Cambio radical: Chrysler presentó en Detroit al renovado 200

martes, 21 de enero de 2014



Ahora sí: Chrysler tiene un modelo competitivo para atacar el exitoso segmento D del mercado norteamericano.
La marca norteamericana presentó, en el marco de un nuevo Salón del Automóvil de Detroit, a la segunda generación del Chrysler 200. Llega con más tecnología, un diseño trabajado y atractivo y atención al comportamiento dinámico. Lo conocemos en detalle, tras el salto.


El Chrysler 200, en su primera generación, nunca recibió críticas favorables. Siempre tuvo cierta imagen de auto de alquiler, y seguramente nadie que buscara un auto -no un transporte- lo hubiera tenido en cuenta como una opción interesante.

Pero la marca pateó el tablero. Tomando como punto de partida la plataforma de la Jeep Cherokee (ver nota) y el Dodge Dart (ver nota), basada a grandes rasgos en la del Alfa Romeo Giulietta, crearon la segunda generación del 200.


El diseño, a cargo de Ralph Gilles -creador del SRT Viper (ver nota)- es un acierto. El frontal destaca por las lineas fluidas y elegantes, pero con una cuota de agresividad que llega por parte de los faros con luces LED integradas y los nervios del capot.

El lateral repite la misma fórmula. Sin caer en estridencias, se logra un equilibrio entre limpieza de líneas y deportividad, gracias a detalles como los pasarruedas marcados o el pilar C de marcada inclinación que parece perderse en el tercer volumen.


La trasera se caracteriza por los faros horizontales con luces LED de serie, junto con un generoso difusor que aloja a las -igualmente generosas- salidas de escape en ambos extremos. Detalle interesante: el alerón integrado en la tapa del baúl. 

Puertas adentro, encontramos tres niveles de terminación: Nueva York -básico-, Sausalito -beige- y Detroit -en negro, con acentos deportivos-. Tanto el diseño como los materiales se encuentran a millas de distancia del 200 anterior, con la incorporación del sistema UConnect en la consola central.


Pero no todo es halagos. Debajo del capot emplea dos mecánicas que -opinión personal- no están acordes a un desarrollo moderno. El primero es el 2.4 Tigershark de cuatro cilindros, que eroga 184 hp y 185 Nm de par máximo a las 4.600 rpm.

Por encima se ubica el 3.6 Pentastar V6, con una potencia máxima de 295 hp y 355 Nm de par disponibles a partir de las 4.250 rpm. Hablamos de dos motores totalmente ajenos al downsizing, a la inyección directa y a elementos como el start&stop.


Se asocian con una transmisión de nueve relaciones automática. La tracción integral estará de serie en los 200 con impulsor V6, u opcional en los 2.4 Tigershark.