La poderosa junto a su dueño, Mario Sabah. Dos de los cuatro protagonistas del documental "A 60 km/h". |
Una vez más, dejo el chaleco de tester, para calzarme el saco de crítico de cine. Sí, este país da para cualquier cosa, lo sé. Pero dejando de lado esos detalles, hablemos de "A 60 km/h". Por primera vez en el sitio no voy a hablar de una película netamente de autos. Sin embargo, esto no es del todo correcto tampoco, porque uno de los protagonistas es una Citroën Méhari. Sin ella, nada se podría haber hecho, es más, ni siquiera existiría el título del documental.
De hecho, tampoco es una road-movie (es decir, una película sobre un viaje) pura, porque es un poco más que eso. Digamos que es un documental, con filmaciones caseras principalmente de Matías Sabah -uno de los productores del film, e hijo de Mario, el dueño de la Méhari-, agrupadas meticulosamente para construir lo que sí es, sin dudarlo, esta película: el relato de una gran historia familiar, que curiosamente, tiene como uno de sus principales protagonistas, a "la poderosa", que es como cariñosamente le llaman los Sabah a su Citroën.
"A 60 km/h" es visto desde el punto de vista tuerca, una película que prueba como una persona puede generar un vínculo casi tan fuerte -o más- con un auto, casi al nivel de un ser humano. Es más, en uno de los pasajes, Matías dice una frase que pinta de cuerpo completo ese concepto. No la voy a decir, vean la película.
Mario Sabah comenta en una parte del film, que ese tipo de momentos son otro viaje dentro del propio viaje, y no puedo estar más de acuerdo en lo que sintió, porque por ejemplo, me sentí así alguna vez en esas horas por las eternas autobahns alemanas, o esperando durante tres horas a un tren a la 1:30 am en la estación Karlsruhe completamente vacía, parado en el andén con -5ºC. Los viajes son como matrioskas de emociones, y por eso son tan geniales.
A su vez, es un momento Kodak para un entusiasta de los autos, ver a un tipo que tras haber manejado miles de kilómetros, bese a una Méhari llena de tierra como si fuera una novia, una compañera, y los hijos de Mario (Ismael y Matías) en determinada parte de esos 4 años de viaje, comenzaron a sentirla también como una integrante más de ese grupo familiar. Eso, para tipos como nosotros, es mágico.
Tras haber mirado el documental de Marguery, y luego a la salida ver en la puerta del Movie Portones a la mismísima Méhari azul parada sobre una plataforma, no podía parar de repetir "¿qué tenían estos tipos en su cabeza para hacer todo ese viaje arriba de esto?". De seguro confianza en sí mismos como grupo. Mucha.
A veces leo comentarios de lectores quejándose de la potencia necesaria para adelantar un auto, que la relación peso/potencia, etc. Estos tres animales se dieron la vuelta al mapa con 28 cv, 652 cc, y 2 cilindros bóxer. Y como dice el título, "a 60 km/h", disfrutándolo como si de un vino delicioso se tratase. ¿Qué me dicen a eso?
Personalmente soy de los que cree que hacer viajes lentamente es el mejor combustible para el ánimo de uno, y más cuando lo hace con un ser querido. Hay un momento en el documental que no voy a espoilearles, en donde hay un quiebre en la historia, que luego retoma su curso natural, y que me hizo hacer un linkeo mental con otra película anterior, llamada "Into the wild", traducida como "Hacia tierras salvajes". Aún así, se las recomiendo completamente.
El argumento es muy similar al del documental uruguayo, porque además fue un hecho real también, pero de un joven que abandonó todos sus bienes materiales y su familia, solo para auto-descubrirse. En este caso, emprendió su viaje en solitario hacia los bosques de Alaska, durante dos años, donde falleció de inanición (no estoy arruinando la película, es una historia vieja y conocida). En uno de los pasajes, ya sobre el final, el protagonista larga una frase que personalmente llevo como bandera: "La felicidad es real, solo cuando es compartida".
Y en el caso de "A 60 km/h", esto se prueba nuevamente. Les gusten o no los autos, vayan a verla, de ser posible con algún ser querido, y después me cuentan qué tal estuvo el viaje. Cuelgo el saco de cinéfilo, y a partir de mañana, vuelvo a hablarles de autos, no teman.
Video: Reflexión Mario Sabah. Material inédito A 60 km/h.
