Tras tres generaciones del Range Rover, en París se conocerá a la cuarta. |
Con aires de Evoque, pero más grande y liviano que antes
Cambiar un clásico no es tarea sencilla. El Range Rover es casi una institución, y como tal, debe cumplir con algo llamado "legado". Los diseñadores actuales de la marca, envalentonados con el éxito que resultó el Evoque, decidieron llevar ese nuevo lenguaje de diseño un poco más allá con esta cuarta evolución del Rangie.
En el frente hay muchos rasgos que comparte con el baby Range, pero sin dejar de lado que estamos ante el padre de los SUVs modernos, es decir, hay que ponerse serios en las líneas. Es más conservador que su hermano menor, y algo más arriesgado que su antecesor, ya que por ejemplo, aquel detalle de las branquias laterales ahora fue llevado al máximo de su expresión, adueñándose de las puertas delanteras en todo su alto. Atrás es donde menos me convence para ser honestos. Hasta incluso me suena a una "leve inspiración" del remate que llevan los faros del Suzuki Grand Vitara XL7. ¿Soy solo yo o alguien ve esto?
La principal novedad de esta cuarta generación del Range Rover es su estructura monocasco de aluminio, que es un 39% más ligera que la del modelo precedente, que fuera realizada en acero. Esto, acompañado por importantes novedades mecánicas que contaré más adelante, le permiten reducir el peso total del conjunto en 420 kilos, en comparación con su predecesor. En contrapartida, la distancia entre ejes crece casi 10 cm.
En materia de suspensiones utiliza un sistema completamente nuevo con grupos elásticos realizados con un esquema neumático de nueva generación, en tanto que la tracción se distribuye de manera activa e inteligente, gestionada electrónicamente por la segunda generación del sistema "Terrain Response".
Ya en el habitáculo, se destaca la adopción de una estética aún más similar a las del Evoque, lo cual es bueno, ya que el previo Range Rover era algo parco. Este tiene un ambiente más lujoso que nunca, con mucha madera, aluminio y cuero del bueno, pero sin descuidar la tecnología aplicada, con una invasión de pantallas y LEDs. Incorpora al igual que su hermano menor, el curioso mando de selección de las marchas, que emerge desde la consola entre las butacas, al momento de poner en marcha el motor.
Otro rasgo ya visto en el más pequeño de la gama, es la pantalla central multimedia, desde la cual se comandan desde la radio hasta el aire acondicionado, pasando por los reproductores de música y video o la cámara de retroceso, entre otra infinidad de funciones. Las pantallas se replican en el instrumental, que abandona los relojes analógicos, por una pantalla de TFT que simplemente los sugiere digitalmente.
Motores nafteros y diesel para el rey de los todo terrenos
En relación a los impulsores, Land Rover no divulgó muchos datos, por no decir directamente ninguno. Se sabe que estará diponible con motores de nafteros V8 y diesel TDV6 y TDV8, como lo venía haciendo hasta ahora. La novedad radica en que al ser más ligero, los consumos y emisiones de CO2 se verán reducidas.