Muchos uruguayos aún no saben que precisan un automóvil eléctrico para su movilidad diaria. |
Con el constante aumento de los combustibles, más uruguayos están considerando a partir de este 2022 el pasarse a un vehículo eléctrico. Autoblog estuvo probando unos cuantos en el último tiempo y llegó a la conclusión que nadie precisa uno en su vida. Al menos hasta que no empiecen a sacar números, claro está.
En lo que va desde que comenzó la pandemia, me tocó probar una cantidad ridícula de autos con una mecánica "no térmica". De las 103 evaluaciones (entre pruebas y contactos) realizadas en estos últimos dos años, me tocó en suerte manejar 14 eléctricos. Es casi un 10%. No es mucho, pero es bastante en tan poco tiempo. Y no es algo casual. La oferta de vehículos 100% eléctricos ha crecido muchísimo. En Uruguay los precios de los vehículos eléctricos van desde los U$S 5.000 de un cuadriciclo de origen chino hasta los U$S 270.000 de un shooting brake premium producido en Alemania.
A su vez, desde enero pasado rige en nuestro país la exoneración del IMESI a los vehículos 100% eléctricos, lo que podría explicar un aumento tan importante en el interés del público por este tipo de vehículos. El mismo decreto del Poder Ejecutivo que permitió esta exoneración, estableció que a partir de junio de este año también bajará el porcentaje de IMESI a los vehículos híbridos según su cilindrada y clasificación (ver nota).
También en estos dos años se han lanzado más de 30 nuevos productos con esta propulsión y el número irá creciendo de forma exponencial en los próximos meses. Según un estudio reciente de Mercado Libre Uruguay, en el caso de los eléctricos en particular el crecimiento fue muy significativo, con aumentos de 30,3% en la oferta (cantidad de avisos), 179,8% en la demanda (cantidad de visitas a los avisos) y 145,1% en la intención de compra (cantidad de contactos a la publicación).
La razón es clara, la industria automotriz ya está en pleno camino hacia la electrificación total de aquí al año 2030 o 2035, que son las dos metas que muchos fabricantes se han puesto para completar este proceso. Es que el usuario promedio de un vehículo recorre unos 40-70 km al día, que son unos 200-350 km por semana o 1.000-1.500 al mes. Y más que nada en ciudad, con pocos tramos de ruta. Un vehículo eléctrico, también en promedio, está dando entre 300 y 500 km de autonomía combinada en ese ámbito.
El público se tendrá que adaptar a ellos, les guste o no, extrañen el sonido de un motor o no. Pero más allá de querer (o negarse a hacerlo), hay algo que los irá llevando de la mano hacia esta transición y son los precios de los combustibles así como su constante aumento. Al momento de escribir este editorial, y acuerdo con Bloomberg Energy, el precio del barril de petróleo Brent se encuentra en U$S 102.78. Por otro lado, el precio del barril West Texas Intermediate (WTI) subió un 2.32% y se encontraba a U$S 98.26. Y la tendencia es que estos valores sigan subiendo con el correr de los meses y años.
En Uruguay, por su parte, los combustibles y sus precios elevados están en boca de todos. En el último tiempo, experimentaron una suba de casi 20 pesos en menos de dos años (ver registro histórico de ANCAP). De febrero a abril de 2022, el precio de la nafta Super 95 pasó de $ 73,41 a $ 77,88, mientras que la Premium 97 aumentó de $ 75,34 a $ 79,85. Casi dos dólares el litro. Una demencia. El gasoil no se queda atrás. En el mismo período pasó de $ 52,94 a $ 58,99 en el caso del 50-S y de $ 65,98 a $ 72,30 en el del 10-S. De nuevo, casi dos dólares el litro.
Por el contrario, los costos de la electricidad en Uruguay están en la otra punta del espectro. El tarifario vigente de UTE (ver tarifas) para una residencia con una modalidad de consumo cuya potencia contratada sea menor o igual que 40 kW, es de $ 5,986/kWh entre 101 kWh a 600 kWh mensuales. El costo más alto a pagar es de $ 9,357/kWh en casos en los que se supere los 601 kWh mensuales. Por su parte, en residencias servicios monofásicos con modalidad de consumo, cuya potencia contratada sea igual o menor que 3,7 kW, varía entre los $ 7,709/kWh y $ 14,095/kWh, dependiendo de los consumos mínimos (101 a 140 kWh por mes) y máximos (más de 351 kWh por mes).
Estos precios tan reducidos también se trasladan a los costos de energía eléctrica para recarga pública de vehículos eléctricos. Allí pueden ir desde los $ 3,249/kWh hasta los $ 15,783/kWh, dependiendo de la hora en la que se conecte el vehículo. Si comparamos el costo de un kilowatt con el de un litro de combustible, las cuentas comienzan a ser muy sorprendentes si las empezamos a trasladar a kilómetros recorridos con cada una de estas fuentes de energía, ¿no?
