El Jeep Experience Jalapão según Autoblog

martes, 17 de octubre de 2017



Probamos al Jeep Compass en Brasil en el marco del Jeep Experience Jalapão con más de 800 km de off-road.
Autoblog estuvo presente junto a otros medios de Latinoamérica en el Jeep Experience Jalapão en el estado brasileño de Tocantins. Allí pudimos probar durante más de 800 km de off-road al último lanzamiento de la marca en la región, el nuevo Compass. Diario de viaje, tras el salto.

Desde Jalapão, Brasil (*) - Seguramente mientras leías esta nota te preguntabas dónde queda Tocantins. Este estado es el más nuevo de Brasil, con apenas 27 años de creación como resultado de la división del estado de Goiás, al Norte del país, entre el Mato Grosso y Bahía. Tiene aproximadamente un millón de habitantes, de los cuales unos 250 mil residen en su capital.

El Jeep Experience 2017 partió desde allí para ir al Parque Estatal de Jalapão, a unos 400 km de Palmas, que es la capital del estado. Esta reserva ecológica tiene 34.000 km² de extensión y comprende terrenos tan ásperos como desérticos y abandonados. Me corrijo, para estar abandonado tendría que tener algo antes.


En Jalapão se concentra la segunda menor densidad poblacional de todo Brasil después de la Amazonia. Es decir, casi no hay civilización. Este viaje comprendía un trayecto de dos días hacia y desde Jalapão, pasando por las ciudades de Ponte Alta y Sao Félix, el primero a 150 km de Palmas y el segundo a unos 263 km, donde pasamos la noche del martes al miércoles de la semana pasada.

El trayecto se repartió entre esos dos días de travesía en convoy. La parte asfaltada, con unos caminos en condiciones entre regulares y pésimas, tenía una extensión de 330 kilómetros, mientras que la parte off-road, con trechos llenos de arena, ripio, piedras y partes tipo "tabla de lavar", es decir, como serruchadas, comprendía nada más y nada menos que 480 km.


Para tener una idea de las condiciones climáticas de Jalapão, a las 8 am en esta época hay en promedio unos 36ºC. Al mediodía las temperaturas superan con facilidad los 40ºC y el calor es bien seco. Más en los días que se realizó el Jeep Experience allí, ya que hacía nada menos que 140 días que no llovía en esa región. Curiosamente se puede ver mucha vegetación en la zona, ya que hay varios cursos de agua que además son afluentes del Amazonas, como los ríos Tocantins y Novo.

La travesía tenía 11 vehículos, de los cuales cuatro eran Jeep Renegade (ver lanzamiento) en versiones Sport, Longitude y Trailhawk, pero con motor 2.0 turbodiesel con transmisión automática de nueve relaciones y tracción 4x4, cinco Compass (ver lanzamiento), cuatro en versión Trailhawk y uno Longitude con la misma configuración mecánica de los Renegade, mientras que terminaban las caravanas en los extremos dos Wrangler Unlimited de apoyo, con el motor Pentastar 3.6 V6 de 280 cv. En mi caso me tocó utilizar un Compass Trailhawk 2.0 Diesel 4x4 AT9 de color blanco, compartido con el colega peruano Miguel Mejía Tamashiro del medio "Ruedas y Tuercas".


Esta versión es la única de la gama Compass que lleva el sello "Trail Rated", es decir, que es el más apto para hacer off-road de las cinco versiones que se producen de este SUV compacto (Sport, Longitude, Limited y Trailhawk). Si bien no es la que va a llegar a Uruguay, en Brasil no existe el motor 2.4 Tigershark de 174 cv naftero que tenemos en el mercado local. En su lugar se comercializa un 2.0 flex de 166 cv.

Las primeras impresiones del modelo son buenas. El diseño es atractivo, la calidad de materiales y terminaciones es correcto, con muchos inyectados blandos en puertas delanteras y el panel de tablero. El sistema multimedia UConnect con pantalla táctil de ocho pulgadas es fácil de usar, pero su interfaz no era la más rápida ni tenía GPS embarcado. En términos de habitabilidad es un producto apto para que hasta cinco adultos puedan ir con comodidad.


Párrafo aparte para el conjunto motor de la versión probada. El 2.0 Multijet abunda en torque y respuesta en todas las situaciones y la caja de novena si bien no es de las más rápidas, sí permite sacarle mejor el jugo al turbodiesel. En términos dinámicos el Compass comparte muchas sensaciones con su hermano menor, el Renegade, con el que también comparte plataforma y mecánicas. Pero en el Compass toda esa comodidad de uso se ve magnificada por tener una mayor distancia entre ejes y suspensión independiente en el eje trasero. Es un producto ideal para hacer largos viajes sin tener el más mínimo cansancio, y para prueba, lo que les pasaré a contar a continuación de los dos días metidos en ese lugar olvidado por la mano de la civilización.

