Probamos al Suzuki Celerio: un cambio de imagen

martes, 28 de marzo de 2017



Probamos al Suzuki Celerio en su variante más equipada, denominada GLX y con transmisión manual.
Durante cuatro días y por más de 520 kilómetros evaluamos a uno de los citycars de Suzuki, el Celerio. Probamos a la variante GLX con transmisión manual para conocer a esta segunda generación de un modelo que pasó de tener un diseño extravagante a uno más conservador y práctico.

Diseño. Todo el mundo habla de diseño. Unas líneas atractivas venden más que unas que no lo son. El comercio pasa por la imagen y la imagen por el comercio. Por eso el fracaso o el éxito de un producto de consumo depende mucho de qué tanto atraiga al público.

Muchas veces algo que apunta a un estilo más conservador tiene una recepción menor que uno más extravagante. Y es tan díscolo este enunciado, que también sucede al revés en algunos casos.


Por eso el caso del Suzuki Celerio es un ejemplo de cómo el diseño puede cambiar la imagen de un producto. La primera generación (ver lanzamiento) tenía un estilo casi de amor/odio, con líneas jugadas y distintas a todos sus rivales e incluso dentro de la propia gama de la marca.

Sin embargo, al menos en Uruguay fue todo un éxito. Obvio que como todo automóvil en este mercado, el precio jugó un papel importante para ponerlo en la palestra, pero el estilo fue muy apreciado por muchos clientes. Es más, quedó como el auto más vendido en su segmento en el último quinquenio.


Eso sí, el Celerio de primera generación ganó una fama infundada (porque era un citycar honesto) de ser pequeño por dentro. Y no eran solo habladurías, el interior era reducido, en especial en las plazas traseras y el baúl solo daba para lidiar con el surtido de medio mes en el supermercado. Entonces el modelo de Suzuki fue elegido solo por parejas jóvenes, solteros o matrimonios adultos que quisieran tener un auto pequeño y fácil de usar para todos los días.

Sin embargo en la segunda generación (ver lanzamiento), Suzuki se encargó de mostrar al Celerio como un "pequeño gran auto". Incluso desde su comunicación se apela al concepto de "Extra Large Small Car", que habla a las claras de que ya no es un auto chico y acotado por dentro, sino todo lo contrario, su gran argumento de ventas es el espacio.


Pero esto se hizo en detrimento de uno de los pilares del anterior modelo, que era el diseño. Ahora el Celerio actual luce normal, corriente, convencional y hasta algunos se atreverían a decir, aburrido. Entonces caemos en la clásica dicotomía del diseño automotriz que es "form follows function", es decir, "la forma siguen a la función". Suzuki tomó los reclamos de sus usuarios alrededor del mundo y decidió reformular la filosofía del citycar.

No por ser pequeño por fuera, tiene que serlo por dentro. Casi el mismo mantra que repetían los diseñadores e ingenieros del primer modelo en el mundo en ser así: el Mini original. Pero dejando de lado a ese ícono y salvando las distancias, el Suzuki Celerio tuvo un cambio de imagen radical así como también en su concepción, siendo ahora una opción racional en un segmento donde la relación precio/producto muchas veces pesa más que el diseño. Por eso entró al garage de Autoblog y la evaluación completa la podrán leer el próximo viernes.