El toro solitario: Lamborghini presenta al Egoísta

miércoles, 15 de mayo de 2013



Una cruza de avión y superdeportivo. Lamborghini Egoista.
Si alguien decía que los Lamborghini eran estrafalarios, era porque no conocían al Egoísta, la última creación de los cuarteles de Sant’Agata Bolognese. Su diseño es una cruza de monoplaza con avión caza, y lleva bajo su capot un impulsor V10 de 600 cv. Más detalles de este ejercicio de diseño, a continuación.

Dentro del marco de la celebración de los 50 años de la marca, ya pudimos ver varios modelos que conmemoraban esta fecha tan especial. Primero fue el concept Veneno (ver nota), después el Aventador Anniversario (ver nota). Ahora Lamborghini nos muestra otro más, el Egoísta.

De concepción monoplaza, de ahí el nombre para un solo ocupante, este estudio de diseño, porque más que un concept, es una muestra que Lamborghini es la equivalente a Salvador Dalí del mundo automotríz. Este ¿avión con cuatro ruedas? nació bajo la responsabilidad de Walter De Silva. Sí, el mismo diseñador que hizo el Golf 7, lo más parecido a un Ipod transformado en auto. Eso sí, no lo diseñó él, sino dos miembros de su equipo: Alessandro Dambrosio se encargó del exterior, y Stefan Sielaff del interior.


La carrocería está compuesta por paneles de fibra de carbono, combinados con elementos como las llantas,  fabricadas en un material capaz de pasar desapercibido ante los radares, ¿Para qué? Sencillo, es Lamborghini. Sus modelos tienen que tener extravagancias de cualquier tipo y calibre, sin tener que justificarlas. Los vidrios son anaranjados y con protección antideslumbrante, igual a los usados por los aviones de caza. El remate trasero lleva dos enormes salidas de escape, que emulan las turbinas de un jet.

El diseño se caracteriza por lineas afiladas y según su creador, en el frente lleva la forma de la cabeza de un toro agazapado listo para embestir. Digamos que le creemos. Las ópticas son de Xenón, y los diodos luminosos se diseminan por toda la carrocería, en colores blanco, rojo, verde y naranja. A ver si adivinan al igual de qué medio de transporte no-terrestre. Ya que seguimos con el tema aeronáutico, lleva algunas señales de advertencia como "Jet fuel only" (solo combustible de avión), o el “Step here” (pise aquí) en la entrada al puesto de conducción. ¿Acaso querían hacer un jet y no pudieron terminar las alas a tiempo?


Más que habitáculo, cuenta con una cabina que parece haber tomado prestada de un avión caza. Roban el protagonismo una butaca de competición con cinturón de seguridad de cuatro anclajes, un visor octogonal y transparente, tipo Head Up Display, en donde se proyecta la información de velocidad o navegación, además del volante, que está más cerca de los mandos de una nave de Star Wars, que de un deportivo terrenal. Completan este ambiente auto-aeronáutico, la fibra de carbono, los apliques de aluminio, o el tapizado capitoneado anaranjado. Como siempre Lamborghini usando colores sobrios. Apago el cartel de "ironía" y sigo.

Para entrar o salir, antes habría que ser un maestro del Twister. Primero hay que abrir la cápsula de la cabina, al igual que un avión, aunque parezca ya muy obvio a estas alturas. Luego, extraer el volante, y recién ahí ingresar. Al salir, hay que pararse, sentarse sobre el lado izquierdo y girando hacia afuera, para poder bajarse. Ah, otro detalle extravagante más, imposible de pasar por alto: la cabina se puede extraer entera de la carrocería. Sí, leyeron bien.

El Lamborghini Egoísta lleva un motor V10 de 5.2 litros que produce una potencia de 600 cv al eje posterior, y su ubicación es central trasera. Espero sus opiniones al respecto de este verdadero manifiesto de como hacer un diseño llamativo, o de cómo los Hot Wheels un día llegaron a tocar el corazón del diseño italiano.