Día 1 

Lunes 21:30 hs - Llegamos al Hotel Girassol Plaza, en la capital de Tocantins. Allí Nicolás Borges, del departamento de comunicación de FCA Latam nos dio la bienvenida y una presentación del producto. Allí pudimos saber que el mercado de los SUVs creció un 19% en la región y se estima que para 2018 ese número pasará al 21%. El segmento donde participa Compass, representa un 47% del mercado regional y un 70% del total de los vehículos comercializados aquí. Luego de la charla de Borges, tuvo la palabra Luis Carqueijo, el instructor guía del viaje. Él nos dio el briefing del viaje, con algunas recomendaciones e indicaciones previo a salir a la mañana siguiente.


Martes 08:00 hs - Partimos desde el hotel de Palmas rumbo hacia Jalapão, con una parada previa en la ciudad de Ponte Alta. Esa detención era primordial para seguir la travesía. Allí se hizo el abastecimiento de combustible, llenando a tope los tanques de los vehículos. En el caso de nuestro Compass, el depósito tenía 60 litros de capacidad, que prometían una autonomía de 830 km. Recordemos que el trayecto total del viaje de los dos días comprendía 810. Es decir, casi justo. Luego retomaré este apartado más adelante en el relato.

11:00 hs - Salimos de Ponte Alta con los tanques llenos para adentrarnos en el Jalapão. Adiós al asfalto por el resto del día. El calor ya era insoportable, con más de 37ºC y pocos lugares con sombra donde estacionar. El aire acondicionado se usó todo el viaje en su punto más bajo de temperatura y más alto del forzador. Y aún así nunca era suficiente fresco. Son condiciones desérticas, pero en un ambiente tan raro como variado que comprende terrenos muy áridos con partes de selva. Tocantins es único en el mundo por eso.


13:00 hs - Parada en el "Morro Vermelho", en la localidad de "Novo Acordo". Allí hay formaciones de rocas de color rojo y procedencia arenisca, por lo que son piedras muy débiles que luego se disuelven para crear ese colorido color terracota y ese insoportable polvillo rojo que mancha todo lo que toca. Ya a esa altura del viaje, nuestro Compass parece que había hecho drifting en una cancha de polvo de ladrillo.

El camino dejó de ser asfaltado para tener mucha arena, tierra y ripio. Lo peor del Jalapão es que ese ripio está asentado sobre la arena y en épocas de sequía como estas, se parte por el calor. Entonces cuando uno pasa por el firme con el auto, muchas veces se hunde de golpe y allí es donde uno se entierra. Y se entierra feo. Pero el firme tampoco es mejor. Está todo el tiempo con esa forma ondulada tipo "tabla de lavar" que te hace vibrar como si estuvieras sentado adentro de un lavarropas en ciclo de secado. Imaginen eso por cuatro horas de forma constante.


15:00 hs - Llegamos a nuestro punto de almuerzo. Estacionamos en un lugar llamado "Ecolodge Jalapão", donde hay gente que va a vacacionar allí y duerme en unas chozas hechas con vegetación autóctona, sin agua potable ni electricidad por cableado, sino proveniente de energía solar. Todo muy ecológico, pero también rústico y sencillo. Allí nos recibieron con un almuerzo basado en arroz, carne de cerdo, porotos y jugo de acerola, una fruta muy rica en vitamina C. Tudo muito brasileiro.

16:00 hs - Salimos del Ecolodge. O al menos eso quisimos hacer algunos. A esa hora del día ya comenzaron los primeros inconvenientes. En nuestro convoy uno de los Compass empezó a desacelerar durante un trayecto con una arena muy espesa. El que iba por delante nuestro hizo lo mismo para no chocarlos, y consecuentemente, nosotros también. El resultado fueron dos Compass enterrados, el de un equipo colombo-chileno y el nuestro, uru-peruano. Llamamos por el radio a uno de los Wrangler de apoyo, y luego de cinchar un poco con el malacate y la eslinga del Wrangler, logramos salir airosos. En ese mismo momento, uno de los Renegade enganchó su paragolpes trasero en una de esas bajadas del ripio a la arena y lo partió. Como dicen en Brasil, "Jalapão é bruto".


17:30 hs - Luego de esos "problemas" menores, llegamos a una playa sobre el río "Sono". Allí tuvimos (no quedaba otra) que tirarnos al agua pare refrescarnos un poco. A esa altura del día la temperatura orillaba los 39ºC. Una vez que salimos de ahí, pusimos rumbo hacia Sao Félix de Tocantins para cerrar el primer día de travesía.

