El Bugatti Veyron deja las líneas de producción, ya que próximamente llegará su reemplazante. |
Para despedir al Bugatti Veyron, me voy a tomar una licencia. Literalmente. Como hace algún tiempo atrás, me tocó escribir para una publicación la historia del modelo, hoy haré un resumen de ese texto.
Con el fin de actualizar la nota, les comento que la unidad número 450 del Veyron se mostrará en el Salón de Ginebra 2015, como cierre de la producción que se iniciara hace ya 10 años. Por ahora no hay imágenes del mismo, por lo que suponemos que en las próximas semanas serán develadas. Sin más, la nota.
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Tras la compra en 1998 del Grupo Volkswagen, Bugatti retornó a
Molsheim, su lugar de
nacimiento en Francia,
para darle vida en 2005
a uno de los vehículos de
calle más caros y potentes
de la historia, el Veyron
EB 16.4. (EB en homenaje a su fundador, Ettore Bugatti)
Esta verdadera bestia lleva
una mecánica W 16, es decir, dos motores V8
unidos, formando una “W”, con una cilindrada
de 8.0 litros, 64 válvulas, y cuatro turbos.
La
potencia declarada es de 1.001 cv, el equivalente
a la potencia de 10 Volkswagen Gol, aunque en
bancos de prueba de motores, ha llegado hasta
los 1.020 cv.
La primera versión de serie, que dejó de producirse
en 2011, llegaba a los 408 km/h. Sin
embargo, en abril de este año, la
versión Vitesse WRC (World
Record Car) del Veyron
Super Sport (lanzado en
2010), alcanzó los 431
km/h, logrando el récord
Guinness de velocidad
en vehículos de calle.
Obviamente también
es el más potente en la
actualidad, con 1.200 cv.
Hay ocho Vitesse WRC
Veyron Super Sport en todo
el mundo, y su precio ronda los
dos millones y medio de euros.
Al igual que muchos superautos, el Veyron
tiene varias ediciones especiales que lo hacen
todavía más exclusivo. La más destacada –por
exótica– es la L’OrBlanc de 2011. Hecha a
pedido, hay una sola en todo el mundo, y tiene
piezas en porcelana en la carrocería.
Ese mismo
año se presentaron en Dubai, tres unidades de
una edición llamada Middle East. Una de ellas
se vendió a 1,58 millones de euros y las otras
dos a 1,74 millones de euros cada una. ¿En qué
se destacan? Hay tres unidades llamadas así,
nada más.
El Veyron cuenta con algunas piezas muy especiales,
como el alerón posterior, que no solo
sirve para generar carga aerodinámica
sobre la carrocería, también
trabaja como un freno de
aire, con la misma acción
que tiene un flap de un
avión.
Y lo que es más
curioso: está desarrollado
por una empresa
aeroespacial alemana,
llamada Heggemann.
La construcción de todo el
auto tiene el mismo grado
de detalle que un reloj suizo.
Cada una de las piezas de titanio
y aluminio que forman al impulsor
llegan desde la fundición a la fábrica en valijas
acolchadas, para que sean ensambladas por solo
ocho operarios, a quienes esa tarea les demanda
una semana por motor. Otras 16 horas requiere
hacer el radiador, también a mano.