Esto no es un Porsche 911: RUF presentó en Ginebra al CTR

domingo, 19 de marzo de 2017



Esto no es un Porsche 911. Lo que estás mirando se llama RUF CTR y es un 911 de fibra de carbono con 710 cv de potencia.
Luego de años modificando y potenciando productos de Porsche, la firma alemana RUF llevó al Salón de Ginebra 2017 a su primer modelo creado 100% por ellos. Se denomina CTR y es un homenaje moderno al RUF CTR "Yellow Bird" del año 1987. Lo conocemos tras el salto.


Tal vez muchos de ustedes no saben de la existencia de una compañía como RUF Automobile Gmbh (así con mayúsculas). Fundada en 1939 por el señor Alois Ruf comenzó en Alemania como un service y garage.  Más allá de la complicada economía de posguerra, en 1949 agregó una estación de venta de combustibles a su complejo. Para 1955, el señor Ruf vio la necesidad de generar una empresa de buses turísticos, y luego de comprar uno, empezó esa aventura comercial en paralelo.


En 1963, la firma comenzó a especializar sus servicios de mantenimiento con la marca Porsche, una dirección que siguió su camino en 1974 cuando el hijo del fundador, Alois Ruf Jr., pasó a formar parte del directorio de la marca de Stuttgart. Un año más tarde nacía el primer modelo RUF y al día de hoy, la firma sigue estando manejada por la familia, en este caso por Alois y Estonia Ruf.

Pasada la clase de historia, vamos con el presente. En el 87º Salón de Ginebra, esta pequeña firma alemana presentó al CTR, su primer modelo 100% propio, aunque basado en el diseño y estilo del producto al que busca rendir homenaje, el RUF CTR "Yellow Bird" del año 1987. Este CTR 2017 se trata de la celebración de los 30 años de este modelo y de los cuales se producirán, justamente, 30 unidades.


Aunque parece un Porsche 911, solo lo hace en la forma, ya que está construido sobre un monocasco de fibra de carbono que le permite tener una masa de apenas 1.200 kg que le da una relación de peso/potencia de apenas 1,5 kg por cada cv. 

La tracción es al eje posterior y en relación a los neumáticos se vale de unos 245/35 ZR19 para el eje delantero y 305/30 ZR19 para el trasero, usando tuercas centrales para adosarlos a los enormes discos de frenos carbonocerámicos ventilados y perforados. Son de 380 mm adelante y 250 mm atrás, con seis y cuatro pistones cada uno respectivamente.


El impulsor es un 3.6 litros bóxer de seis cilindros asistido por dos turbos, al igual que el original CTR "Yellow Bird" del 87. Produce unos animales (otra expresión no me queda) 710 cv de potencia a 6.750 rpm y unos igualmente bestiales 880 Nm de par máximo, presentes a las 2.750 vueltas. 

Va acoplado a una transmisión manual de seis relaciones que trabaja junto a un diferencial de deslizamiento limitado. Acelera de 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos, mientras que el 0 a 200 km/h lo cumple por debajo de los 9. La velocidad final está en unos para nada modestos 360 km/h. Y no, acá no hay ABS, ni ESP ni nada. Mucha fe en las leyes de la física y a la calle.


El habitáculo es tan analógico como un tocadiscos. El cuero natural (de los tapizados), la fibra de carbono (de los asientos) y el aluminio (de la pedalera) se reparten en el interior de la misma forma que lo hacían en aquel Porsche modificado de hace 30 años atrás. 

El volante es de tres radios y sin un solo airbag o elemento de seguridad del 2017, todo como hace tres décadas atrás. Incluso conserva el tablero analógico de los 911 de antaño con el instrumental con los números color verde, haciendo referencia a los colores de RUF. La producción comenzará en 2018, en la planta de Pfaffenhausen, en Alemania a precios aún no divulgados.