Clásicos en AutoblogUY: Lamborghini Diablo

miércoles, 16 de enero de 2013



Desde Miami, llegó hace algun tiempo un Lamborghini Diablo. Lo fuimos a conocer, sacrificios que hacemos por ustedes
Escondido en un exclusivo salón de Montevideo, se encuentra una joya para cualquier coleccionista o -como quien escribe- amante del mundo del motor. Un Lamborghini Diablo llegó hace algunos meses a nuestro país, y como no podía ser de otra forma, fuimos a conocerlo. Galería, y más, después del salto.


En el mismo lugar donde tiempo atras pudimos conocer una Ferrari F430 (ver nota), nos esperaba esta vez un modelo aún más exclusivo, prestacional y dificil de ver por las calles. Desde Miami, llegó -solo como pieza de exhibición- un Lamborghini Diablo fabricado en 1991.

Como si fuera necesario sumarle más espectacularidad al showroom de Autolider varios modelos de il cavallino rodeaban al recien llegado. Aunque a Ferruccio Lamborghini y Enzo Ferrari no se si les gustaría tanto ver a sus creaciones unidas, sin dudas era una escena agradable para la vista.


Volviendo al toro en cuestión, cabe mencionar que el Diablo comenzó a fabricarse en el año 1990, como sucesor del Countach, y con el objetivo de enfrentar a modelos de la talla de la Ferrari F40 o Porsche 959. Su fabricación cesó en 2001, con la llegada al mercado del Murciélago.

Exterior

Si alguien conoce a Marcello Gandini, que lo felicite de mi parte. El Diablo resulta imponente en persona, con un diseño tan salvaje y feroz como aquel toro que peleó en Madrid en 1869, y del que el modelo de Sant'Agata Bolognese toma prestado el nombre, como es tradición en la marca.

Lo que mas sorprende son sus proporciones, sin comparación con los autos que estamos acostumbrados a ver. Mide casi 4,6 metros de largo, poco más de 2 m de ancho y apenas 1,1 metros de alto. Sí, apenas llega por encima de la cintura.


El frente, con faros escamoteables, le da una mirada seria y agresiva. En el lateral se destaca el techo de altura reducida, junto a la cintura elevada y la enorme entrada de aire que se encarga de refrigerar al V12 y a los frenos traseros. Las puertas de apertura en tijera son poco prácticas, incómodas y casi imposibles de cerrar desde adentro, pero ¿a alguien le importa? 

La trasera resulta igual -o más- agresiva que el resto de los ángulos de esta bestia rossa, con un alerón enorme y dos salidas de escape dobles que nos recuerdan que el Diablo no es solo una cara bonita: en posición central trasera descansa un V12 de casi 500 cv.

Interior

Después de unos segundos de contorsionismo, estoy en el asiento del conductor. El pequeño espacio que deja la puerta, junto a la altura reducida y el freno de mano a la izquierda del asiento, hacen que esta tarea no sea nada fácil. Se perdona.


Me acomodo en la butaca y algo me llama la atención: no se ve absolutamente nada. El enorme panel de instrumentos -que parece sacado de un avión- se encarga de reducir la vista frontal, junto a la posición de manejo casi pegada al suelo. En los laterales las puertas hacen lo suyo con una cintura elevada, y el retrovisor nos muestra sólo el alerón trasero.

La calidad es excelente, con cuero en todos los rincones, pero no tan buena como me lo esperaba de un auto que en la época de su lanzamiento superaba los U$S 300.000. Pie al embrague -duro como un pedal de freno- e intento poner primera. La caja es igual de pesada. ¿Conclusión? No es un auto adecuado para el uso diario.


El interior no me gusta, quizás sea culpa de la combinación de colores estilo Miami de esta unidad. Igualmente, en una carretera desierta, posiblemente me olvide de todo eso en el preciso instante en el que el V12 comienza a despertar.

Mecánica

El encargado de llevar al Diablo hasta los 320 km/h y de 0-100 km/h en 4,5 segundos era nada menos que un V12 en posición trasera central, con 48 válvulas y una cilindrada de 5.707 cc. La potencia máxima de este impulsor es de 492 cv a 7.000 rpm, con un torque de 580 Nm a las 5.200 rpm. La caja, manual de cinco velocidades.


La tracción es trasera, sin ningún tipo de asistencia electrónica como ESP o frenos con ABS o EBD. Nada de eso. Ya que hablo de los frenos, son discos ventilados en las cuatro ruedas. Las cubiertas delanteras son 245/40 R17, y las traseras 335/35 R17.

El peso en orden de marcha es de 1.625 kg. Dato curioso: el consumo. En ciudad, nada menos que 38 l/100 km. En carretera es mucho más económico, con casi 18 l/100 km.


 Galería: Lamborghini Diablo 1991 (Ver aquí galería por B R 1 Photography)