18:30 hs - Entramos al pueblo Sao Félix de Tocantins, pero seguimos un par de kilómetros más hacia el Fervedeiro Buena Vista, un lecho de agua surgente natural que luego va a parar también al Amazonas por medio de uno de sus afluentes, el Río Novo. Es un lugar increíble que cuesta unos 15 reales ingresar, pero que vale mucho la pena visitar. El fondo es de una arena muy fina, que parece casi harina y por debajo de ella, el agua está brotando todo el tiempo. Si bien ese lugar se ganó el nombre de "hervidero" en portugués, la temperatura del agua es muy fresca e ideal para las altas temperaturas de este estado.


19:00 hs - Llegamos a la Posada de Sao Félix do Tocantins, donde pasamos la noche. Allí se podían apreciar las toneladas de tierra que habían aguantado los Compass, pero ninguno tenía daños de consideración. Apenas algunos baberos rajados. Nada más.

Pero hay que tener en consideración que esos vehículos habían hecho esta misma travesía en las últimas dos semanas en cinco ocasiones. Así que ya venían de un castigo importante. Sin embargo, estaban como nuevos. Al final del día quedé en peor estado yo que los Compass. Y eso que íbamos recién en la primera mitad del viaje. Por suerte esa noche clasificó Uruguay a Rusia 2018 y se pudo festejar un poco para olvidarse del cansancio.


Día 2 

08:00 hs - Tras el café da manhã, partimos desde Sao Félix para retornar a Palmas en la noche. Este segundo día prometía ser más exigente y vaya que si lo fue. Antes de partir nuestro instructor nos dio una noticia: en Sao Félix no había gasoil para llenar de nuevo los tanques. El punto más cercano era Cruz Alta, donde paramos el día anterior. Es decir, a más de 300 km de distancia. Entonces nos recomendaron racionar el combustible en el uso durante el día. A lo Mad Max, pero en el medio de Brasil.


10:00 hs - Tenemos la primera parada a la misma altura del Ecolodge donde habíamos almorzado el lunes. Allí se encuentra también el “Morro Catedral”, una formación rocosa que se asemeja mucho a la fachada de una iglesia. Nuestro Compass venía soportando de nuevo esos caminos serruchados de ripio quebradizo. Varias veces le pegamos a algunas piedras que había escondidas debajo de la arena rojiza y si bien el golpe seco de las suspensiones haciendo tope era doloroso de escuchar, el Jeep se la venía bancando como un campeón.

10:30 hs - Pasamos de nuevo por el pueblo de "Novo Acordo", pero para parar en una de sus cachoieras, o cascadas. Allí pudimos refrescarnos nuevamente y seguir viaje, pero sin antes cruzar la cañada de la cascada con los Jeep, solo por diversión, ya que por encima había un puente de madera. Pero también la travesía sería menos entretenida, ¿no?


11:50 hs - Comenzamos a entrar a la zona de Ponte Alta do Tocantins, donde el camino dejó de ser de ese ripio áspero y que perdona poco, a otro terreno igual de arisco y complicado de llevar: arena pura. Ahí se nos recomendó usar el modo "Sand" del sistema de tracción integral "Select Terrain" de Jeep, que permite usar hasta cinco modos de utilización: “Auto”, que trabaja con tracción delantera y va repartiendo a demanda el torque del motor, dependiendo de las condiciones del terreno, “Snow” para superficies resbaladizas, "Mud/Sand" con calibración específica para baja adherencia y por último "Rock", solo en las versiones Trailhawk, que permite transitar en superficies de alta adherencia, pero en off-road.

Adicionalmente, cuando conectamos el modo "Sand", el Compass desactiva el control de tracción y estabilidad, pero activa dos modos más llamados "4x4 Lock" y "4x4 Low". El primero bloquea el reparto del par 50:50 entre ambos ejes, mientras que el segundo multiplica en una relación de 20:1 la capacidad de entrega de torque del motor y transmisión, permitiendo suplantar la función de una caja reductora que este modelo no tiene en ninguna versión.


El resultado sorprende y el Compass va iba traccionando sin problemas. En las versiones Trailhawk, además, cuenta con neumáticos Pirelli Scorpion ATR de uso mixto en medida 225/60 R17, que le permiten un mejor filtrado de la arena a través de sus tacos más acanalados. La Longitude, así como las Sport o Limited llevan unos Scorpion Verde, de uso rutero, pero que en Jalapão no dieron mayores inconvenientes tampoco.

