El último de su especie: se despide el Bugatti Veyron

domingo, 15 de febrero de 2015



El Bugatti Veyron deja las líneas de producción, ya que próximamente llegará su reemplazante.
La marca más exclusiva y lujosa del Grupo Volkswagen estará despidiendo a su modelo Veyron en el próximo Salón de Ginebra. Lo hará con una versión especial limitada a una sola unidad, que se expondrá en la muestra suiza a modo de homenaje al producto que volvió a Bugatti a la vida en 2005.

Para despedir al Bugatti Veyron, me voy a tomar una licencia. Literalmente. Como hace algún tiempo atrás, me tocó escribir para una publicación la historia del modelo, hoy haré un resumen de ese texto.

Con el fin de actualizar la nota, les comento que la unidad número 450 del Veyron se mostrará en el Salón de Ginebra 2015, como cierre de la producción que se iniciara hace ya 10 años. Por ahora no hay imágenes del mismo, por lo que suponemos que en las próximas semanas serán develadas. Sin más, la nota.

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Tras la compra en 1998 del Grupo Volkswagen, Bugatti retornó a Molsheim, su lugar de nacimiento en Francia, para darle vida en 2005 a uno de los vehículos de calle más caros y potentes de la historia, el Veyron EB 16.4. (EB en homenaje a su fundador, Ettore Bugatti) Esta verdadera bestia lleva una mecánica W 16, es decir, dos motores V8 unidos, formando una “W”, con una cilindrada de 8.0 litros, 64 válvulas, y cuatro turbos. 


La potencia declarada es de 1.001 cv, el equivalente a la potencia de 10 Volkswagen Gol, aunque en bancos de prueba de motores, ha llegado hasta los 1.020 cv. La primera versión de serie, que dejó de producirse en 2011, llegaba a los 408 km/h. Sin embargo, en abril de este año, la versión Vitesse WRC (World Record Car) del Veyron Super Sport (lanzado en 2010), alcanzó los 431 km/h, logrando el récord Guinness de velocidad en vehículos de calle. 

Obviamente también es el más potente en la actualidad, con 1.200 cv. Hay ocho Vitesse WRC Veyron Super Sport en todo el mundo, y su precio ronda los dos millones y medio de euros. Al igual que muchos superautos, el Veyron tiene varias ediciones especiales que lo hacen todavía más exclusivo. La más destacada –por exótica– es la L’OrBlanc de 2011. Hecha a pedido, hay una sola en todo el mundo, y tiene piezas en porcelana en la carrocería. 


Ese mismo año se presentaron en Dubai, tres unidades de una edición llamada Middle East. Una de ellas se vendió a 1,58 millones de euros y las otras dos a 1,74 millones de euros cada una. ¿En qué se destacan? Hay tres unidades llamadas así, nada más. 

El Veyron cuenta con algunas piezas muy especiales, como el alerón posterior, que no solo sirve para generar carga aerodinámica sobre la carrocería, también trabaja como un freno de aire, con la misma acción que tiene un flap de un avión. 


Y lo que es más curioso: está desarrollado por una empresa aeroespacial alemana, llamada Heggemann. La construcción de todo el auto tiene el mismo grado de detalle que un reloj suizo. Cada una de las piezas de titanio y aluminio que forman al impulsor llegan desde la fundición a la fábrica en valijas acolchadas, para que sean ensambladas por solo ocho operarios, a quienes esa tarea les demanda una semana por motor. Otras 16 horas requiere hacer el radiador, también a mano.

(Extracto de la nota originalmente publicada en la primera edición de la revista "Automóviles" de El Observador, por Rodrigo Barcia).