Mazda está celebrando sus primeros 100 años desde su fundación en 1920, en Hiroshima, Japón. |
Una de las cosas que hace aún más notable hasta dónde ha llegado Mazda es que, hace un siglo, apenas era un productor local de corcho artificial. Pero en 1921, el industrial Jujiro Matsuda se puso al frente de la Toyo Cork Kogyo y la transformó, primero en un fabricante de maquinaria industrial y,
posteriormente, de automóviles.
El primer modelo fue un vehículo de tres ruedas —el Mazda-Go—, que salió a la venta en 1931. Rápidamente ganó una gran popularidad y se sometió a un proceso de mejora constante; por ejemplo, en 1938 se equipó con una innovadora transmisión de cuatro velocidades que redujo su consumo en un 20%. La empresa llegó incluso a presentar un turismo en 1940, pero la Segunda Guerra Mundial truncó su producción. En cambio, la fabricación de vehículos de tres ruedas se reanudó en 1945, pocos meses después de la caída de la bomba atómica sobre Hiroshima.
Durante la posguerra, la prioridad fueron los vehículos comerciales y el primer turismo tendría que esperar hasta 1960. Era el Mazda R360 y supuso un éxito rotundo dentro de la floreciente clase kei. Además, allanó el camino a toda una gama de exitosos modelos sedán, wagon y coupé, que siguieron su estela.
Mientras tanto, y con un planteamiento nada convencional, Tsuneji Matsuda —el hijo y sucesor de Jujiro— consiguió ahuyentar al fantasma de una fusión forzada con otro fabricante más grande, dentro del proceso de reorganización del sector promovido por el gobierno japonés. En 1961, la empresa firmó un acuerdo de licencia con el fabricante alemán de automóviles NSU, para desarrollar y producir el nuevo motor rotativo Wankel, más compacto y ligero. Esta tecnología única permitió a Mazda diferenciarse y mantener su independencia.
A partir de ese momento, los ingenieros japoneses se embarcaron en un desafío que a muchos se les antojaba imposible. Pero, en 1967, el futurista Mazda Cosmo Sport/110S se convirtió en el primer modelo de producción en serie equipado con un motor de dos rotores. Aquel fue el principio de una historia de éxito que llevó a la marca a lanzar numerosos modelos —entre ellos el deportivo RX-7— y a vender cerca de 2 millones de vehículos con motor rotativo en el curso de los años. Mazda también demostró su capacidad técnica en los circuitos de carreras. En 1991 se convirtió en la primera marca asiática en ganar las 24 Horas de Le Mans, con el Mazda 787B de cuatro rotores, en lo que ha sido la única victoria en esta prueba de un un motor sin pistones.
El motor rotativo refleja el espíritu de Mazda y es un elemento central en su fascinación por el placer
de conducir. Para el año 1984, cuando el nombre de la empresa cambió oficialmente a Mazda Motor
Corporation, ya estaban sembradas las semillas de una nueva leyenda. En concreto, la de un deportivo
ligero llamado Mazda MX-5. Diseñado en torno al concepto del Jinba Ittai, que describe la conexión
entre el conductor y su vehículo, vio la luz en 1989, en un momento en el que los biplazas
descapotables prácticamente habían desaparecido.
Sin embargo, en Mazda estaban convencidos de
que siempre habría un mercado para el placer de conducción en estado puro, sobre todo si tomaba la
forma de un vehículo accesible. A día de hoy, cuatro generaciones después, el Mazda MX-5 continúa
siendo el deportivo más vendido de todos los tiempos. En 2016 superó la marca del millón de unidades
vendidas.
El motor rotativo de Mazda ha sido muy importante a la hora de desarrollar sistemas de propulsión
alternativos. Como el HR-X, un concept con motor rotativo de hidrógeno de 1991 que, a su vez, condujo
a prototipos como el Mazda RX-8 Hydrogen RE y el Mazda5 Hydrogen RE Hybrid. Asimismo, sentó
las bases de la revolucionaria tecnología Skyactiv de Mazda, un conjunto de motores, transmisiones,
plataformas y carrocerías optimizados en busca de la máxima eficiencia, para llevar el placer de
conducción Jinba Ittai a todos los modelos de Mazda. La tecnología Skyactiv se lanzó en 2012 y es
sinónimo de innovación constante, una seña de identidad para Mazda.
Uno de los resultados más recientes de este espíritu pionero es el revolucionario Skyactiv-X, un motor
de gasolina único en el mundo que combina las ventajas de las tecnologías de combustión interna más
avanzadas. Otro hito es la próxima llegada del Mazda MX-30, el primer vehículo 100% eléctrico con
sistema de propulsión e-Skyactiv.
Se trata de un modelo que marca el futuro de Mazda pero que
también rinde homenaje a su pasado, con sus puertas freestyle de apertura inversa, que ya incorporaba
el deportivo Mazda RX-8, y un comportamiento dinámico que consigue trasladar el concepto Jinba Ittai
a un vehículo eléctrico. Asimismo, su habitáculo incluye elementos como el corcho, un material
respetuoso con el medio ambiente que recuerda los humildes comienzos de la compañía, cuando solo
era Toyo Cork Kogyo.