12:50 hs - Llegamos a Mateiros para hacer una parada antes de un lugar llamado "Prainha do Rio Novo". Allí nos recibía una “fazenda” abandonada, pero que a la postre pude saber por qué estaba así. Allí el narcotraficante colombiano más famoso del mundo, Pablo Escobar, hacía el refinamiento de cocaína en Brasil y luego lo enviaba vía avioneta a diversas partes del continente. Hoy en Tocantins hay paisajes impresionantes y poca gente. 27 años atrás, también había narcos.


Una vez arribados a Mateiros, nos comenzamos a preocupar por el tema de nuestro combustible remanente. La aguja estaba por debajo de un cuarto tanque, con una autonomía de unos 250 km, manejando como si tuviéramos una diligencia colonial, pero con Apple CarPlay, climatizador bizona y el sello "Trail Rated" en los guardabarros delanteros. No era un panorama alentador, pero los organizadores tenían fe de que terminaríamos el día con algo de gasoil restante. Elogié su entusiasmo, pero en su momento no lo compartía.

13:50 hs - Estacionamos en una playa (prainha como le dicen allá) sobre el cauce del Río "Sono" con un paisaje más digno de una zona selvática que del desierto árido de Jalapão. Agua verde esmeralda transparente, arenas más blancas que en el Caribe y una vegetación digna del propio Amazonas, con monos y tucanes paseando por ahí. El chapuzón no se hizo esperar ahí tampoco y fue la antesala de la hora del almuerzo debajo de las plantas que crecían al costado de este río.


15:05 hs - Hicimos la última parada del día previo a emprender el viaje de regreso a Palmas. El lugar elegido fue en Mateiros, en la "Cachoeira da Velha". Es el punto más famoso del Jalapão, con unas cataratas espectaculares de más de 20 metros de altura, con agua potable cristalina, rocas y vegetación alrededor. Antes de llegar ahí había algunos carteles que rezaban o paraiso é aquí. Y tengo que reconocerles que no era publicidad falsa.

16:50 hs - Comenzamos a salir de Mateiros y hacemos una parada más para chequear el combustible. El odómetro de nuestro Compass marcaba 14.855 km, pero la aguja del medidor de gasoil ya estaba entrando en la zona roja. Apenas una raya antes de comenzar a agotar la reserva. Nos quedaban unos 80 km por delante de puro off-road, arena, ripio, rocas y el mismo camino castigador del día anterior. Y lo que es peor: comenzaba a caer la luz solar también.


17:54 hs - Detenemos el convoy una vez más para admirar una de las puestas de sol más impresionantes que jamás vi. Apagamos el Compass para que no gaste más combustible y nos dispusimos todos a ver el día terminar de forma espectacular, como todo en Jalapão. Una vez que el sol se ocultó, comenzó la parte más dura de esta travesía: hacer casi 80 km con menos de 1/3 del tanque. Tampoco teníamos agua fresca en nuestro Jeep ni tampoco nada para comer. Nos lo habíamos agotado durante el día. Se venía la parte más dura de verdad.

18:10 hs - Pasó lo temido: el depósito marcó “nivel de combustible bajo” y saltó ese hermoso indicador con forma de surtidor que nadie quiere ver. Y mucho menos a casi dos horas de conectar de nuevo con la civilización. El camino se había tornado peor sin luz diurna. La tierra no dejaba ver los pozos ni las piedras, y mucho menos los escalones que te bajaban del ripio a la arena más suelta. Golpes de la suspensión contra los topes era el plato principal y a eso, una visibilidad de escasa tirando a nula. A esto sumemos conducir de forma tal que la aguja se quedara más quieta que un blandengue en fecha patria. Mi técnica era aprovechar el envión de las bajadas sin tocar ni el freno ni el acelerador e ir esquivando a velocidad todos los obstáculos. Era como esquiar en bajada de noche, pero con tierra color ladrillo volando por todos lados y un calor insufrible.


18:45 hs - La aguja tocó fondo. Y aunque parecía insólito, el Compass seguía acelerando. Le avisamos de esto a nuestro guía por el radio y nos preguntó si el motor seguía funcionando. Al decirle que sí, su respuesta fue tan optimista como desesperante: “no se preocupen que van a llegar”.

Con mi colega peruano exploramos todo el catálogo de improperios propios de cada país y tuvimos un momento de cultura inolvidable. Y también de tortura, dado que para poder gastar el menor combustible posible, no solo bajamos el ritmo, también apagamos el climatizador. Afuera había unos 37ºC todavía. Sufríamos por dentro como unos pollitos abandonados por su madre y por fuera transpirábamos como pollos, pero al spiedo.