Es cierto, muchos dirán que la red de recargas en Uruguay está "en desarrollo". Pero esto es un gran, gran mito. Me tomé el trabajo de contabilizar la cantidad de cargadores públicos que hay en todo el país. Son 134 enchufes en total, repartidos en un total de 155 puntos de recarga. Es cierto, apenas cinco son de carga rápida (DC con 50 kW) y están entre Montevideo, Canelones y Maldonado. La mayoría son de carga continua (AC 43 kW) y muy pocos de 7,4 o 22 kW. Las marcas incluso están apostando a esto. Nissan donó uno de 50 kW (ver nota), Audi, también tiene dos puntos de carga en su Zentrum Montevideo con 60 kW, Sadar (Peugeot, Opel y BYD) tiene otro de 50 kW en Portones Shopping (adaptado a norma BGT) y BMW anunció que promete instalar uno propio de 150 kW en Montevideo.
También existen ya puntos de empresas privadas (no marcas de autos) con carga sin costo para sus usuarios que no estoy contabilizando en este listado, como ser en los supermercados Géant de Parque Roosevelt (ver nota), Tienda Inglesa de Car One (ver foto de portada), Ta-Ta de Carrasco Norte (ver nota), estacionamiento del Hotel Enjoy de Punta del Este (ver nota), del Punta Shopping (ver nota) o del Club de Golf del Uruguay (ver nota) y tantos otros que no recuerdo o que aún desconozco su ubicación. Es decir, puntos de recarga por fuera del wallbox que un usuario de un eléctrico tiene en su casa, hay. A su vez, el costo de un wallbox doméstico (7,4 kW) varía entre U$S 1.000 y U$S 2.000, mientras que los cargadores de emergencia (3,7 kW) van entre los U$S 500 y U$S 800, en todos los casos, no considerando en estos valores el costo de la instalación eléctrica, sino del equipo en sí.
También los eléctricos son mucho más baratos de mantener que un vehículo a combustión en términos operativos. Autoblog pudo acceder a un informe interno de un importador local (mantendré la marca en el anonimato, a los efectos de no generar ninguna tendencia en el análisis), que comparaba los costos de mantenimiento de un eléctrico hipotético (de U$S 30.990) frente a un vehículo a combustión (de igual valor). Veamos el cuadro comparativo de costos operativos totales (TCO, por sus siglas) de patente, seguro, servicios (en dólares) y litros de nafta o kilowatts consumidos (en pesos uruguayos) 1.500 kilómetros recorridos en un mes de uso del usuario promedio descripto más arriba y con un cálculo de reemplazo de la unidad de cinco años de uso. Cabe destacar que los montos son en dólares pero donde dice UY en la planilla, es porque esos gastos son en pesos uruguayos pasados según tipo de cambio.
Como podrán apreciar en el cuadro de abajo, las diferencias son bestiales. Y lo que es más interesante, es que reemplazando el costo del vehículo a nafta o el del eléctrico, la proporción sigue siendo la misma (10 a 1 en consumo de energía). Es cierto, muchos argumentarán que los eléctricos están más caros que un auto a combustión. Y es verdad, aunque relativo. Hoy existen opciones en segmentos equivalentes ya sea con opción a motor térmico o combustión, siempre considerando los precios de venta al público sin los beneficios que se pueden obtener vía COMAP para productos cuyo precio CIF no supere los U$S 60.000.
Por todo esto, desde la experiencia personal con este tipo de productos y considerando los costos, la gran mayoría de los usuarios de vehículos (y me incluyo en la lista) aún no sabemos que un eléctrico nos cambiaría (hacia abajo) los costos operativos que implica tener un auto en Uruguay, considerando los recorridos que solemos hacer a diario y el uso que le damos a nuestro medio de transporte personal. El miedo a la transición hacia lo eléctrico, el temor a quedarse sin batería o la pereza de tener que cargar un auto durante más de una hora, son "fantasmas" que se van con la utilización. Créanme, soy uno de esos.
El ser humano es un animal de costumbres. Hace 20 o 30 años atrás no podíamos imaginar tener un dispositivo que nos permitiera hacer llamadas, enviar fotos (y capturarlas también), ver la televisión (o películas cuando queramos) o incluso poder realizar una videollamada con un familiar, pareja o amigo en la otra punta del mapa cuando queramos, abandonando el concepto de "llamada a distancia", por completo. Y que toda la complicación que tuviera el uso de ese nuevo aparato, sea solo tener que enchufarlo a la noche para que al día siguiente podamos tener una batería completa que permita hacer todo eso. ¿Acaso el auto eléctrico no tiene esta misma lógica de uso que hoy le damos a los smartphones? Hoy realmente nadie precisa un auto eléctrico, en especial si cubre largas distancias a diario. Pero aquellos que se muevan "en la corta" no saben que lo precisan hasta que se ponen a sacar cuentas (o leer este editorial).