La publicación británica Autosport recuerda esta semana a Gonzalo "Gonchi" Rodriguez. |
Texto de Rafael Fernández | @rafauy
Redactor de El Observador
Gonzalo Rodríguez: On the brink of the big-time
Gonzalo fue un hombre fuera de su época. Si el uruguayo hubiese aparecido en Europa en los años ‘70 habría pasado rápidamente a la Fórmula 1. Su ingeniero durante sus dos temporadas ganadoras (1998-1999) con el equipo Astromega de F3000 aún cree que hubiese llegado.
“Fue el último de una camada, un piloto de la vieja escuela no demasiado interesado en entrenar o en analizar la telemetría”, recuerda Chris Murphy. “Pero era un dotado, talentoso y muy fuerte, tanto física como mentalmente. Sólo basta mirar lo que hizo con nosotros y con Penske en CART. Probablemente llegó muy tarde, pero todavía había lugar para alguien como él en la Fórmula 1 de comienzos de los ‘90s, algo que no existe ahora”.
Hace algo más de dos décadas, cuando yo colaboraba con mi amigo Flavio Bonavena en las páginas de La República Sport, tuve oportunidad de conocerlo. Recién había comenzado su etapa europea y a pesar de que lo veía contadas veces en el año, era muy fácil relacionarse con él. Para mí uno de los deliveries más preciados que hacía Gonzalo, era precisamente traer las revistas Autosport desde Gran Bretaña, que daban cuentan de sus progresos en las categorías más competitivas del viejo continente.
Se había ganado el mote de “Speedy Gonzalo”, fruto del juego de los periodistas con su apellido, y lo mostraba orgulloso. Si busco con cuidado, seguro tengo alguna que nunca llegué a devolverle.
(Texto original de la revista Autosport)
Gonzalo Rodríguez: On the brink of the big-time
Gonzalo fue un hombre fuera de su época. Si el uruguayo hubiese aparecido en Europa en los años ‘70 habría pasado rápidamente a la Fórmula 1. Su ingeniero durante sus dos temporadas ganadoras (1998-1999) con el equipo Astromega de F3000 aún cree que hubiese llegado.
“Fue el último de una camada, un piloto de la vieja escuela no demasiado interesado en entrenar o en analizar la telemetría”, recuerda Chris Murphy. “Pero era un dotado, talentoso y muy fuerte, tanto física como mentalmente. Sólo basta mirar lo que hizo con nosotros y con Penske en CART. Probablemente llegó muy tarde, pero todavía había lugar para alguien como él en la Fórmula 1 de comienzos de los ‘90s, algo que no existe ahora”.
Hace algo más de dos décadas, cuando yo colaboraba con mi amigo Flavio Bonavena en las páginas de La República Sport, tuve oportunidad de conocerlo. Recién había comenzado su etapa europea y a pesar de que lo veía contadas veces en el año, era muy fácil relacionarse con él. Para mí uno de los deliveries más preciados que hacía Gonzalo, era precisamente traer las revistas Autosport desde Gran Bretaña, que daban cuentan de sus progresos en las categorías más competitivas del viejo continente.
Se había ganado el mote de “Speedy Gonzalo”, fruto del juego de los periodistas con su apellido, y lo mostraba orgulloso. Si busco con cuidado, seguro tengo alguna que nunca llegué a devolverle.
(Texto original de la revista Autosport)