martes, 15 de agosto de 2017

Probamos al Renault Sandero R.S.: una inyección de carácter

Entró a nuestro garage el primer hot hatch de Renault para el mercado regional, el Sandero R.S. 2.0.
Por cinco días y más de 800 kilómetros estuvo con Autoblog la última novedad de Renault a nivel local. Se trata del Sandero R.S. 2.0, el denominado "latin hot hatch" pasó por nuestro garage y será la próxima evaluación que podrán leer. Pero como ya es un clásico, antes tendrán un pequeño adelanto.


Probar autos como medio de vida tiene sus días inolvidables, no puedo negarlo. Pero en los últimos años la industria automotriz está pecando de una falta de carácter en los productos que se presentan que a (nosotros) los petrolheads nos está haciendo más daño que nunca. Y es una charla que tengo con mis amigos fierreros de forma recurrente.

Incluso hace algunas semanas atrás hablando con Fernando Parrado mientras hacíamos esta nota (ver entrevista), nos intercambiábamos pareceres sobre autos que ambos habíamos manejado. En un par, que no vale la pena mencionar, los dos llegamos a una curiosa y preocupante conclusión: hay modelos que se parecen tanto entre sí en la forma en la que se comportan, que podrías escribir dos reviews solo cambiando los nombres y ningún lector se daría cuenta.


Y lo peor de todo, es que es cierto. Esta industria "pasteurizada" nos llevó a los testers a tener que afinar más nuestros sentidos, a tener un paladar más negro y también a ejercitar nuestros dedos y mentes para poder transmitirles a ustedes algo que tras días de usarlo, muchas veces no nos deja nada en el alma. Es el síndrome "merengue", que muchos periodistas usamos como analogía para describir algo que cumple una función casi que decorativa, pero no llena.

A tal punto llega este problema que muchas veces me consultan si probé tal o cuál auto, y con el primer golpe de honestidad digo que no, aunque luego vaya a revisar el (ahora) vasto archivo de Autoblog y en efecto me dé cuenta que sí, ese auto estuvo conmigo por más de 500 kilómetros y sin embargo, mi memoria emotiva no puede rescatar una sola cosa digna sobre él para decir.


Podría apelar a que estoy quedándome viejo y los achaques de la edad me están empezando a atacar por la espalda. Pero esa charla con "Nando" me hizo caer en la realidad de que sí, muchas marcas están dejando la pasión y el carácter como algo poco importante a la hora de desarrollar un automóvil. Y sí, hay separar entre los "automóviles" y "medios de transporte". Unos mueven emociones, otros gente y objetos de un lugar a otro.

Por eso cuando supe que Renault iba a vender en el Mercosur un hot hatch basado en el mundano Sandero, pero con todo el savoir fair de Renault Sport en sus entrañas, recuperé un poco la fe en la industria y en aquellos ingenieros y diseñadores que todavía ponen una cuota de pasión en lo que hacen, más allá de lo que le pidan los ejecutivos.


Mientras en otras partes del mundo los hyper hatchs son la última moda, con potencias por encima de los 300 cv, inalcanzables para el bolsillo del fierrero promedio, darle a ese consumidor algo que escape de esa masa sin sabor de productos, pero a un costo razonable, es una bocanada de aire fresco en el rostro y un gol que se grita desde todas las tribunas.

Pero si además de todo eso, tras usarlo te queda grabado un recuerdo bien claro y nítido de que estás manejando un auto del que podrás hablar maravillas en asados, charlas o notas por el resto de tu vida, entonces el combo que lograron es espectacular. ¿Será el caso del Sandero R.S.? Lamento decirles que para responderles esa pregunta, tendrán que esperar unos días más.