De hecho, tampoco es una road-movie (es decir, una película sobre un viaje) pura, porque es un poco más que eso. Digamos que es un documental, con filmaciones caseras principalmente de Matías Sabah -uno de los productores del film, e hijo de Mario, el dueño de la Méhari-, agrupadas meticulosamente para construir lo que sí es, sin dudarlo, esta película: el relato de una gran historia familiar, que curiosamente, tiene como uno de sus principales protagonistas, a "la poderosa", que es como cariñosamente le llaman los Sabah a su Citroën.
"A 60 km/h" es visto desde el punto de vista tuerca, una película que prueba como una persona puede generar un vínculo casi tan fuerte -o más- con un auto, casi al nivel de un ser humano. Es más, en uno de los pasajes, Matías dice una frase que pinta de cuerpo completo ese concepto. No la voy a decir, vean la película.
Mario Sabah comenta en una parte del film, que ese tipo de momentos son otro viaje dentro del propio viaje, y no puedo estar más de acuerdo en lo que sintió, porque por ejemplo, me sentí así alguna vez en esas horas por las eternas autobahns alemanas, o esperando durante tres horas a un tren a la 1:30 am en la estación Karlsruhe completamente vacía, parado en el andén con -5ºC. Los viajes son como matrioskas de emociones, y por eso son tan geniales.
A su vez, es un momento Kodak para un entusiasta de los autos, ver a un tipo que tras haber manejado miles de kilómetros, bese a una Méhari llena de tierra como si fuera una novia, una compañera, y los hijos de Mario (Ismael y Matías) en determinada parte de esos 4 años de viaje, comenzaron a sentirla también como una integrante más de ese grupo familiar. Eso, para tipos como nosotros, es mágico.
Tras haber mirado el documental de Marguery, y luego a la salida ver en la puerta del Movie Portones a la mismísima Méhari azul parada sobre una plataforma, no podía parar de repetir "¿qué tenían estos tipos en su cabeza para hacer todo ese viaje arriba de esto?". De seguro confianza en sí mismos como grupo. Mucha.
A veces leo comentarios de lectores quejándose de la potencia necesaria para adelantar un auto, que la relación peso/potencia, etc. Estos tres animales se dieron la vuelta al mapa con 28 cv, 652 cc, y 2 cilindros bóxer. Y como dice el título, "a 60 km/h", disfrutándolo como si de un vino delicioso se tratase. ¿Qué me dicen a eso?
Personalmente soy de los que cree que hacer viajes lentamente es el mejor combustible para el ánimo de uno, y más cuando lo hace con un ser querido. Hay un momento en el documental que no voy a espoilearles, en donde hay un quiebre en la historia, que luego retoma su curso natural, y que me hizo hacer un linkeo mental con otra película anterior, llamada "Into the wild", traducida como "Hacia tierras salvajes". Aún así, se las recomiendo completamente.
El argumento es muy similar al del documental uruguayo, porque además fue un hecho real también, pero de un joven que abandonó todos sus bienes materiales y su familia, solo para auto-descubrirse. En este caso, emprendió su viaje en solitario hacia los bosques de Alaska, durante dos años, donde falleció de inanición (no estoy arruinando la película, es una historia vieja y conocida). En uno de los pasajes, ya sobre el final, el protagonista larga una frase que personalmente llevo como bandera: "La felicidad es real, solo cuando es compartida".
Y en el caso de "A 60 km/h", esto se prueba nuevamente. Les gusten o no los autos, vayan a verla, de ser posible con algún ser querido, y después me cuentan qué tal estuvo el viaje. Cuelgo el saco de cinéfilo, y a partir de mañana, vuelvo a hablarles de autos, no teman.
"La poderosa" expuesta en la puerta del Movie Portones Shopping. Sí, es de verdad y los Sabah hicieron 150.000 km con ella. |
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Concurso: Autoblog te invita a ver "A 60 km/h"
Para que ustedes también puedan ir a ver el documental, es que los invitamos a participar de un sorteo. La consigna es sencilla: que cuenten en los comentarios anécdotas de viajes largos en auto con sus padres. Ustedes mismos votarán en Intense Debate al mejor relato, que se llevará una entrada doble, más dos afiches y postales de la película. Los segundos y terceros más votados, se llevarán dos afiches y dos postales cada uno. Tienen tiempo hasta el domingo para participar. ¡Mucha suerte!
Video: Reflexión Mario Sabah. Material inédito A 60 km/h.