos. Un mercado diezmado por los SUVs de lujo, tomando lo mejor de las berlinas de segmento D y E, pero adaptándolas a una carrocería que promete más espacio, practicidad y versatilidad de usos, gracias a una posición de manejo más elevada, plazas traseras aptas para adultos, un espacio de cargas modulable, y un despeje al suelo que se adapte a (casi) todo tipo de caminos.

A su vez, el marketing (sí, siempre es con ellos la bronca) también se ha encargado de vencderle a los consumidores un estilo de vida aventurero. Es más, la carta de presentación de aquel primer Mercedes-Benz ML fue en la pantalla gigante, en la segunda entrega de la película Jurassic Park, como el vehículo utilizado en el famoso parque de dinosaurios. Aunque lo más cerca de uno que van a estar sus usuarios de un ambiente selvático y aventurero como ese, sea yendo a verlo en un complejo de cines.


BMW tuvo un camino similar, aunque enfocado en la dinámica de conducción, como ya es costumbre en la filosofía de la marca (freude am fahren, ja?). Si bien la gran mayoría de los ML o X5 tenían tracción a las cuatro ruedas, el modelo de la casa de Múnich utilizaba un sistema de transferencia de par que enviaba más tracción al eje posterior, con el fin de no perder ese gustito especial que siempre tuvieron sus productos.

Tal es así, que el X5 era, dentro de ese grupo, el preferido de aquellos que gustaban de conducir, mientras que el ML era el más enfocado en el máximo confort de marcha. Tal y como se podían diferenciar a los sedanes de Mercedes-Benz de los de BMW desde el comienzo de los tiempos. Sin embargo, la oferta de este tipo de modelos se fue ampliando a niveles insospechados y hoy es muy complicado ver en qué se diferencian, porque la tendencia del segmento es de homogeneizar cualidades. Por eso es interesante ver ei el X5 sigue manteniendo esas características que lo definieron hace 23 años. El test completo, este viernes.