19:30 hs - Con la aguja en el fondo del medidor, al igual que nuestra moral, llegamos a Ponte Alta tocando bocina como si fuéramos las reinas del carnaval. No lo podíamos creer. Me bajé del Compass levantando los brazos en alto y abrazándome con uno de los instructores que nos había bautizado "la tripulación de la emoción". Fue un alivio físico y mental.

Nunca había manejado bajo tanto estrés ni ansiedad en mi vida. Incluso abracé al Compass y también a mi copiloto peruano. Fue un momento inolvidable y espero, irrepetible. Antes de seguir camino hacia Palmas, nuestro instructor jefe me avisó que todavía le quedaban 9 litros en el tanque. Luego mirando las fichas de producto, supe que la reserva carga 8 extra. El odómetro total de nuestro Compass marcaba 14.922 km. Es decir, hicimos casi 70 km de off-road durísimo, con un auto que marcaba que que su tanque estaba del todo vacío. Si hay un país en donde uno puede convertirse de ateo a creyente, definitivamente ahora puedo asegurar que es en Brasil. Eso sí, dejé de creer en los medidores digitales de los tableros modernos para siempre.


22:15 hs - Llegamos a Palmas sin el más mínimo cansancio físico. Los Compass resultaron ser una herramienta perfecta para este tipo de viajes exigentes. Llegaron sin ningún problema mecánico ni de chasis y nos sorprendieron a todos de forma muy satisfactoria. Mentalmente era otro cantar, me juré cansar de recomendar por el resto de mi vida al 2.0 Multijet de FCA a todos los que me pregunten por el desempeño de ese motor. Nos sacó de un lugar olvidado por la mano de Cristo y sin dejarnos abandonados por el camino. Fue el verdadero héroe de toda esta historia.

Lo más cómico de todo es que Luis, el instructor jefe aseguraba que manejando con tranquilidad, esos 9 litros nos habrían llevado a Palmas sin problemas. No quise ni intentarlo. Le pedí que me llenara el tanque a pleno y nos dejara a mi colega peruano y a mi volver a Palmas con el climatizador a todo trapo, la música sonando y el acelerador a fondo por el añorado asfalto de Tocantins. Al llegar al hotel, el instructor que abracé como a mi madre en Ponte Alta volvió a recordarme ese dicho que dicen en ese lugar increíble y hostil a la vez: "Jalapão é bruto". Y vaya si lo es. Pero también se convirtió en uno de los destinos más impresionantes que visité jamás, así como también la más inolvidable y exigente travesía que hice.


Conclusiones 

El Compass es una jugada muy importante para Jeep en el Mercosur, incluso más que el Renegade en su momento. Tanto que hoy en Brasil este modelo ha superado en ventas a su hermano menor, producto de tener precios no tan lejanos entre sí, pero con una diferencia en términos de espacio interior. De ahí que el "baby Grand Cherokee" haya superado en popularidad al "baby Wrangler". En Uruguay en tanto, Compass tendrá la tarea de reemplazar al que otrora fuera el modelo más accesible de Jeep durante mucho tiempo. El Jeep Experience en Jalapão no solo probó que es un producto bastante mejor que su antecesor, sino que además es el único SUV compacto con capacidades off-road reales.


Es cierto, la versión probada no le hace justicia a las que se venderán en Uruguay, ya que no serán ni turbodiesel ni con equipamiento Trailhawk. Pero el sistema de tracción 4x4 sí se ofrecerá en el nivel Limited mientras que la transmisión automática de nueve relaciones es la misma para toda la gama y el seteo de los chasis es único para todos los Compass. Así que a modo de anticipo a la prueba completa una vez que las primeras unidades lleguen a Uruguay en diciembre, la primera impresión es bastante satisfactoria.

Es curioso que Jeep siga haciendo estos eventos por lugares impresionantes y con desafíos de mecánica y resistencia tales. Los SUVs hoy son usados por sus clientes para llevar a los hijos al colegio, hacer las compras y eventualmente salir de la ciudad en una escapada de fin de semana. Ninguno lo va a usar para irse a 800 km a perderse en una nube de tierra. Pero el Compass ha probado que puede hacer ambas cosas igual de bien. Así que si pudo llevarnos y sacarnos del Jalapão, para el uso que le van a dar sus clientes, como producto quedó comprobado que está más que sobrado.















Galería: Jeep Experience Jalapão | Créditos: Autoblog y FCA Latam


Videos: Jeep Experience Jalapão | Créditos: Autoblog y FCA Latam

(*) Viaje por invitación de Jeep Uruguay y FCA Latam.