Con un diseño más afilado y mecánicas más potentes, Audi renovó al R8 de segunda generación. |
A nivel estético, los nuevos R8 se destacan por la parrilla delantera Singleframe que ahora muestra una línea aún más ancha y plana. Unas marcadas barras dividen las amplias entradas de aire, y las finas ranuras del capó son reminiscencias de uno de los iconos de la marca, el Audi Ur-quattro. El nuevo spoiler delantero es ahora más ancho, al igual que la rejilla de ventilación de la parte posterior; el difusor ha sido orientado hacia arriba. En el vano motor, el filtro de aire va situado bajo una nueva tapa de tres elementos, disponible en material plástico o bien de fibra de carbono.
Los clientes de Audi R8 pueden elegir entre tres paquetes exteriores, dependiendo de la variante de motor. Dichos packs añaden varios toques distintivos al spoiler delantero, faldones laterales y difusor trasero. Como opción, los aros Audi y los emblemas exteriores pueden ir pintados en negro brillante; los tonos metalizados Gris Kemora y Azul Ascari son novedades en la paleta de pinturas.
Las modificaciones en la suspensión proveen aún más estabilidad y precisión. La asistencia ha sido reajustada tanto en la dirección dinámica opcional como en la servodirección electromecánica. La respuesta de la dirección, las transiciones entre los diferentes modos de conducción, el tacto al volante. Dependiendo del motor seleccionado, los tres programas adicionales, dry, wet y snow, se añaden al resto de modos del sistema de conducción dinámica Audi drive select, junto al modo performance.
Estos programas adaptan parámetros fundamentales del comportamiento dinámico del vehículo en función del coeficiente de adherencia del pavimento. Gracias la especial puesta a punto del control electrónico de estabilidad (ESC), la versión tope de gama frena de 100 km/h a cero en hasta 1,5 metros menos de distancia que antes; la distancia de detención de 200 a 0 km/h es hasta 5 metros menor, en cada caso dependiendo de las condiciones exteriores.
El motor 5.2 V10 atmosférico, ahora incorpora algunas tecnologías que utilizan los R8 LMS GT3 y LMS GT4 de competición. Entre sus características, un radiador independiente para controlar la temperatura del aceite del motor, que se suministra desde un cárter seco. Este principio de lubricación, procedente de las carreras, permite instalar el motor en una posición muy baja, lo que favorece a la hora de conseguir un bajo centro de gravedad, garantizando así la correcta lubricación en cualquier condición, incluso con las aceleraciones laterales de alrededor de 1,5 G que son posibles con el nuevo R8.
En términos de prestaciones y potencia, ahora el 5.2 V10 del R8 pasa de los 540 a los 570 cv de potencia, también aumentando el torque a 550 Nm, es decir, 10 Nm más que antes. En el caso de la versión V10 performance quattro (que reemplaza al V10 plus), pasa a tener 620 cv, siendo 10 cv más potente que antes, mientras que el par máximo pasa a ser ahora de 580 Nm, mejorando la cifra en 20 Nm frente a su antecesor.
En términos de prestaciones y potencia, ahora el 5.2 V10 del R8 pasa de los 540 a los 570 cv de potencia, también aumentando el torque a 550 Nm, es decir, 10 Nm más que antes. En el caso de la versión V10 performance quattro (que reemplaza al V10 plus), pasa a tener 620 cv, siendo 10 cv más potente que antes, mientras que el par máximo pasa a ser ahora de 580 Nm, mejorando la cifra en 20 Nm frente a su antecesor.